La ruptura de Podemos con Sumar en Galicia complica aunque no rompe las negociaciones para una alianza para las elecciones vascas

  • La formación de Yolanda Díaz exige a los morados garantías de que sus bases no derribarán un acuerdo.
  • Sumar y Podemos no se han puesto aún de acuerdo sobre el candidato que presentarían.
La vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, este miércoles.
La vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, este miércoles.
EFE
La vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, este miércoles.

Las negociaciones entre Podemos y Sumar para alcanzar un acuerdo de coalición y concurrir unidos a las elecciones autonómicas del País Vasco —que se celebrarán en los próximos meses— están tocadas, pero no hundidas. La ruptura en el último momento de la alianza de ambas formaciones para los comicios gallegos del próximo febrero ha enfriado las conversaciones para replicar ese pacto en Euskadi, pero esos contactos siguen en marcha y nadie descarta que lleguen a buen puerto. Los escollos, por el momento, siguen siendo el candidato y que Sumar exige garantías de que las bases moradas no derribarán un eventual preacuerdo, como sucedió en Galicia.

Los comicios autonómicos en el País Vasco deben tener lugar como tarde en julio, pero entre todos los partidos está instalado el convencimiento de que el lehendakari, Iñigo Urkullu, los adelantará unos meses para evitar que caigan en pleno verano. Por ello, Podemos y Sumar llevan semanas inmersos en conversaciones para cerrar una alianza que les permita llegar a la precampaña y la campaña de esas elecciones con los deberes hechos y la marca, las listas y la candidatura cerradas y poder evitar, así, que se repitan en Euskadi los choques que han tenido lugar en las últimas citas electorales.

Las negociaciones, no obstante, han sido desde el primer momento difíciles entre dos formaciones muy recelosas la una de la otra y que, aunque son conscientes de que se necesitan mutuamente para tener garantizada su representación en el Parlamento Vasco, llevan una enorme cantidad de broncas a sus espaldas en apenas unos meses. Pero, sin un pacto, tanto Podemos como Sumar se exponen al riesgo muy real de quedarse fuera del hemiciclo: la última encuesta del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco proyectaba que ambos partidos obtendrían únicamente tres escaños yendo juntos, la mitad de los que obtuvo Elkarrekin Podemos en 2020. Por separado, esas tres actas podrían convertirse en cero.

Pese a todo, la situación en el País Vasco no es tan mala como en Galicia para la izquierda no nacionalista a la izquierda del PSOE. A pesar de que en los últimos años el espacio de Unidas Podemos —y ahora de Sumar— ha continuado desangrándose y está muy lejos de los resultados que le hicieron ganar las elecciones generales de 2015 y 2016 en esa comunidad, Elkarrekin Podemos (el nombre de la alianza de Podemos e IU en Euskadi) sigue teniendo cierta fuerza a nivel territorial. La marca no ha sufrido un desgaste tan fuerte como en otros territorios y, además, la organización tiene más estructura que en Galicia, donde Podemos e IU son prácticamente irrelevantes.

Habida cuenta de este panorama, los morados han reivindicado desde el principio de las negociaciones su mejor situación en el País Vasco para exigir que cualquier acuerdo de coalición con Sumar allí respete su preponderancia y su "autonomía", es decir, que les permita no estar sujetos a las directrices de la vicepresidenta. La formación de Yolanda Díaz apenas existe en la comunidad, y de hecho el de Euskadi fue uno de los peores resultados de Sumar en las pasadas elecciones generales, ya que Díaz perdió dos de los tres diputados que tenía Unidas Podemos y solo retuvo el de Bizkaia.

El candidato, motivo de discordia

Esas son las principales bazas que juega Podemos, que como actor más fuerte en la negociación apuesta por mantener la marca, Elkarrekin ("juntos" o "unidos", en castellano). Pero no solo eso: los morados quieren que la candidata de una eventual coalición sea quien ya se presentó con sus siglas hace cuatro años, Miren Gorrotxategi, un perfil que no convence en absoluto en Sumar. De hecho, la mano derecha de Díaz en el País Vasco es el diputado Lander Martínez, que está pilotando las negociaciones con Podemos y que, entre 2017 y 2020, fue secretario general morado en Euskadi, un puesto del que dimitió precisamente después de que su equipo perdiera contra Gorrotxategi las primarias para las elecciones autonómicas de 2020.

Pese a esta discrepancia en torno al candidato, las fuentes de Sumar consultadas aún no revelan cuál es el nombre por el que apuestan para encabezar una eventual candidatura conjunta. Lo que sí explican es que exigirán garantías a Podemos de que, si se firma un eventual acuerdo, sus bases no lo derribarán. Los morados no pueden comprometerse fehacientemente a eso, porque están obligados por sus estatutos a ratificar todos sus pactos preelectorales a través de una votación entre todos sus inscritos. Pero Sumar no quiere que se repita la situación de Galicia, donde el ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, utilizó el enorme ascendiente que aún mantiene entre los militantes del partido para pedir el voto contrario a ese acuerdo y el voto para el BNG.

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