A nadie puede sorprender que una corriente interna de Compromís quiera abandonar el barco de Sumar para embarcarse con ERC y Bildu en las próximas elecciones europeas. Terminado el Botánic con más pena que gloria, hay siglas mucho más interesantes que las del partido de Yolanda Díaz por su capacidad de hacer sudar la gota gorda al gobierno de la nación.
Eso piensa una parte de los integrantes de Bloc i País, la línea soberanista de ese trencadís que forma el partido naranja. Quieren una consulta para abordar la estrategia de presente y futuro. Por lo pronto para las elecciones europeas del próximo mes de junio, a las que quieren concurrir con Alianza Libre Europea, donde están integradas ERC, BNG y Bildu.
Se dirá que son pocos los que apoyan esta maniobra, sin embargo es muy representativa del malestar que existe en el partido. El acuerdo con Sumar fue positivo en las elecciones generales del mes de julio, pero el protagonismo de Yolanda Díaz es peligroso a la larga para los intereses de Compromís en la Comunitat.
La vicepresidenta segunda del Gobierno ya ha demostrado de lo que es capaz con Podemos. Por otra parte, Díaz está más interesada en su reforma laboral y en mostrar fuerza con los sindicatos, que en líos como la ampliación del puerto de Valencia. Es lo que tiene la villa y corte, el ombliguismo. Gusta más dejarse ver con el papa Francisco que atender las demandas de sus socios valencianos. Igual la vemos de embajadora ante la Santa Sede cuando Sánchez se canse de ella.
Es la triste historia del nacionalismo-soberanismo-federalismo valenciano, demasiado dividido, pegado en extremo a sus hermanos catalanes y tan condicionado por la izquierda de Madrid. El bluf de las primarias del PSPV podría ser una veta interesante por explotar. No lo será. Entre otras cosas porque Sánchez ha sabido hacer suya la lucha contra la ‘ultraderecha’.
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