Nueva York rinde homenaje por todo lo alto a Paco de Lucía en el décimo aniversario de su muerte

Cartel del homenaje a Paco de Lucía que tendrá lugar en Nueva York en febrero de 2024.
Cartel del homenaje a Paco de Lucía que tendrá lugar en Nueva York en febrero de 2024.
Oscar Mariné
Cartel del homenaje a Paco de Lucía que tendrá lugar en Nueva York en febrero de 2024.

Nueva York se rinde por completo a Paco de Lucía durante esta semana, para recordar su trascendental figura musical, en el décimo aniversario de su fallecimiento. Diferentes escenarios de la isla de Manhattan, incluido el Instituto Cervantes de la capital, acogerán el festival Paco de Lucía Legacy, del 20 al 24 de febrero, con numerosos actos que tendrán su inicio en una gran gala, el martes 20, nada menos que en el mítico Carnegie Hall, uno de los auditorios soñados por cualquier artista, donde Paco de Lucía se anunciaba en 1968 como ‘el Paganini de la guitarra’. Será una cumbre flamenca inédita, dirigida artísticamente por Julio Martí, junto al bailaor Farru e Israel Suárez 'Piraña', fenómeno de la percusión.

Entre los artistas destacados de esta primera noche en el Carnegie se encuentran bailaores como Farru y Farruquito; las guitarras de Al Di Meola, Josemi Carmona, Rafael Riqueni y Pepe Habichuela; las voces de Rubén Blades, Diego 'El Cigala', Carmen Linares, José Mercé y Sílvia Pérez Cruz; las percusiones de Israel Suárez 'Piraña', la kora de Madou Diabaté, el piano de Chano Domínguez, la flauta de Jorge Pardo y la armónica de Antonio Serrano. Serán un total de 33 artistas los que pasarán por el escenario de la Séptima Avenida

20minutos ha podido conversar con tres de los participantes más destacados de este homenaje (José Mercé, Jorge Pardo y Josemi Carmona), sobre la figura de Paco de Lucía, los recuerdos de sus vivencias compartidas y la impronta que su magisterio sigue ejerciendo sobre el flamenco y la música en general.

José Mercé es uno de los cantaores que actuarán en el Carnegie Hall de Nueva York, en el homenaje a Paco de Lucía.
José Mercé es uno de los cantaores que actuarán en el Carnegie Hall de Nueva York, en el homenaje a Paco de Lucía.
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José Mercé es una de las grandes voces del flamenco de las últimas décadas, un cantaor que no rehúye traspasar los márgenes del cante jondo y adentrarse en terrenos más experimentales, como demuestra en su último disco, Oripandó. "Tiene que ser así, porque camarón que se duerme se lo lleva la corriente (ríe). Hay que estar indagando, no inventando el flamenco porque todo está inventado, pero sí refrescándolo, sabiendo que estamos en el siglo XXI", reconoce el jerezano.

Su presencia en este gran homenaje en Nueva York resultaba obligada, desde la admiración que le profesaba a Paco de Lucía y la proximidad entre ambos. "Como 'tocaor' lo tenía todo. Tocaba en conciertos y acompañaba. No se le puede pedir más. Hemos pasado mucho tiempo hablando del cante, de la guitarra, de lo que es tocar para cantar, que es lo más difícil del mundo, más que tocar de concierto. ¡Los grandes acompañantes se cuentan con los dedos de una mano!". José traza un antes y un después a partir de la irrupción de Paco. "A partir del momento en que llegó Don Francisco Sánchez y formó el escándalo, se le tuvo respeto a la guitarra y se dio a conocer el flamenco en todo el mundo. Todos los grandes músicos y guitarristas han pillado cosas de él, y eso que Paco, en aquella época, no sabía de solfeo. ¡Todo lo pillaba de oído! Los grandes músicos se pasmaban. ¡¿Esto cómo es?!".

En su evocación de la figura de Paco de Lucía, al que conoció cuando con 13 años andaba por el tablao de Torres Bermejas, no falta algo de nostalgia por los tiempos irrecuperables. "En las buenas épocas, los mejores artistas del flamenco estaban en los tablaos de Madrid. Nos reuníamos todos en la cafetería Tulsa, enfrente de Torres Bermejas, a partir de las cinco o seis de la tarde, y luego cada uno se iba para su lado. Terminábamos en los tablaos y, cuando no íbamos de fiesta, Paco y yo acabábamos en los billares de Callao, jugando hasta las cinco de la mañana. Había una convivencia que hoy ya no existe. Eso ya se ha perdido", reconoce con pesar.

En cuanto a la impresión que el flamenco puede ejercer en cualquier persona, por alejada que parezca, nos ilustra con una anécdota ambientada en Estados Unidos. "Yo he vivido estar cantando por siguiriyas, por malagueñas o por soleá, y salirme un yanqui, ¡pero un yanqui auténtico de dos metros!, con sus tirantes, allí llorando delante de mí". Nos ha tocado en suerte la música más impresionante del mundo, maestro Mercé -le digo-. "¡De verdad que sí!".

Mercé rendirá su tributo a lo grande en el Carnegie: "Voy a homenajearlo con las siguiriyas de su madre Luzía, que es el cante puro más ortodoxo del flamenco".

Algunos músicos que van a participar en 'Paco de Lucía Legacy', paseando por una calle de Nueva York.
Algunos músicos que van a participar en 'Paco de Lucía Legacy', paseando por una calle de Nueva York.
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Nueva York fue una ciudad especialmente relevante para Paco de Lucía desde el momento en que allí conoció al gran Sabicas, un guitarrista al que él admiraba y respetaba como el maestro que logró cotas insospechadas en el virtuosismo técnico. El encuentro con su maestro tuvo lugar en 1962, cuando Paco de Lucía llegó a la ciudad norteamericana en el transcurso de una gira donde acompañaba al bailaor José Greco. 

Sabicas le escuchó tocar, advirtió las posibilidades de un chaval que apenas contaba catorce años y le dio un consejo que le impulsó a abrir camino por sí mismo desde ese mismo instante. En palabras del propio Paco de Lucía: "Me dijo que un guitarrista tenía que tocar su propia falseta, que un guitarrista no debía de copiar a nadie. Automáticamente empecé a hacer mis falsetas". Cinco años más tarde, en 1967, encontramos su primera grabación, La fabulosa guitarra de Paco de Lucía, donde dejaría testimonio indeleble de sus asombrosas facultades. Aquí el primer tema de ese disco, Gitanos Trianeros:

Jorge Pardo formó parte, junto al propio Paco, Rubem Dantas, Pepe de Lucía, Ramón de Algeciras y Carles Benavent de un sexteto que paseó el flamenco con aires de jazz por medio mundo. El flautista y saxofonista madrileño compartió giras con Paco y destaca su capacidad de integración en el conjunto y su humildad. "A Paco no le gustaba que le pasaran la mano por la espalda todo el rato. Ahora es el Maestro, un Dios, pero la verdad es que en la banda era un hermano mayor, pero uno más. El trato era de colegas, no de maestro, ni jefe. Por eso se mantuvo esa banda, porque todos teníamos nuestra personalidad y nuestro orgullo, y no habríamos aguantado estar al servicio de nadie", reconoce con franqueza. "Él era reservado en la media-larga distancia, pero si conseguías entrar en su círculo, sentarte a su mesa, entonces era un guasón".

Retrato del flautista y saxofonista Jorge Pardo, que participará en el homenaje a Paco de Lucía en Nueva York.
Retrato del flautista y saxofonista Jorge Pardo, que participará en el homenaje a Paco de Lucía en Nueva York.
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De los avatares de las giras iniciales nos cuenta en esta anécdota: "Una de nuestras primeras actuaciones en el extranjero fue en Bruselas -relata Jorge-. El avión llegó con retraso y nos repartimos en varios taxis a toda prisa. Resultó que mi taxista no sabía dónde estaba el teatro y anduvo recorriendo varios hasta dar con el correcto. Parte de los músicos llegamos con el concierto ya iniciado y nada más sentarme en la silla Paco se rio y ordenó "¡Un solo de flauta!". Eso ya se quedó como un sello que ocurría en todos los conciertos y todo viene de aquel primer concierto en Bruselas". comenta divertido.

En cuanto a sus particularidades, Jorge destaca algunas en las que ahora, con el paso del tiempo, se ve un tanto reflejado. "Paco era muy generoso con el dinero y nos invitaba siempre, cuando nosotros éramos unos ‘mataos’ (ríe). Sin embargo, era muy parco en darnos crédito público. No hacía grandilocuencia en las presentaciones. Quizás yo también me veo un poco así ahora". El miércoles 21 de febrero, Jorge Pardo, Chano Domínguez, Javier Colina y Silvia Pérez Cruz ofrecerán un concierto en Le Poisson Rouge, como parte de este rosario de actividades.

Jorge y Paco se conocieron en 1977, en los antiguos estudios de grabación de Polygram, sello que compartían, "Nuestro grupo por aquel entonces, Dolores, estaba en una sala de grabación y él estaba en la de al lado. Le habíamos pasado una grabación nuestra. Un día estábamos en la cafetería y Paco se nos acercó y nos dijo que era muy guapo lo que hacíamos. Estaba haciendo un disco dedicado a Manuel de Falla y quería meter una banda para la Danza del Fuego. Los arreglos que le habían preparado no le convencían mucho así que nos pidió meternos en su estudio a ver qué salía. Así comenzamos a colaborar". Y así sonaban juntos: 

En 1929, Federico García Lorca llega a Nueva York en barco, procedente de Southampton. En aquella tierra prometida, entre el bullicio de los barrios más humildes, encuentra el paralelismo entre el pueblo gitano y la comunidad negra que habita Harlem o Lower East Side. El blues, el jazz y los espirituales se vinculan con el cante jondo como expresión desatada de la opresión y las penurias. García Lorca trazaba así la conexión entre unos quejidos y otros: "todo lo que tiene sonidos negros tiene duende… estos sonidos negros son el misterio, las raíces que se clavan en el limo que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte".

El guitarrista Josemi Carmona es uno de los directores musicales de 'Paco de Lucía Legacy'.
El guitarrista Josemi Carmona es uno de los directores musicales de 'Paco de Lucía Legacy'.
JAIME MASSIEU

De duende anda sobrado Josemi Carmona y toda su familia, los Habichuela. Él es uno de los directores musicales de este tributo neoyorkino al maestro, junto a Antonio Serrano y Eduardo Murillo, todos bajo la coordinación de Laura Poggio, directora de la Fundación Música Creativa

Tras su paso por el grupo Ketama, Carmona inició una carrera donde pudo desarrollar la versatilidad de su guitarra, encontrando el exacto punto de fusión entre el jazz y el flamenco. Su padre, Pepe Habichuela, y su tío Juan, grandes guitarristas ambos, siempre mantuvieron contacto personal con Paco de Lucía, pero los primeros recuerdos del artista le llevan hasta el Parque de Atracciones de Madrid. "Le vi actuar por primera vez allí cuando yo tenía 7 u 8 años. Daba dos funciones, una a las siete de la tarde y otra a las 10 de la noche. Mi padre me llevó a la primera, pero me puse a llorar porque quería quedarme también a la función de la noche. Paco era mi ídolo, nuestro Superman, el superhéroe de todos los guitarristas del mundo. Más tarde, en la época de Ketama, iniciamos una relación más personal. Hablábamos mucho por teléfono y nos veíamos en el Candela…"

Lejos de sentirse como un superhéroe, Paco de Lucía tenía sus debilidades, como nos desvela Josemi: "Paco sentía el pressing especialmente cuando tocaba en España, porque se fijaba en la cantidad de guitarristas que estábamos sentados en el teatro. Se ponía nervioso. Era tímido e introvertido. No le gustaban los bullicios, los lujos, ni las ostentaciones".

Poseía una mirada de mucha profundidad, como reconoce: "me recuerda a la mirada de Camarón o la de Curro Romero. Gente diferente, que está tocada por la varita de Dios o de quien tú quieras creer. Paco está a la altura de Mozart, Bach o Miguel Ángel. En ese nivel".

Josemi actuará en el Town Hall junto a otro buen puñado de artistas, otro de los escenarios que frecuentó Paco de Lucía en los años setenta. Un auditorio que rivaliza en acústica con el mítico Carnegie Hall y además fue construido con un espíritu democrático, con visibilidad completa desde cualquier punto. Acude a Nueva York con un sincero deseo de gratitud y en la mejor compañía. "Me voy para allá con mi padre -Pepe Habichuela-, que con 80 años es el mayor de los que van a tocar. Vamos a acordarnos de él, no a vender ningún espectáculo. Es un agradecimiento por habernos llevado a sitios de nuestro interior que no vamos a olvidar nunca".  A buen seguro, el recuerdo de lo que acontecerá esta semana en Nueva York, tanto para los que tengan la fortuna de vivirlo 'in situ' como para los que les acompañamos a distancia, escuchando los discos de Paco de Lucía y evocando su personalidad, será igualmente imborrable. 

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