Entrevista

Elizabeth Duval: "El nombramiento de Isabel García lanza el mensaje de que la transfobia tiene cabida en las instituciones"

Elizabeth Duval en una entrevista para '20minutos'.
Elizabeth Duval en una entrevista para '20minutos'.
José González.
Elizabeth Duval en una entrevista para '20minutos'.

A dos días de arrancar la campaña electoral, Elizabeth Duval (Alcalá de Henares, 2000) recibió una llamada de Yolanda Díaz ofreciéndole ser la nueva portavoz en materia de feminismo, igualdad y derechos y libertades LGTBI de Sumar. Aceptó, dice, por coherencia con sus convicciones y ante unas encuestas que daban la victoria a la derecha. Licenciada en Filosofía y Filología Francesa, es autora de ensayos como Después de lo trans (2021) o Melancolía (2023) y dio el salto a la política tras una trayectoria de activismo. 

Habla con 20minutos en plena polémica por el nombramiento de Isabel García —abiertamente contraria a la ley trans— al frente del Instituto de las Mujeres, que tilda de "error" y "derrape" por parte del PSOE.  Lo hace también en un contexto de estallido social del colectivo LGTBI frente a la reforma de la ley trans impulsada por la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. El feminismo defiende, no puede ser algo que se lleve "de tapadillo" ni que deba tener un perfil bajo. 

¿Qué es lo que le animó a dar ese paso del activismo a la política? 
Fue una petición muy acelerada. El momento en el que Yolanda [Díaz] me pidió que diera ese paso fue quizás el 2 de julio y a los tres días ya empezaba prácticamente la campaña. Hubo muy poco tiempo de reflexión. Pero lo que yo decía era que escribiendo en medios sobre la falta de implicación política en la juventud, sobre esa desafección… y en esa encrucijada donde casi todas las encuestas daban por segura una victoria de la derecha, la decisión coherente era no acobardarme o no renunciar a implicarme y tomar partido.

¿Es diferente la forma de luchar?Es una cosa muy distinta y son responsabilidades muy distintas, por otro factor que es que final Sumar es también una fuerza de gobierno. Nunca es lo mismo el activismo a pie de calle que los efectos reales que se pueden hacer sobre la vida de la gente siendo una fuerza de gobierno. Son también unos tiempos que pueden ser frustrantes, porque son más lentos. Al final, el activismo lo que está pidiendo en muchas ocasiones es una defensa de las transformaciones. Lo vemos ahora con la reforma de Isabel Díaz Ayuso. Igual de importante es que haya en la calle un activismo que esté poniendo el grito al cielo por lo que se está haciendo, como que haya fuerzas políticas que defiendan esos derechos.

El nombramiento de Isabel García al frente del Instituto de las Mujeres ha generado muchas críticas por sus declaraciones contrarias a lo que ella llama "lobby trans" o "dictadura queer". ¿Qué mensaje da el nuevo Ministerio de Igualdad con esta designación?
Creo que en política es importante que partamos de una posición donde le presuponemos al otro buena voluntad. Tampoco creo que haya sido una voluntad tránsfoba por parte de la nueva ministra. Sin embargo, este nombramiento envía un mensaje bastante lamentable, porque justifica que la transfobia tiene cabida, no solamente en las instituciones, sino precisamente en aquellas que tienen que encargarse del despliegue de la ley trans. El PSOE tendría que ser consciente de que ya no estamos en la pantalla en la que estábamos hace unos años, donde se podía ejercer cierta ambigüedad. No podemos tener una actitud ambigua con la transfobia, y menos aún darle espacio en la administración institucional. 

El PSOE fue también impulsor de la ley trans que salió del anterior Ejecutivo...
Durante uno de los debates de la campaña, la representante de Vox me llamó enferma crónica. Y recuerdo que una de las cosas buenas de ese debate fue la actitud de la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández. Estábamos en conjunto en defender los derechos de las personas trans. Pero también es cierto, y cualquiera que haya visto la política de los últimos tres años lo sabe, que el PSOE ha albergado en su seno un grandísimo debate con la cuestión trans y ha habido otras voces, entre las que se incluía Carmen Calvo, con postulados antitrans que replicaban lo que dice la nueva presidenta del Instituto de las Mujeres sobre el "delirio queer" o sobre cómo las personas trans borran a las mujeres, etc. Y que eso se siga tolerando es preocupante. 

¿Profundiza este nombramiento la brecha en el movimiento feminista? ¿Es una forma de posicionarse?
Creo que es un error. No creo que el posicionamiento de la ministra Ana Redondo sea un posicionamiento con la transfobia. La ministra cuenta con el beneplácito de asociaciones LGTBI locales de Valladolid. No quiero pensar de entrada que se trate de una toma de posición del PSOE. Creo que es un error y tiene que ser corregido con la mayor prontitud posible, también para no ahondar en esa división ya existente y que ha estado muy fomentada por intereses de división política e intereses de marcar perfil político propio. 

¿Se refiere a diferenciarse de la izquierda a la izquierda del PSOE?
Sí. 

¿Se arrepiente sumar de haber cedido al PSOE un ministerio tan disputado por la izquierda como es el de Igualdad?
Las negociaciones siempre son complejas. No se trata de una cesión que venga porque Sumar no quisiera el Ministerio de Igualdad. De hecho, en la campaña se llegó a proponer una vicepresidencia que coordinara la cuestión de feminismos y transversalizara las cuestiones de igualdad. Pero evidentemente, al ser el socio minoritario, las negociaciones para conformar cualquier gobierno son complicadas. De todos modos, que Sumar no se quedara con Igualdad no significa que no exista una sintonía sobre qué tipo de discurso y qué tipo de políticas se van a llevar adelante en igualdad, ni que Sumar no tenga influencia sobre ellas.

Pero el nombramiento de la nueva directora del Instituto de las Mujeres sí que refleja que no hay sintonía plena en ese sentido…
Yo quiero insistir en la tesis del error humano. Por eso la reacción ha sido como ha sido. Por parte de Sumar es preocupante el nombramiento por inesperado. El nombramiento de Ana Redondo en su momento, o incluso el nombramiento de Julio del Valle, como director general para la Igualdad Real y Efectiva de personas LGTBI, no mandaban el mensaje que manda este nombramiento. Y eso es importante analizarlo. Si los mensajes anteriores iban en otra línea, lo que no se puede comprender es un derrape así. 

Elizabeth Duval en una entrevista para '20minutos'.
Elizabeth Duval en una entrevista para '20minutos'.
José González.

¿De dónde nace esa concepción de que el reconocimiento de unos derechos, en este caso el de las personas trans, va en detrimento de los de las mujeres?
Es complicado. En muchos casos parte de cierta postura de ignorancia o de mala fe. Lo que hemos visto con la ley trans era que se importaban debates que no tenían sentido. A mí me escandalizaba que la derecha y una parte de la izquierda —la que compra los postulados que tiene Isabel García— hablaran de cómo se iba a someter a los menores a cirugías de mutilación, cuando lo que regulaba era el cambio de nombre y de la mención de registral de sexo. Y ahí hay distintas motivaciones. Hay una parte de pérdida de poder, de pérdida de los lugares que un feminismo clásico había considerado propios, casi por derecho de herencia, frente a una nueva generación. Y luego también creo que tristemente las personas trans resultábamos ser un chivo expiatorio para no enfrentarse a ciertos debates.

¿Hasta qué punto van de la mano el feminismo y la lucha del colectivo LGTBI?
Hay que alejarse de una visión catastrofista de que el feminismo está ahora más dividido que nunca. Porque es una cuestión que ha sucedido históricamente. En el siglo XX, a la hora de aceptar a las mujeres trans y a las lesbianas como feministas, hubo voces más conservadoras que lo rechazaban; o incluso a la hora de integrar la lucha de mujeres negras en el feminismo, también. Esos conflictos y los disensos son asuntos que, aunque no hay que justificar, sí que debemos naturalizar relativamente, porque es imposible que desaparezcan del todo. También si uno mira las luchas LGTBI, hay un vínculo clarísimo con la historia del movimiento feminista. Y una participación muy clara en la que ambas van de la mano. Ese espíritu de división o de desunión acaba beneficiando al adversario y haciendo, en muchas ocasiones, que nos equivoquemos de adversario.

¿Qué opinión le merece la gestión de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad? 
Hay muchísimas cosas de la agenda legislativa que se desplegó en el Ministerio de Igualdad en los años de Irene Montero de las cuales todo el espacio del cambio se siente orgulloso y asume como políticas que no solamente hay que heredar con el orgullo de lo que se ha hecho, sino seguir expandiendo en ellas.

¿Fue un error la gestión que se hizo de la ley del 'solo sí es sí'?
Hubo errores de gestión comunicativa. Igual que los hubo con la ley trans. Faltó pedagogía. Quizá ciertas nociones las habíamos dado por muy sabidas, por muy conocidas, en lugar de bajar a realmente explicarlas y contarlas todas de forma clara. Esa falta de un mensaje claro es un problema. Con la ley de libertad sexual se habría tenido que incidir en que cualquier debate sobre esa ley no podía reducirse a un debate sobre un esquema penológico. Y desde luego, a nivel comunicativo, se hizo una gestión francamente mejorable que ya critiqué bastante. 

Elizabeth Duval en una entrevista para '20minutos'.
Elizabeth Duval en una entrevista para '20minutos'.
José González.

Pasando a la violencia machista: 2023 ha sido un año negro en violencia de género. 55 asesinadas. ¿Estamos viviendo un retroceso en cuanto a conciencia social?Hay un componente de reacción importantísima. Pero creo también que lo que tiene que ver con las cifras, con la cantidad de denuncias, hay que tener cierta prudencia. Porque una mayor conciencia social produce una mayor incidencia en las denuncias. Desde luego que es preocupante, pero sobre todo lo que más tiene que inquietarnos es que haya lugares donde se está vaciando de recursos económicos las herramientas de lucha contra la violencia machista. Pienso en Castilla y León, pienso en la acción de gobierno de PP y Vox, por ejemplo, en la retirada de ayudas a la contratación de víctimas de violencia machista. Eso es el escenario más preocupante y que repercute también en cuál es el ambiente social.

El PSOE puso a Ana Redondo al frente del Ministerio de Igualdad, justificando que era un perfil más conciliador que el de su predecesora. ¿Puede ser el feminismo conciliador? 
Es un error intentar convertir el feminismo en algo que deba tener un perfil bajo, o que deba no ser un eje vertebrador o un eje central de toda política que se lleve a cabo. El feminismo era el proyecto de transformación social más completo, más profundo y más adecuado para el siglo XXI. Pero el compromiso con eso tiene que ser un compromiso real, no puede ser un compromiso de postureo. Y creo que hacer del feminismo algo que se esconde o se lleva de tapadillo, algo que no molesta, en lugar de centrarnos en la transformación, es un error. 

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