Juan Carlos Blanco Periodista y consultor de comunicación
OPINIÓN

La buena salud del algoritmo nacionalista

El candidato del PNV a lehendakari, Imanol Pradales (izquierda) y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, tras la jornada electoral
El candidato del PNV a lehendakari, Imanol Pradales (izquierda) y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, tras la jornada electoral
H.Bilbao / EFE
El candidato del PNV a lehendakari, Imanol Pradales (izquierda) y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, tras la jornada electoral

Leía ayer una reflexión de César Calderón sobre las elecciones vascas del domingo en la que merece la pena detenerse un poco: más que quejarse de que en Euskadi la gente ha votado mal, lo que tendrían que hacer los constitucionalistas allí es "armar una oferta política que viva más allá de los procesos electorales y sea capaz de articular un relato alternativo al indepe". Compro este argumento: menos lamentarse de que no nos quieren lo suficiente y más trabajar para hacer más atractiva la oferta política propia.

Lo que nos ofrece la secuencia de convocatorias de Galicia, País Vasco y ya veremos en mayo si Cataluña es que el nacionalismo excluyente que vive de recoger los frutos de su queja constante hacia España tiene una ventaja competitiva sobre las fuerzas que apuestan por el consenso constitucional: sacan para sus ciudadanos mejores resultados allí donde se cuece casi todo, Madrid, y han apuntalado la idea de que, con ellos, la gente vive mejor.

Me podrán ustedes decir que en Galicia ha ganado el PP y que en Cataluña lo puede hacer el socialista Salvador Illa, pero no nos engañemos. La máquina de fabricar independentistas funciona mejor que el chatGPT. Sus algoritmos gozan de la mejor salud. El nacionalismo crece en votos. El BNG es la alternativa en Galicia. PNV y Bildu en el Cantábrico vasco. Y el prófugo Puigdemont le puede dar un buen susto al PSC… y a los independentistas de ERC.

Ser nacionalista irredento, hoy en día, es cool. Y ante eso quienes defienden una España unida en torno a los valores de la Constitución no pueden anclarse en la queja como si fueran Xavi Hernández y hubiesen perdido la liga en el Bernabéu. Echarle la culpa al empedrado son ganas de demostrar que se ha salido derrotado de antemano y que todo tu argumento pobretón se resume en decir que si hay muchos independentistas es porque Pedro Sánchez ha pactado con ellos para seguir en la Moncloa.

Hace falta un discurso más combativo, sí, pero también más comprensivo de la realidad plural que vivimos. Y hace falta un relato de ilusión y de orgullo que le acompañe, que le respalde y que convenza de nuevo a las grandes mayorías de que el proyecto constitucional y europeísta es el mejor posible. Y si no se arma este discurso, prepárense, porque a este paso vamos a tener nacionalismos y localismos hasta en Albacete y en Huelva. Total, si sale más a cuenta…

Mostrar comentarios

Códigos Descuento