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Ángel Gabriel Vega: "Sin mi madre me habría sido casi imposible completar mis estudios e investigaciones universitarias"

Ángel Gabriel junto a su madre y asistente Paqui.
Ángel Gabriel junto a su madre y auxiliar Paqui.
Foto cedida por Ángel Gabriel
Ángel Gabriel junto a su madre y asistente Paqui.

Ángel Gabriel Vega es de Gran Canaria, tiene 32 años y distrofia muscular de Duchenne, que lo lleva a necesitar una asistencia física constante. Puede que la palabra constante haga que la cabeza del lector vuele inicialmente a actividades dentro de hogar como ducharse o comer, pero qué hay de la vida fuera de casa.

Cuando Ángel Gabriel iba al colegio y después al instituto, existía la figura del auxiliar y gracias a ellos completó sus estudios. De ahí pasó a la universidad. Mientras cursaba primero de Ingeniería Industrial contó con la ayuda de un becario algunas horas a la semana durante el primer cuatrimestre pero cambió el plan de estudios y esta figura desapareció.

Para él lo ideal habría sido tener un auxiliar universitario, pero esta figura no existe, a pesar de ser necesaria para personas como Ángel Gabriel. Como la figura del auxiliar no existe y el becario solo duró un cuatrimestre, los padres de Ángel Gabriel tomaron la decisión de que fuera su madre, Paqui Artiles de 57 años, quien desempeñaría este papel.

Paqui ya prestaba apoyos de todo tipo a su hijo y recibió con alegría la noticia de que quisiera ir a la universidad. Tomada la decisión a nivel familiar, Paqui se convirtió en “la sombra” de su hijo.

Paqui no tiene estudios universitarios y poco ha importado. “No me pareció ni fácil ni difícil, era una cosa que tenía que hacer y no tenía la responsabilidad de presentarme a ningún examen”, explica. Ángel Gabriel dice que la tarea principal de su madre era escribir, tomar apuntes, aunque “se enteraba de bastantes cosas, ella se lo tomaba como un pasatiempo para ampliar conocimientos”.

Ángel Gabriel también estudió el Grado de Física con el apoyo de su madre. Ahí nació un lenguaje privado entre los dos. “A la hora de dictar era más fácil describir los símbolos matemáticos por su forma para que ella no tuviera que memorizar el nombre técnico de todo. Así aparecieron términos como ‘el tridente’ para la letra psi o el ‘ocho acostado’ para el símbolo del infinito”, cuenta Ángel Gabriel.

De hecho, lo más difícil para Paqui no ha sido algo de carácter académico, sino “tener que delegar parte del cuidado de mi otro hijo”. De todo el proceso universitario coinciden en que lo más difícil para los dos fue pasar muchas horas en el campus que les quitaron tiempo de estar con la familia. También es cierto que Paqui ha podido ejercer como madre y también como auxiliar de su hijo gracias a que “he tenido el apoyo de mi familia”. Si no, la conciliación no habría sido posible.

Gracias a su madre, las principales barreras que ha tenido que enfrentar Ángel Gabriel han sido arquitectónicas y alguna de adaptación de exámenes, pues “se estaba redactando la normativa cuando empecé Ingeniería".

A Ángel Gabriel le gusta mucho la investigación y uno de sus objetivos es dedicarse a ella de manera profesional, pues ahora mismo no trabaja. Para desarrollar su faceta profesional, Ángel Gabriel cuenta en su haber con el título de Ingeniería Industrial con su correspondiente doctorado, el Grado en Física en la Uned y un máster en esta última materia. “También sé varios idiomas que estudié en distintas escuelas de idiomas”, añade.

Para obtener el título de doctor dedicó su investigación a un tipo de cirugía para la corrección de dos de las malformaciones más comunes de la caja torácica.

La relación de madre e hijo con los alumnos y profesores ha sido muy buena. Los dos destacan que en la mayoría de los casos estaban prestos a ayudarlos en lo que pudieran necesitar. “Y a mí, como auxiliar, me han hecho sentir muy bien recibida en todas partes y no recuerdo que me hayan puesto pegas en ningún momento”.

“Mi madre ha desempeñado un papel fundamental en mi proceso académico, principalmente en mi etapa universitaria, ya que era quien me llevaba y asistía en clase”, cuenta Ángel Gabriel. “Nuestra relación ha sido muy buena, colaborando siempre en todo lo posible. La verdad es que sin mi madre me habría sido casi imposible completar mis estudios e investigaciones por lo que te decía antes de que no existe la figura del auxiliar universitario”, concluye Ángel Gabriel. 

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