Un portacontenedores ha chocado este martes contra uno de los pilares del puente Francis Scott Key de Baltimore (EEUU) provocando el derrumbe total de la estructura, y dejando seis muertos en las aguas del río Patapsco. Este suceso, que ha dado la vuelta al mundo, tiene un precedente en España: el 13 de enero de 1998, el Discoverer Enterprisese se empotró contra en el puente de As Pías, partiéndolo por la mitad. Aunque aquella vez no hubo víctimas mortales.
Fueron las rachas de viento, que alcanzaron los 170 kilómetros por hora, las que provocaron que, sobre la 1:27 de la madrugada, la mayor plataforma de perforación del mundo (al menos, en aquel momento), el Discoverer Enterprise, rompiese las 16 estachas con las que estaba amarrada al muelle del astillero de Ferrol y se empotrase contra el puente de As Pías.
El aislamiento histórico de Ferrol
La gigantesca plataforma de prospección petrolífera, de unos 254 metros de largo, se empotró contra el punto más flaco del puente: las arcadas centrales, provocando el hundimiento de cien metros de la estructura viaria, que constituía la principal vía de comunicación de Ferrol con el resto de Galicia. Por suerte, no hubo que lamentar víctimas, porque ningún vehículo circulaba en aquel momento por As Pías.
"Fue la tormenta perfecta" recuerda el entonces concejal de Tráfico en Ferrol, Manuel Fernández-Castro Cancela en una entrevista con La Voz de Galicia. "Me dije: 'Esto es imposible que pueda ocurrir'. Se dieron muchas casualidades: el viento, que el barco no estuviese bien atado, que lo dirigiese a un punto determinado y que se fuese precisamente al centro, al punto más débil, el de los arcos", reflexiona.
Las consecuencias de aquel accidente fueron, sobre todo, logísticas. Ferrol se convirtió, prácticamente, en una isla dentro de Galicia. Todo el tráfico de entrada y salida tuvo que ser desviado por Narón y Neda, obligando a los conductores a recorrer 14 kilómetros extra. Se formaban caravanas en la carretera de hasta 10 kilómetros, que, según recuerda el exconcejal, "podían durar horas".
También se resintió la economía comarcal por las dificultades en el transporte y las comunicaciones, y aunque el puente de As Pías se reconstruyó en tiempo récord, la Autopista del Atlántico (AP-9) no llegaría a Ferrol hasta pasado un lustro. También quedó temporalmente interrumpido el suministro de agua potable para varios municipios de la comarca que se surtían por una tubería principal que cruzaba bajo el puente.
Aunque, sin duda, la peor parte se la llevó el banco marisquero de As Pías, porque los cascotes de hormigón del puente quedaron en el fondo, provocando una alteración del hábitat del mejillón, la estrella de mar y la almeja babosa. Los mariscadores se manifestaron durante años delante de la delegación de la Xunta para exigir la limpieza de los fondos marinos y compensaciones por sus pérdidas.
Por su parte, curiosamente, tras echar abajo todo un puente, el Discoverer Enterprise quedó intacto -apenas unas abolladuras-, y no se jubiló hasta el 2019, 22 años después del accidente que lo hizo célebre.
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