Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

La victoria que Sánchez necesita

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa, intervienen en la clausura del XV Congreso de los socialistas catalanes, celebrado el fin de semana en Barcelona.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa, intervienen en la clausura del XV Congreso de los socialistas catalanes, celebrado el fin de semana en Barcelona.
EFE / Quique García
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer secretario del PSC, Salvador Illa, intervienen en la clausura del XV Congreso de los socialistas catalanes, celebrado el fin de semana en Barcelona.

La inestabilidad generada por la convocatoria electoral en Cataluña le ha privado al Gobierno de la aprobación de unos presupuestos que necesitaba para apuntalar el inicio de una legislatura tambaleante. La renuncia a las Cuentas es una pésima noticia, pues son esenciales para hacer política económica y dar cumplimiento a muchas de las promesas en gasto social e inversiones.

El desistimiento presupuestario, que la Moncloa comunicó inmediatamente después del anticipo catalán, evidencia que la legislatura se aguanta con alfileres y que va a ser difícil que sobreviva a la sucesión de efectos mariposas.

El apoyo a Pedro Sánchez por parte de sus socios depende de múltiples circunstancias, de las concesiones que pueda ir haciéndoles, pero también de que estos no se peleen mucho entre sí. Si no hay Presupuestos es porque el Gobierno se temió que, pese a haber cumplido con la ley de amnistía, en ERC no estaban por la labor de votarlos tras el enfado con los Comunes y la nula influencia de Yolanda Díaz para corregir la negativa de sus correligionarios catalanes a las Cuentas de Pere Aragonès.

Pese al jarro de agua fría inicial para Sánchez, el anticipo en Cataluña puede serle de ayuda. El juicio popular sobre la polémica amnistía iba a resolverse en las europeas, que el PP quería convertir en un plebiscito. El insistente argumento gubernamental a favor de esa medida de gracia es que serviría para pasar página en la política catalana, aunque no iba a saberse hasta 2025.

El fiasco de las Cuentas de la Generalitat ha adelantado el examen al 12 de mayo, y la hora de la verdad ha llegado para el PSOE, que necesita de una victoria clara de Salvador Illa para confirmar esa hipótesis.

Es casi imposible que ERC y Junts vuelvan a pactar, y poco probable también que el independentismo sume mayoría con la CUP, así que todas las combinaciones pasan por el PSC, que sería la fuerza más votada, según las encuestas. Ese escenario anularía la amnistía como tema central en las europeas de junio, ya que las catalanas habrían resuelto esa cuestión a favor de las tesis gubernamentales.

El resultado en Cataluña es determinante para la continuidad de la legislatura. Si Illa alcanzase la presidencia, el balón de oxígeno para Sánchez sería enorme. En cambio, un fracaso lo arruinaría todo. Es pronto para saber cuál será el eje central del debate de las catalanas, aunque en buena medida dependerá del efecto que ejerza la probable candidatura de Carles Puigdemont. La amnistía hace creíble su regreso y puede galvanizar a una parte del separatismo. Ahora bien, la sociedad catalana está exhausta.

Los problemas reales, empezando por la atroz sequía, se acumulan sin resolver. Y ahí Illa tiene las de ganar.

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