El sueño de Lawla, llevar la música a su campo de refugiados: "Trae felicidad, da esperanza y aporta fuerza a los niños"

Aida junto a Lawla, en Tailandia.
Aida junto a Lawla, en Tailandia.
Cedida
Aida junto a Lawla, en Tailandia.

Lawla pertenece a la etnia Karen y lleva toda su vida viviendo en el campo de refugiados Mae La, en la frontera entre Tailandia y Myanmar. Sus abuelos y sus padres, como otras muchas generaciones, se conocieron ahí, donde todos dependen de ayuda humanitaria. Ahora bien, su experiencia en el albergue le ha hecho perseguir un sueño a sus 21 años: ser profesora de música para apoyar a los niños que se encuentran en la misma situación que ella.

Sin documentación ni recursos para vivir en condiciones plenas, las personas que residen en estos campos subsisten en gran medida gracias a las ONG, que se preocupan por luchar contra la explotación y ofrecerles un hogar. Una de estas organizaciones es Daughters Rising, que abrió el hotel Chai Lai Orchid en Tailandia para generar fondos y proporcionar un lugar seguro para las jóvenes de la etnia Karen en situaciones precarias.

"El destino que tienen todas las niñas y mujeres es bastante crudo porque no son reconocidas ni en Tailandia ni Myanmar, por lo que casi todas acaban en tráfico sexual", explica a 20minutos Aida Macho, profesora de baile y promotora de la campaña El Sueño de Lawla, con la que pretende recaudar 20.000 euros. Las donaciones irán destinados íntegramente para que la joven pueda estudiar música y usarla cómo terapia con los más pequeños.

Aida comenzó haciendo voluntariado hace cuatro años en un viaje a Tailandia que le cambió la vida. Allí conoció el día a día de los refugiados de Mae La, donde viven unas 50.000 personas del pueblo Karen. "Yo tenía un gran desconocimiento sobre la guerra civil de Myanmar hasta que fui como turista y me contaron la problemática", expone Macho, quien dejó Palencia para volcarse a ayudar a otros.

Tras casi 20 años de experiencia trabajando en Marketing y Publicidad en grandes multinacionales, como Sanitas o Ikea, esta palentina decidió cooperar con Daughters Rising para que niños y mujeres cumplan sus sueños. Así llegó hasta Lawla, para quien ha creado esta campaña con el objetivo de que pueda estudiar música y utilizarla con fines terapéuticos.

Lawla, refugiada en la frontera entre Tailandia y Myanmar, quiere ser profesora de música.

La vida en la frontera, un "zoo humano"

Crecer en el campo de refugiados no ha sido fácil para Lawla, como no lo es para ningún joven, sin embargo, encontró en la música un refugio que le ayudó a sobrellevar los peores momentos. Aprendió a tocar varios instrumentos, como el piano y el violín, en la iglesia de su poblado, que era el único lugar donde podía acceder a los mismos.

"Tiene un talento increíble", aclama la promotora de la campaña al tiempo que muestra su admiración por el objetivo "tan desinteresado" que tiene la joven: "A pesar de todo por lo que ha pasado, ella no quiere irse de la frontera, sino que está pensando en cómo usar su don para que los niños se evadan de estos momentos que les ha tocado vivir".

Y es que allí no tienen la posibilidad de acceder a una educación y los menores obtienen conocimientos por becas que les conceden algunas organizaciones y también gracias a voluntarios que van hasta allí para enseñarles diferentes materias. "No tienen facilidades humanas, ni siquiera pueden cultivar porque no hay terreno físico que puedan utilizar y tampoco pueden cruzar al campo de enfrente", lamenta.

En este sentido, desde la Fundación impulsan el empleo en el hotel Chai Lai Orchid para darles una oportunidad de crecimiento, tanto personal como profesional: "Se les brinda trabajo, si ellos quieren, para que tengan un salario digno y una formación en habilidades e idiomas y que así puedan dedicarse a la hostelería".  

Aida y Lawla junto a niños del campo de refugiado Mae La, en la frontera entre Tailandia y Myanmar.
Aida y Lawla junto a niños del campo de refugiado Mae La, en la frontera entre Tailandia y Myanmar.
Cedida

"Esta y otras medidas son las que permiten a los refugiados comenzar a prepararse para enfrentar una vida normal si llega el caso", manifiesta Aida al señalar que cuando le contaron la situación se quedó "muy impactada". "Una vez le pregunté a Lawla que cómo definiría la zona en la que vive y me contestó que era como un zoo humano".

Por ello, para cambiar esta percepción y darle "algo de color" al campo de refugiados, la joven quiere fomentar el ritmo y la melodía. "Lawla siempre dice que la música trae felicidad, da esperanza y aporta fuerza, porque transforma un estado negativo a uno mucho más positivo, y eso es súper importante cuando vives situaciones difíciles", asegura la promotora.

"Cuando descubrí lo que quería hacer me tocó mucho su historia, porque comprendo perfectamente lo que dice y yo misma he superado  momentos complicados gracias a la música y el baile, ya que era lo único que me hacía levantarme cada día", reconoce al garantizar que este poder de transformación puede cambiar la vida de una persona.

En este proyecto colaboran la Asociación AMGU, de España, y la Fundación Daughters Risign, de EEUU, pero Aida invita a cualquier organización, institución o centro de artes, música o danza a unirse a la causa para conseguir el sueño de Lawla poniéndose en contacto con ella.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento