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La labor del logopeda, fundamental tras ponerse un implante coclear: "Tienen que adaptarse a una nueva manera de escuchar"

Aprender a escuchar de nuevo tras un implante coclear requiere un proceso de rehabilitación.
Aprender a escuchar de nuevo tras un implante coclear requiere un proceso de rehabilitación.
FERRAN TRAITE
Aprender a escuchar de nuevo tras un implante coclear requiere un proceso de rehabilitación.

En España hay alrededor de 22.000 personas con un implante coclear, un dispositivo que permite recuperar la audición a personas con sordera profunda. En algunos casos, el implante se usa para recuperar una audición perdida y en otros para que niños que han nacido sordos puedan oír y adquirir lenguaje oral.

Sin embargo, no basta con implantar este dispositivo para que una persona sorda escuche correctamente, sino que, aunque proceso de recuperar la audición empiece con una intervención quirúrgica, es igual de importante la rehabilitación, un periodo en el que interviene un equipo multidisciplinar, liderado por el logopeda, y que se prolonga varios meses tras la operación.

Carmen Zoilo, Maestra de audición y lenguaje y responsable del servicio de logopedia de Fundación Aspas, nos explica cómo es este proceso y por qué es indispensable para mejorar la calidad de vida de las personas implantadas, "los avances tecnológicos y médicos, la detección, el diagnóstico precoz y la adaptación protésica han permitido cambiar el desarrollo lingüístico, cognitivo y afectivo-social de las personas con sordera profunda", asegura. Sin embargo, estos avances siempre tienen que ir de la mano de un elemento humano que les acompañe en el proceso de volver a escuchar.

Aprender a escuchar de nuevo

Un implante coclear pretende recuperar la función de un oído interno dañado, y lo consigue, pero lo que mucha gente no sabe es que el sonido que llega al cerebro a través de un implante coclear no es el mismo que nos llega a través de el oído de forma natural y ni siquiera el de un audífono. Por este motivo, las personas que escuchaban y que, posteriormente han perdido la audición, con un implante coclear oyen sonidos totalmente diferentes que hay que, como explica Carmen Zoilo, volver a aprender a escuchar.

Aunque esto se les advierte a las personas antes de un implante, muchas personas se decepcionan al ver que no oyen como esperaban, "a pesar de que les decimos que no van a escuchar igual que antes, que al principio no van a entender nada, hasta que no llega el momento, no se hacen a la idea. Por eso, las activaciones son muy bonitas, pero también muy frustrantes, porque vienen que un nivel de expectativas muy grande", cuenta.

Las personas recién implantadas suelen escuchar "una voz robótica, mecánica o  golpes de voz. Son sonidos que antes conocían, pero que ahora su cerebro no logra interpretar"

En esas activaciones, es decir, la primera vez que se conecta un implante coclear, los sonidos que perciben pueden variar mucho de una persona a otra, "depende del tiempo de privación de la audición, la estimulación, la causa de la sordera, su situación emocional, el uso de fármacos..., etc.", pero, en general, las personas suelen decir que lo que escuchan es "una voz robótica, mecánica e incluso como golpes de voz. Son palabras o sonidos que antes conocían, pero que ahora su cerebro no logra interpretar", 

Zoilo explica que esto ocurre porque "las personas escuchamos con nuestros oídos, pero entendemos con el cerebro. El implante coclear estimula las células nerviosas transformando las señales acústicas en impulsos eléctricos. A diferencia de los audífonos, los implantes son transformadores de señales, no amplificadores". 

Las señales eléctricas deben ser, por tanto, descodificadas e interpretadas por nuestro cerebro, al que le tenemos que enseñar una manera de escuchar y procesar la información totalmente diferente, "la rehabilitación es, por tanto, un proceso de adaptación a una nueva manera de escuchar, por eso no se trata de ponerte el implante y escuchar sin más. Requiere de tiempo y ajustes de programación. Con el audífono se escucha de manera natural, con el implante, no", remarca.

Por ejemplo, el cerebro tiene que ‘reprogramarse’ para no escuchar ruido de fondo, "los nuevos implantes ya están más preparados para mejorar el habla en ruido, pero aun así, es distinto, porque cuando escuchamos de manera natural, nuestro cerebro es capaz de diferenciar lo que es ruido de lo que es habla, pero con un implante, te entran todos los sonidos y es más difícil distinguirlos".

Poco a poco, el cerebro va aprendiendo, y bastan pocas semanas para empezar a notar cambios para bien, "al mes ya nos dicen que están empezando a entender un poquito y durante todo el año siguiente mejoran mucho la comprensión auditiva", explica.

Cómo es el proceso de rehabilitación tras el implante

La primera fase del proceso empieza con la cirugía, en la que se introduce la parte interna del implante coclear, el procesador. Posteriormente, cuando decida el cirujano, se coloca la parte externa, que puede ser a partir de la semana tras la operación, "los pacientes de nuestros hospitales se realizan las activaciones a las tres semanas tras la cirugía", cuenta Carme Zoilo. 

Tras esta activación, ya puede empezar la rehabilitación, que tendrá objetivos distintos en función de si el paciente es adulto o niño, es decir, de que si tenía previamente lenguaje oral, "en adultos, el objetivo es poder establecer una comunicación oral y participar de las actividades de la vida diaria de su entorno, y en niños, la adquisición del lenguaje".

Ya sea dirigido a uno o a otro, el proceso de rehabilitación siempre debe ir acompañado de un equipo multidisciplinar, en este caso, logopedas, programadores de implantes y médico ORL. Todos ellos tienen un objetivo común: "volver a restablecer las conexiones sinápticas y enseñar al cerebro a escuchar de forma diferente. Es un proceso de adaptación en el cual es muy importante hacer uso diario del implante, realizar las programaciones y/o revisiones con los programadores según seguimiento, crear entornos de escucha constante y tener en cuenta las características individuales". 

"En adultos, el objetivo es poder establecer una comunicación oral y participar de las actividades de la vida diaria de su entorno, y en niños, la adquisición del lenguaje"

La duración depende de cada persona, pero lo normal en adultos es que se alargue un año, primero, con sesiones semanales que posteriormente se pueden espaciar. La rehabilitación, como explica Zoilo, consta de cinco fases:

1. Detección: El objetivo principal es la ausencia o presencia de sonido.

2. Discriminación: Diferenciar entre un sonido igual o diferente. El primer paso son sonidos, para después pasar a palabras y frases.

3. Identificación: Se debe trabajar con apoyo visual para identificar posibles respuestas.

4. Reconocimiento: El usuario del implante debe repetir sin apoyo visual.

5. Comprensión: El objetivo principal es establecer una conversación abierta en diferentes entornos y aplicación a las nuevas tecnologías.

La sordera no desaparece

Carme Zoilo quiere dejar claro que, aunque una persona con un implante coclear pueda escuchar, hablar, llevar a cabo una conversación, etc., no debemos olvidar que su sordera no ha desaparecido, simplemente tiene herramientas que le ayudan a comunicarse, "llevar un implante no significa que dejes de tener dificultades auditivas. Tendrá un mayor acceso a la información, pero hay que seguir hablándole de frente, por ejemplo. El implante le permite hacer más cosas que antes, ser más autónomo, pero sigue siendo sordo". 

En el caso de los niños también hay que rebajar las expectativas, "en su caso, no nos centramos solo en la audición y en que adquiera lenguaje oral, sino que los objetivos son también desarrollar otras áreas cognitivas, motrices… se persigue una estimulación más global. Y hay veces que no solo tienen problemas de audición, así que puede haber niños que, tras el implante, oigan, pero no desarrollen lenguaje oral, y eso también hay que trasladárselo a las familias, hay que ajustar las expectativas", advierte.

Uno de los problemas que no tienen los niños es el tema de volver a aprender a escuchar, porque nunca antes han oído, "la manera natural de escuchar de ese niño que ha nacido sordo siempre va a ser con el implante, no va a saber si es o no robótica, no puede comparar", explica Carmen Zoilo.

En cualquier caso, la vida de las personas sordas tras el implante y la rehabilitación siempre es mejor de lo que era antes, aunque tenga que seguir teniendo algunas adaptaciones, "a nosotros nos llegan muchos adultos muy dependientes de familiares, aislados socialmente… psicológicamente está muy afectados, por eso, poder hablar con el que tienen al lado les da muchísimo ánimo", asegura la logopeda.

Por eso, la labor de los profesionales de la logopedia es tan importante, una labor, que no siempre se reconoce ni se facilita el acceso, pues en la sanidad pública apenas existe esta figura. Como en casi todos los recursos, depende de la comunidad autónoma en la que se resida para tener un mejor o peor acceso a un logopeda para realizar la rehabilitación post implante. 

Todas las personas con problemas de audición deberían poder acceder a un logopeda si lo necesitan, ya tengan 6 o 90 años

Además, lo más habitual es que se externalice el recurso a entidades especializadas, como en la que trabaja Carmen, "Fundación Aspas (Baleares) dispone de diferentes servicios y programas financiados con la administración pública, que permite atender a cualquier persona con sordera o hipoacusia, en todas las etapas vitales, es decir, de niños y niñas de meses de edad hasta personas de avanzada edad que se les ha colocado un implante. A partir de los 6 años, sólo deben tener reconocidos el 33% grado de discapacidad para poder ser atendidos".

En esta comunidad, el acceso a este servicio es incluso previo a la operación, "los hospitales implantadores de Baleares, previamente a la cirugía, ya nos derivan los pacientes para que puedan conocer otras personas con implantes cocleares, y atendamos sus dudas. Actualmente tenemos en nuestra Fundación un grupo de adultos postlocutivos que, siempre con un logopeda de referencia, está dispuesto a aclarar dudas", explica.

Carmen es consciente de que no en todas las comunidades este servicio funciona tan bien, "me consta que a partir de los seis años muchos niños se quedan sin logopeda, pero, aunque es cierto que los niños van necesitando menos recursos según crecen, todas las personas con problemas de audición deberían poder acceder a un servicio como el nuestro si lo necesitan, ya tengan 6 o 90 años, y no solo con el logopeda, sino tambien otros recursos, como el psicólogo, muy necesario en muchas personas con problemas de audición", reivindica.

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