De Margarita II a Federico X: la proclamación del nuevo rey en una Dinamarca amiga de su familia real

La reina Margarita, junto a su hijo, Federico de Dinamarca y su nieto, el príncipe Christian, en octubre de 2023.
La reina Margarita, junto a su hijo, Federico de Dinamarca y su nieto, el príncipe Christian, en octubre de 2023.
Patrick van Katwijk / Getty
La reina Margarita, junto a su hijo, Federico de Dinamarca y su nieto, el príncipe Christian, en octubre de 2023.

Cincuenta y dos años después de aquel enero de 1972 en que la reina Margarita II de Dinamarca, Groenlandia y las Islas Feroe sucediese en el trono danés tras el fallecimiento de su querido padre, el rey Federico IX, este próximo domingo todos veremos a la corte danesa desplegar sus sobrias pero finas formas de hacer con ocasión de su abdicación en su hijo, que desde el balcón del emblemático palacio de Christianborg será aclamado como rey Federico X. Un ceremonial sencillo, pero sin duda alguna vistoso, para el que la reina saliente, una soberana de gran prestigio y muy querida y valorada por su pueblo, ha querido elegir la fecha del 14 de enero en recuerdo del día de la muerte de su progenitor.

Todo un conjunto de actos en los que lo viejo dará paso a lo nuevo, con el inicio de este reinado en un país en el que la monarquía goza de una excepcional popularidad a pesar de las noticias que en las últimas semanas han empañado un tanto la imagen del todavía príncipe heredero Federico. Así, a la una y media de ese día los nuevos reyes, Federico y Mary, llegarán en coche desde el palacio de Federico VIII, situado en el conjunto palaciego de Amalienborg, al palacio de Christianborg, sede del parlamento, al que tan solo unos minutos después llegará Margarita II, conducida en su caso en carroza y escoltada por el regimiento de Húsares de la Guardia. Allí, a las dos de la tarde, tendrá lugar una reunión del Consejo de Estado, ante el que la soberana firmará su acta de abdicación concluyendo su reinado.

Quince minutos más tarde la ya reina abdicada regresará al palacio de Christian IX, en Amalienborg, al tiempo que los nuevos reyes oficiarán en Christianborg una recepción para los invitados presentes a la que seguirá la salida de Federico X al balcón desde el que la primera ministra, Mette Frederiksen, le proclamará como nuevo soberano en medio de salvas de cañón. Acto seguido, y tras unas palabras del nuevo rey a su pueblo congregado ante el palacio, a escasa distancia de allí el estandarte real será arriado en el palacio de Christian X, nueva residencia de Margarita II, para ser inmediatamente después elevado en el palacio de Federico VIII al que la pareja real llegará en coche escoltada por los Húsares de la Guardia montada a caballo. Se restará así importancia a uno de los palacios, el de la reina saliente, para transferirla al otro, residencia de Federico y Mary, al que también se trasladarán los denominados “colores reales”.

Una proclamación dirigida a los daneses y de tintes puramente locales, aunque muy festivos y dirigidos al contacto con el pueblo

Pocas y simples ceremonias para el día de la proclamación de este rey en el que no veremos coronaciones (existieron hasta 1840), servicios religiosos o presencia de realeza o de notables representantes extranjeros, pero sí el despliegue de los símbolos de la casa real danesa que, durante más de mil años, ha mantenido una sana continuidad a través de varias dinastías. Una proclamación dirigida a los daneses y de tintes puramente locales, aunque muy festivos y dirigidos al contacto con el pueblo y a enfatizar las responsabilidades constitucionales de la monarquía, en la que se espera que el nuevo heredero, el príncipe Christian, tenga algún rol especial asignado. Un escenario muy distinto de los grandes boatos que vimos en la coronación de Carlos III de Gran Bretaña, para la marcha de una reina en el zénit de una popularidad siempre creciente. Una mujer de excelente trayectoria personal y de grandes intereses propios, que ha destacado en el mundo del diseño de vestuarios y de atrezo para representaciones de teatro y de ballet, gran aficionada a la arqueología y muy diestra en numerosos ámbitos artísticos como el dibujo, la pintura o el bordado.

Una reina singular, alegre, de marcada personalidad, y muy querida por todos sus parientes regios, entre los quienes se encuentran sus primos los soberanos de Suecia, Noruega, Bélgica, Luxemburgo e incluso España, a través de doña Sofía que, en su calidad de princesa de Grecia, también lo es de Dinamarca. Ella es la primera monarca que abdica en Dinamarca y, como en el caso de los reyes Alberto de Bélgica y Juan Carlos de España, ha decidido retener para sí el tratamiento de Reina y de Majestad después de su abdicación tras haber agradecido a su pueblo por su “gran apoyo y su abrumadora calidez” a lo largo de sus 52 años de reinado.

Un reto personal para Federico X que, a sus 55 años, tendrá como referente el alto listón dejado por su madre

No obstante, son muchos los que consideran que la abdicación de Margarita II pueda estar vinculada al supuesto romance amoroso del nuevo rey con la mejicana Genoveva Casanova, que en las últimas semanas ha generado mucha polvareda y que podría haber empañado su figura y haber puesto en grave peligro su matrimonio con la abogada australiana Mary Donaldson. Una nueva reina muy valorada en todos los foros, a quien su suegra siempre ha considerado como un gran activo para la corona, y cuya salida de la familia hubiera sido una gran pérdida para la dinastía y para la imagen pública de la monarquía. Algo que supondrá un reto personal para Federico X que, a sus 55 años, tendrá como referente el alto listón dejado por su madre pero que en sí mismo representa la modernidad, los nuevos tiempos y las nuevas formas, siente escaso interés por títulos y formalismos, manifiesta una marcada preocupación por el cambio climático y se muestra propenso a la modernización de la monarquía. Un nuevo rey sobre quien la primera ministra ha declarado “la reina lo ha dicho en su forma: “tengo un hijo en quien deposito una gran confianza” y yo puedo añadir que nosotros también confiamos en él, porque conocemos a nuestro futuro rey”.

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