Cataluña al límite de la emergencia: acaba el 2023 con los embalses del interior en el 16,9%

Vista del pantano de la Llosa del Cavall, en Lleida.
Vista del pantano de la Llosa del Cavall, en Lleida.
Europa Press
Vista del pantano de la Llosa del Cavall, en Lleida.

Cataluña termina el 2023 castigada por la sequía más extrema de la historia y con los embalses de las cuencas internas en el 16,9% de su capacidad, al límite de la fase de emergencia en el área metropolitana de Barcelona, que supondrá aplicar las restricciones más severas al uso del agua.

El estado de emergencia se decreta cuando las reservas bajan del 16%, algo que podría ocurrir ya este enero en el sistema Ter Llobregat, actualmente ya en fase de preemergencia.

Este sistema de pantanos, acuíferos, desalinizadoras y plantas de potabilización abastece el área metropolitana de Barcelona y la parte sur de la provincia de Girona, la zona más poblada de Cataluña y en la que viven seis millones de habitantes.

Los dos grandes pantanos del sistema Ter Llobregat, Sau y Susqueda, están en una situación crítica, lo que obligó a la Agencia Catalana del Agua el pasado febrero a hacer un trasvase del primero al segundo para asegurar la calidad del agua.

En estos momentos, Sau, con gran parte de los recursos trasvasados, está al 8% de su capacidad (13,8 hectómetros cúbicos), mientras que Susqueda, el embalse receptor y el más grande de Cataluña, está al 20% (47,2 hm3).

De las zonas que se nutren de las cuencas internas de Cataluña, que son las provincias de Barcelona, Girona y parte de Tarragona, la zona de Terres de l'Ebre y Lleida depende de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE); la situación más grave está en el Empordà, que ya está en fase de emergencia.

Este área al norte de Girona, con localidades como Figueres, se nutre del acuífero Fluvià-Muga y del pantano de Darnius-Boadella, que está al 13% de su capacidad, con solo ocho hm3.

En Tarragona, la sequía no deja de ser extrema pero la escasez hídrica no es tan grave, pues están en fases previas de excepcionalidad o alerta, en función de la zona.

Por esta razón y por proximidad, el Govern se plantea cargar barcos con agua en Tarragona y llevarla hasta el puerto de Barcelona a partir del segundo trimestre, si no llueve nada en primavera.

En la provincia de Tarragona hay una excepción, el pantano de Riudecanyes, cerca de Falset, que está al 3% de su capacidad y en fase de emergencia; el nivel es tan bajo que ha dejado al descubierto un coche robado a un matrimonio de Tarragona y que fue lanzado al agua hace 26 años.

El contraste con la cuenca del Ebro

La situación de los nueve embalses de las cuencas internas de Cataluña, al 16,9% de su capacidad, contrastan con el de Mequinenza, en Aragón y limítrofe con la comarca catalana de la Ribera d’Ebre (Tarragona), que está en cambio al 84% de su capacidad, con una reserva de 1.162 hm3 de agua.

Mequinenza pertenece a la CHE, cuyos embalses en su conjunto están al 63% de su capacidad, y está conectado con los pantanos de Ribarroja (97% de su capacidad) y el de Flix (80%), ambos al sur de la provincia de Tarragona.

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