El bar de Pablo Iglesias abre entre carteles comunistas y fallos con proveedores: "Los de izquierdas siempre tenemos mala suerte"

El bar de Pablo Iglesias abre entre carteles comunistas y fallos con proveedores
El bar de Pablo Iglesias abre entre carteles comunistas y fallos con proveedores
El bar de Pablo Iglesias abre entre carteles comunistas y fallos con proveedores
El bar de Pablo Iglesias abre entre carteles comunistas y fallos con proveedores

El corazón de Madrid tiene a partir de ahora un nuevo inquilino: la taberna Garibaldi. Situada a pocos metros calle arriba desde la estación de metro de Lavapiés, un barrio especialmente conocido por su ambiente multicultural, esta nueva tasca podría pasar desapercibida como cualquier otra de la zona si no fuera porque detrás de ella se encuentra Pablo Iglesias. Su aspecto por fuera no revela ningún detalle, pero el exvicepresidente del Gobierno ha inaugurado esta semana su nuevo local entre cubiertos y detrás de la barra. "Estoy un poco nervioso porque los estrenos siempre son difíciles", reconocía la víspera en un vídeo que se ha vuelto viral en redes sociales y que parecía augurar un estreno que no ha estado exento de problemas.

Este martes, sin embargo, no había ni rastro del exdirigente de Podemos en Garibaldi. Tampoco había señal alguna de las pintadas que vandalizaron la fachada del comercio, cubiertas ya por pintura blanca, y la taberna, tras una fiesta de inauguración celebrada este lunes, ha abierto ya por fin sus puertas al público. "Vamos a sacarnos una foto junto a la entrada", exclaman dos de los curiosos que se han acercado hasta allí para apoyar la apertura e inmortalizar el momento antes de pasar a tomar una cerveza. 

Como ellos, decenas de personas se han congregado pasadas las 14.00 horas en el número 8 de la calle Ave María. Aunque ahora sea un bar, un cartel del antiguo 'Salón de Peluquería' da la bienvenida a todo aquel que quiera entrar. "Se corta el pelo a señoritas", reza otro letrero a la derecha de la entrada. "Servicio esmerado. Se sirve a domicilio", se lee a la izquierda. "Esto antes era otro bar, aunque totalmente distinto porque lo han reformado. Antes de eso era una librería y hace ya mucho era una peluquería", explica a este diario uno de los clientes, habitual del barrio. 

Entrada a la taberna Garibaldi.
Entrada al local de Pablo Iglesias.
J.M.

El establecimiento, aunque pequeño, ha conseguido reunir en sus primeras horas a un gran número de clientes que sí que saben quién es su dueño. Todo lo que se oye, de hecho, son conversaciones sobre política, con nombres como Iñigo Errejón o Yolanda Díaz que no tardan en salir en cualquiera de las esquinas. "No sé qué pensará Errejón de esto", se escucha decir a un hombre mientras se bebe una copa de vino. "Yo creo que Iglesias ha hecho muy bien apartándose de la política", defiende otro. 

La afluencia es tal que no hay, ni siquiera, hueco para todos en la parte delantera del local, compuesta por la barra y cinco mesas, así que la camarera indica a los que están de pie que pueden acceder a la parte trasera, donde disponen de más espacio. "Es un sitio pequeño, yo me lo esperaba mejor, de hecho en las fotos se veía como más grande, pero es suficiente", cuenta otro de los clientes que, cerveza en mano, ha decidido hacerse una foto junto a un cartel rojo que cuenta con la imagen de Pepa Flores en grande y las palabras "Por el comunismo es por lo único que vale la pena luchar y morir".

Taberna Garibaldi.
Cartel de la artista Marisol.
J.M.

Otra cartela, esta vez de Raffaella Carrà, y un "Siempre voto comunista" también forman parte de la decoración del establecimiento. Las imágenes de estas dos personalidades, conocidas por sus ideales de izquierdas, no son las únicas que cuelgan de las paredes. Hay también carteles llamando a la revolución del pueblo y una gran bandera de Palestina que, en señal de apoyo, decora precisamente la barra del bar en la que trabajan los dos camareros que han tenido que inaugurar la taberna. 

Las reservas, canceladas

"Hemos abierto bien, un poco liados porque estamos de estreno, pero esperamos que todo salga bien", explica una de las trabajadoras. Pese a ello, afirma que este martes han tenido que cancelar todas las reservas que tenían anotadas porque les han fallado algunos proveedores y no han podido contar con muchos productos. No han podido, de hecho, servir ningún plato con los que cuentan en la carta, entre los que se incluyen salmorejo, espaguetis, o incluso platos veganos bajo el título 'No me llame Ternera', en referencia a la famosa entrevista de Jordi Évole sobre el antiguo dirigente de ETA.  

La carta de la taberna Garibaldi
La carta de la taberna Garibaldi
J.M.

Los cócteles, por su parte, también llaman la atención con nombres como 'Fidel Mojito' o 'Ché daiquiri'. En esta ocasión, tan solo han contado con cervezas a tres euros y aperitivos como nachos, queso, pinchos de tortilla o frutos secos que un cocinero reparte de vez en cuando por las mesas para contentar a todos los que se han acercado. "Veníamos con la idea de comer, pero me han dicho que no se puede", indica a este diario otra clienta que, a pesar de todo, no duda en que volverá la próxima semana para cenar y probar la comida: "A los de izquierda es lo que nos pasa, que siempre tenemos mala suerte". 

Seguidores de Iglesias

Hasta el local también se ha acercado Patricia, una jubilada que ha decido sentarse junto a tres de sus amigos en la parte trasera del local. Detrás de ella, además, se encuentra un micrófono y el pequeño escenario que prevé acoger conciertos y eventos los fines de semana. "Hemos venido por solidaridad y por apoyo", afirma esta profesora retirada, que asegura ser seguidora de Iglesias: "Yo soy de Podemos, he venido porque, aunque viva lejos, me muevo mucho por el barrio y espero que a este bar le vaya también muy bien. Creo que va a venir bastante gente".

Taberna Garibaldi
Taberna Garibaldi
J.M.

Lo mismo asegura otro cliente que, con la versión republicana de la camiseta de la selección española de fútbol, presagia que el establecimiento tendrá clientela porque son muchos los que "vienen a apoyar". "Es pequeño, pero acogedor, yo he venido porque acabo de salir de trabajar y he pensado en acercarme a ver qué tal. Por aquí yo creo que somos todos de izquierdas, estamos todos igual...", comenta entre risas. 

Pasadas las 15.30 horas, el bullicio del principio da paso a cierta calma. Tras unas horas en las que han prevalecido las fotografías y los comentarios sobre la situación política, tan solo tres mesas siguen contando con consumidores que, fieles al bar, siguen charlando y bebiendo. "Vamos a volver, esperamos que aquí nos vayamos encontrando con mucha de nuestra gente", se oye decir a uno de ellos en su despedida. "Mientras no vengan los de Vox...", le responde su compañero. El nuevo bar de Lavapiés ya ha abierto sus puertas, aunque los inicios no sean fáciles. 

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