BBVA eleva su previsión de PIB para España hasta el 2,1% en 2024, pero rebaja la de 2025 por los ajustes fiscales y el frenazo europeo

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el acto de inauguración de las jornadas 'La mujer en la Internacionalización de la economía española'
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el acto de inauguración de las jornadas 'La mujer en la Internacionalización de la economía española'
RODRIGO JIMÉNEZ / EFE
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en el acto de inauguración de las jornadas 'La mujer en la Internacionalización de la economía española'

El comportamiento de la economía española en los últimos trimestres está pillando a contrapié a la mayoría de analistas. El PIB del cuarto trimestre creció un 0,6%, una cifra mejor de la esperada por la mayoría de especialistas y que anticipaba futuras revisiones al alza de las expectativas para España en 2024. Esta mejoría en los pronósticos ya empieza a llegar. Uno de los primeros en elevar sus previsiones ha sido BBVA, el segundo banco más grande del país. El servicio de estudios de la entidad cree ahora que el PIB español crecerá un 2,1% en 2024, seis décimas más de lo que habían anticipado en noviembre del año pasado y una décima por encima de lo que espera el propio Ejecutivo. Así se refleja en el informe Situación España que ha dado a conocer este miércoles.

Sin embargo, aunque España está siendo capaz de crecer a buen ritmo en un contexto difícil, con una economía de la eurozona que lleva ya más de un año parada, en BBVA no terminan de ver claro que el país vaya a ser capaz de mantener este impulso a medio-largo plazo. Por lo pronto, el servicio de estudios de la entidad ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para 2025, que pasa del 2,5% al 2% por dos grandes motivos: por los ajustes que exigirá Bruselas y por la escasa demanda de la economía europea. 

Respecto a la revisión al alza para este 2024, BBVA destaca que el consumo de hogares y empresas y las exportaciones de servicios están funcionando mejor de lo que se esperaba en el anterior ejercicio de previsiones. La inmigración, que está teniendo un efecto muy destacado en la creación de empleo que se ha registrado en los últimos trimestres, y las ganancias de competitividad de las empresas españolas en un contexto europeo de debilidad también apoyan el crecimiento del país.

En el contexto internacional, el panorama energético es también más favorable de lo que se pensaba. Los precios del petróleo, gas y  electricidad —que tanto contribuyeron a elevar los precios de consumo en 2022— han seguido reduciéndose. Además, la política fiscal sigue apoyando la economía y la ejecución de los fondos europeos de recuperación ya funciona a pleno rendimiento. Los analistas de BBVA ven factible que, si se mantiene el ritmo de ejecución actual, España sea capaz de ejecutar los 80.000 millones en transferencias antes de que venza el plazo en agosto de 2026. 

El centro de estudios de la entidad observa también una cierta aceleración del crecimiento en este arranque de año. Su modelo de predicción a tiempo real sitúa el avance del PIB del primer trimestre algo por encima del 0,6%. Tanto el consumo interior como el de los visitantes internacionales sigue avanzando a buen ritmo.

En principio, España sería capaz de mantener en 2025 un ritmo de crecimiento similar al que se espera para este año. No obstante, los ajustes que exigirán la vuelta de las reglas fiscales y la debilidad en Europa lastrarán el crecimiento. Respecto a lo primero, los economistas del banco recuerdan que las nuevas reglas fiscales europeas entrarán en vigor en 2025 y exigirán un ajuste fiscal importante que podría restar tres décimas de crecimiento al país. Además, preocupa que la ralentización del crecimiento económico en ciertos países de la eurozona (como Francia o Alemania) y de determinados sectores (fundamentalmente la industria), pueda ser estructural.

Más allá de estos dos factores, preocupan también los escasos niveles de inversión que está registrando la economía española, que se ha desacoplado del resto de la UE en esta variable en los últimos años. También es un obstáculo el débil crecimiento de la productividad, un factor clave para mantener el empleo. En cuanto a los fondos europeos, esperan que el impacto de la adenda al plan de recuperación —en la que se movilizarán los 84.000 millones de euros en préstamos blandos— sea limitado. Sobre todo si se tiene en cuenta que las empresas están reduciendo sus créditos por los elevados tipos de interés fijados por el Banco Central Europeo.

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