El adelanto electoral en Cataluña lleva a Sánchez a poner la legislatura en stand-by ante otra batalla campal entre ERC y Junts

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, momentos previos a la reunión en el Palau de la Generalitat.
El presidente Pedro Sánchez y el president catalán Pere Aragonès.
Europa Press
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, momentos previos a la reunión en el Palau de la Generalitat.

El Gobierno había comenzado a encauzar la legislatura con el pacto para la ley de amnistía y enfilaba el camino hacia la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado para 2024, pero este miércoles el tablero político saltó (una vez más) por los aires. La decisión de Catalunya en Comú —el referente catalán de Sumar— de torpedear la tramitación de las cuentas de la Generalitat de Cataluña llevó al president Pere Aragonès a convocar elecciones anticipadas para el 12 de mayo. Y esa convocatoria ha desarbolado las negociaciones para los Presupuestos, tanto que la Moncloa confirmó a última hora del miércoles que renuncia siquiera a intentar aprobarlos este año y esperará a 2025.

El adelanto electoral pone en evidencia la debilidad parlamentaria en que se sustenta el Gobierno de coalición y es lo que ha llevado al presidente Pedro Sánchez a dar un volantazo en sus planes, puesto que estaba ultimando las negociaciones con Sumar para cerrar un borrador de cuentas que luego negociar con sus aliados parlamentarios. Esa hoja de ruta, que tanto el Gobierno como fuentes de los partidos independentistas veían con optimismo, se frustró en el momento en el que Aragonès decidió convocar los comicios. El motivo es sencillo: en plena precampaña electoral, ERC y Junts intensificarán su batalla por la hegemonía del independentismo, además de ser competidores directos del PSC en las urnas, y eso implica que ninguno querrá aparecer a ojos de su electorado como un partido que cede ante el PSOE en una negociación.

La legislatura, por tanto, queda en suspenso al menos hasta que se celebren las elecciones catalanas, se reconfigure el tablero político en la comunidad. Los comicios, no obstante pueden traer las primeras buenas noticias para el PSOE a nivel electoral desde su sorprendente resultado de las generales del 23 de julio. A diferencia de lo ocurrido en Galicia, donde los socialistas registraron los peores resultados de su historia, las encuestas pronostican que el PSC de Salvador Illa podría volver a ganar los comicios como ya hizo en 2021 e incluso mejorar sus resultados. 

Por otra parte, Junts y ERC van a someter al test de las urnas sus diferentes estrategias: pactista la de los republicanos, frentista la del partido que lidera Carles Puigdemont, que se perfila como el candidato de Junts. Y una victoria en el campo secesionista de ERC, que parte por delante de los de Puigdemont en las encuestas, serviría de espaldarazo para las posiciones menos extremas y alejadas de la vía unilateral hacia la independencia y más proclives a mantener una relación estable con el Gobierno.

Otra incógnita es cómo recibirá el electorado la decisión de Catalunya en Comú, la formación hermana de Sumar en Cataluña, de derribar los Presupuestos de la Generalitat. Los comuns llevaban semanas avisando de que no iban a aprobar las cuentas presentados por el Govern de ERC si Aragonès no se comprometía a paralizar la puesta en marcha de un macrocomplejo turístico de la multinacional Hard Rock. El proyecto, que contempla la construcción de casinos y hoteles, supone —a juicio de la formación que lidera Ada Colau— un pelotazo urbanístico que solo va a crear puestos de trabajo precarios y que va a generar perjuicios al medio ambiente. 

El Govern catalán trató hasta el último minuto de negociar con los comuns y, a la vez, llevaba días presionándolos incluso por boca del propio president Aragonès. No obstante, la formación, lejos de dar un paso atrás, ha mantenido el órdago desde principios de esta semana con el apoyo expreso de Sumar, que por boca del número 2 de Yolanda Díaz, Ernest Urtasun, aseguró el lunes que el proyecto Hard Rock "no tiene ningún sentido" y respaldó la posibilidad de rechazar los Presupuestos de la Generalitat.

Esa posibilidad fue tomando cuerpo con el paso de los días y las negociaciones de última hora no cambiaron la decisión de derribar las cuentas, que este miércoles por la mañana las dos alas del Gobierno central daban ya por segura. Fuentes de Sumar trataban de lavarse las manos recordando que los comuns son un partido independiente que toma sus propias decisiones, aunque obviando que Díaz tiene suficiente peso político como para, al menos, haber presionado para evitar la ruptura de la negociación. Y entre los propios dirigentes de los comuns el discurso estaba claro: "ERC y el PSC no nos van a tomar el pelo".

"El futuro de Cataluña no puede depender de un casino, no sé quién se han creído que son los comuns", señalaba este miércoles por la mañana un dirigente de la formación que lidera Ada Colau. Otro, en la misma línea, sostenía que la puesta en marcha de unos Presupuestos de la Generalitat en los que no se descartaba expresamente la construcción del macrocomplejo era un sapo completamente intragable para el referente catalán de Sumar. "Hemos votado tres presupuestos de ERC [para la Generalitat] y no han cumplido nada de lo prometido", se quejaba igualmente esta fuente.

El futuro de la legislatura, en el aire

No obstante, la pregunta que sobrevolaba todas las cabezas este miércoles en el Congreso, incluso antes de que se conociera el adelanto electoral y la renuncia del Gobierno central a sacar adelante los Presupuestos de 2024, era cómo afectaría este estallido del tablero político catalán a la estabilidad de la legislatura. Las fuentes de Sumar y de Catalunya en Comú consultadas intentaban quitar peso a su decisión de torpedear las cuentas de Aragonès asegurando que "el futuro de la legislatura en Madrid no debería depender" de ese desencuentro, especialmente porque ERC es "un partido soberanista" y debería tener claro —a juicio de estos dirigentes— que la estatal y la autonómica son carpetas diferentes.

Pero estas fuentes, sin embargo, admitían que no puede descartarse nada, y lo mismo reconocían dirigentes del ala del Gobierno controlada por el PSOE. Un dirigente de peso en la dirección socialista criticaba que la decisión de los comuns "no facilita" precisamente "la gobernabilidad" a nivel nacional, especialmente cuando la mayoría que sustenta al Ejecutivo es tan frágil y tiene como actores imprescindibles tanto a ERC como a Junts.

El propio Aragonès llevaba días avisando de que un escenario como el que finalmente se ha producido con la decisión de los comuns de derribar los Presupuestos de la Generalitat pone en jaque tanto las cuentas a escala nacional como la propia legislatura. "Todos somos adultos y sabemos que, sin unos presupuestos en Cataluña, estamos introduciendo riesgos que no valen la pena", señalaba hace unos días en una entrevista. Y, preguntado expresamente por Yolanda Díaz y Ernest Urtasun, aseguraba que debían ser "conscientes de la importancia de la votación sobre los presupuestos de la Generalitat".

Pese a que la decisión de los comuns siembra dudas sobre el devenir de la legislatura y pone en jaque las cuentas del Gobierno del que forma parte, este miércoles Sumar reiteró su apoyo al paso dado por el partido de Ada Colau. "ERC ha aceptado la imposición del PSC de impulsar el Hard Rock, el que sería uno de los macrocasinos más grandes de Europa con más de 1.200 máquinas tragaperras, acompañado de rebajas masivas de impuestos al juego, y que consumiría el mismo agua diariamente que un municipio de 30.000 habitantes", denunció Sumar en un comunicado, en el que acusó a Aragonès de "haber sido incapaz de llegar a un acuerdo".

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