La 'repesca' de la Ley de Nietos dispara las solicitudes de nacionalidad española: "Nos permite ser parte y asumir nuestra historia"

  • Más de 182.000 descendientes de exiliados piden la nacionalidad en el primer año de la Ley de Memoria Democrática, una cifra superior a la del mismo periodo del anterior proceso, que estuvo abierto de 2009 a 2011.
  •  "Mi intención no es ir a España, es formalizar el vínculo con mis antepasados", explica un nieto a 20minutos.
Pablo Martínez, con su pasaporte español gracias a la Ley de Memoria Democrática.
Pablo Martínez, con su pasaporte español gracias a la Ley de Memoria Democrática.
CEDIDA
Pablo Martínez, con su pasaporte español gracias a la Ley de Memoria Democrática.

Pablo Martínez ya es oficialmente español. Nació hace 45 años en Rosario (Argentina), es hijo de argentinos y nieto de una mujer nacida en Cantabria que salió del país siendo una niña por la Guerra Civil. Martínez solicitó en enero 2023 la ciudadanía española "como parte de un proceso de reconocimiento de la historia personal y familiar". Diez meses después, en octubre, obtuvo su primer pasaporte español. 

Como él, 182.400 personas solicitaron a lo largo de 2023 la nacionalidad española en el primer año en vigor de la 'ley de los nietos' que, desde octubre de 2022 y hasta octubre de 2024, permite optar al pasaporte español a los descendientes de los españoles que se exiliaron tras la Guerra Civil y por la dictadura. 

Martínez explica por teléfono a 20minutos que su abuela paterna, Berta Alcalde, nació en Maliaño, un pueblo de Cantabria, y que a los pocos años de vida, "por la Guerra Civil", se marchó con sus padres a Argentina, pdonde vivió toda su vida hasta su fallecimiento. "Mi abuela siempre mantuvo vínculos aquí con el consulado español, a pesar de que ella nunca pudo regresar a su tierra natal por razones económicas y porque no era tan fácil. Siempre tuvo vínculo con la gran comunidad de descendientes de españoles de Rosario, hijos, nietos, bisnietos. Participaba en coros, tenía sus amistades. Por eso decidí optar por la nacionalidad", explica Martínez.

De las solicitudes del año pasado, el 51% (91.996) ya han sido aprobadas, y dos tercios de estas personas, hijas o nietas de españoles de origen, (57.585) han sido inscritas en registros consulares de sus países de nacimiento y residencia, informa la oficina de información diplomática.

La Ley de Memoria Democrática, aprobada en octubre de 2022, abrió el que es el segundo proceso hasta la fecha para dar la nacionalidad a los nacidos fuera de padre o madre, abuelo o abuela que originalmente hubieran sido españoles, pero emigraron por razones económicas, y los nacidos de padres o abuelos que, por razones políticas, ideológicas, de creencia o identidad sexual, sufrieron exilio.

Ley de Nietos

Conocida como la 'ley de nietos', la Ley de Memoria Democrática, da una continuidad al proceso abierto por la Ley de Memoria Histórica entre los años 2009 y 2011. En aquella ocasión se registraron hasta 500.000 peticiones de nacionalidad, pero decenas de miles de expedientes se quedaron sin resolver.

Luca Chao es experta en migraciones internacionales y autora de una tesis doctoral sobre el primer proceso que dio opción a la nacionalidad a descendientes del exilio republicano. Del proceso actual, Chao opina que lo interesante es que las asociaciones y colectivos de hijos y nietos de españoles hayan logrado con su lucha "una segunda oportunidad histórica". El primer proceso no cubría toda la dictadura, dado ponía el límite de la fecha de salida de España en 1954, mientras que ahora se incluye a todos los descendientes hasta 1978. "En términos políticos parece más razonable porque llega hasta el final de la dictadura", dice.

Esta repesca ha tenido incluso más solicitudes en su primer año (182.400) que tuvo el primer año del proceso anterior (161.774). Ahora también han podido pedir la nacionalidad, entre otros, los descendientes que no eran mayores de edad en 2011 y cuyos hermanos sí la obtuvieron, o mujeres españolas que la perdieron por casarse con un extranjero.  

Ambos procesos han emanado de difíciles negociaciones en el Parlamento y sirven, según Chao, para reconocer la nacionalidad a los españoles en el exterior que son hijos y nietos de la emigración política y económica, "algo que veces no es claramente diferenciable". 

Chao denuncia en su tesis doctoral que el primer proceso se caracterizó por la "falta de medios suficientes puestos a disposición para atender con celeridad las demandas" e "incongruencias en los datos", algo que en su opinión era un reflejo del "escaso compromiso real con la política de recuperación de la nacionalidad".

El total de citas que se pidieron entonces fue de 800.000. A juicio de esta experta, la cifra que constituye una aproximación al universo de población susceptible de ser reconocida española. De hecho, la diferencia entre las solicitudes y las citas, algo más de 300.000, es la cifra que las asociaciones de descendientes manejan ahora como las personas susceptibles de beneficiarse del segundo proceso.

Una medida reparadora

Pablo Martínez, el argentino recién nacionalizado, explica que lo que más pesó en su decisión de solicitar la ciudadanía fue un deseo de reconocimiento de la historia personal y familiar. 

"Es maravilloso para los descendientes. Nos permite sentirnos parte y asumir formalmente nuestra historia, que si bien uno la ha asumido y la ha abrazado desde el lado del cariño y la afectividad, también es bueno hacerlo con lo que tiene que ver con los derechos y responsabilidades".

La mayor parte de nacidos fuera de padres o abuelos de origen español son residentes en América Latina (94,9%), siendo tres países los que acaparan el mayor número, en este orden, Cuba, Argentina y México; el resto (5,1%) se repartieron en otras zonas del mundo (principalmente Francia, Estados Unidos y Marruecos). 

La explicación a este predomino latinoamericano está en las masivas emigraciones económicas que se dieron en el siglo XX y en el exilio que originó la Guerra Civil, según la tesis doctoral de Luca Chao. 

Preparando su tesis, Chao averigüó que muchos de los que piden la nacionalidad por este cauce no tienen un interés pragmático del pasaporte, sino que lo solicitan como medida reparadora de sus familiares que sufrieron el exilio. "Se sienten españoles y lo reivindican como una cuestión de justicia". No existen intenciones inmediatas de residir en España, al menos a corto plazo, aunque hay familias que no lo descartan como una opción de futuro para sus propios descendientes.

Es el caso de Martínez. Si bien ni él ni su esposa, que también acaba de obtener la nacionalidad como nieta de española, tienen en principio intención de vivir a España, sí planean inscribir a su hija para "abrirle un horizonte de posibilidades, y porque le podemos dejar un hermoso legado para su proyecto de vida, estudios o trabajo, y para su integración en la comunidad que ella elija, en Argentina o en España".

Todavía queda este año (hasta octubre) para que los nietos y bisnietos de los exiliados por la Guerra Civil y la dictadura reclamen la nacionalidad española. Martínez, de hecho, está asesorando en estos momentos a un par de amigos y conocidos en un proceso burocrático que a puede parecer farragoso, exige pruebas de filiación y apostillas de la Haya, pero que a diferencia de otros países es gratuito.

Sobre qué pasará después de que se cierre esta puerta para los descendinentes, Charo reflexiona: "Lo interesante de todo esto sería que España abriera, más que una dádiva temporal, o dos, un debate más profundo a cerca que quién merece y tiene derecho a la nacionalidad española, por las implicaciones políticas que tiene: si los migrantes que ya llevan tiempo viviendo entre nosotros y no pueden votar y/o los que forman parte de nosotros, pero viven fuera".

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