Cómo conocer el olfato de los loros nos ayuda a cuidarlos mejor: "Nos sirve para preparar el enriquecimiento ambiental adecuado"

Uno de los loros del centro Avetropic.
Uno de los loros del centro Avetropic.
AVETROPIC
Uno de los loros del centro Avetropic.

Cómo los animales perciben el mundo es algo que el ser humano lleva estudiando décadas. Aunque lo habitual es que se investigue más sobre los comportamientos y la percepción del mundo de animales como perros, gatos u otros más cercanos a nuestras vidas, la realidad es que también existen estudios sobre otros animales más exóticos, como las psitácidas.

¿Qué sabemos sobre sus sentidos? ¿Son capaces de ver colores? ¿Huelen o saborean los mismos aromas y sabores que nosotros? ¿Qué sienten a través de las plumas? El problema que existe a la hora de estudiar la percepción del mundo de los loros es que cada especie es diferente, es decir, un loro amazónico no ve, huele o saborea de la misma forma en la que lo hace un loro australiano, por ejemplo, o al menos así lo demuestran los estudios realizados hasta la fecha.

Sin embargo, un reciente estudio realizado por un grupo de la Universidad Autónoma de Madrid ha descubierto que, a pesar de seguir siendo el sentido menos importante en el desarrollo de la vida de un loro, el olfato está más evolucionado de lo que se pensaba hasta ahora.

Así lo cuenta Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuya misión es salvaguardar el bienestar de las psitácidas que viven en condiciones de cautividad, quien explica que en la investigación han trabajado con psitácidas y con tucanes.

¿Qué sabíamos del olfato hasta ahora?

El experto en psitácida nos contaba hace unos meses que el olfato es el sentido de los loros que menos ha evolucionado con el paso del tiempo. "No existe mucha información al respecto, pero sí se sabe que lo tienen mejor de lo que se creía hace unos años", comenta Valls.

"Hay ciertas especies que sí se ha demostrado que tienen un sentido del olfato sobresaliente en comparación con otras, como por ejemplo los loros de Nueva Zelanda", añade el experto. "Sin embargo, estas son pocas especies". 

Los estudios realizados hasta la fecha demuestran que los loros son capaces de diferenciar entre diferentes olores, ya que son capaces de diferenciar tipos de hierbas, por ejemplo. "Al menos ciertos tipos de olores sí son capaces de diferenciarlos, no como se pensaba antes, que se creía que no tenían ningún tipo de olfato", comenta Valls. 

"Se ha demostrado también que, al menos en periquitos (que es con las aves con las que se suelen hacer las investigaciones) el olor tiene bastante importancia en la relación entre ellos", añade el experto en psitácidas. "La glándula uropígea segrega una especie de aceite para el mantenimiento de las plumas y éste tiene un cierto aroma. Se ha visto que las hembras son capaces de distinguir a los machos gracias a ese olor liberado por esta glándula".

Los guacamayos interactuaron más con el jugo de frutas, seguido del agua y, por último, con el vinagre

No obstante, este nuevo estudio ha desvelado algunos detalles más sobre este sentido y el valor que tiene para las psitácidas. "Se ha trabajado en Costa Rica con dos especies de amazonas y con el guacamayo escarlata", detalla Valls. "Y se ha visto que son capaces de discernir olores sin utilizar la vista".

En el estudio, colocaron una especie de recipientes con los que los loros interactuaban. En cada uno había esencias concretas (tres contenidos: agua, vinagre y jugo de frutas (papaya y plátano). "De esta forma evaluaron cómo responden los animales frente a esos tres recipientes que, desde fuera, se veían igual", detalla el experto en psitácidas.

"Los guacamayos interactuaron más con el jugo de frutas, seguido del agua y, por último, con el vinagre, algo que era de esperar. Sin embargo, las amazonas interactuaron prácticamente igual con el agua y la fruta, pero claramente rechazaron el vinagre", agrega Valls. "Lo que podemos sacar en claro de esto es que, hasta cierto punto, el olfato puede tener una afectación en las actividades de forrajeo (aunque menos que la vista o el tacto)".

En este sentido, Valls expresa que es un descubrimiento importante ya que nos permite utilizar también el olfato en el mantenimiento de loros en cautividad. "Nos sirve para preparar el enriquecimiento ambiental adecuado, algo que no se trabajaba nada porque se pensaba que no servía", concluye.

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