Juan Carlos Blanco Periodista y consultor de comunicación
OPINIÓN

La Rúe del Percebe se traslada a Ginebra

Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE; Carles Puigdemont, presidente de Junts, y el secretario general de Junts, Jordi Turull
Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE; Carles Puigdemont, presidente de Junts, y el secretario general de Junts, Jordi Turull
JUNTS
Santos Cerdán, secretario de organización del PSOE; Carles Puigdemont, presidente de Junts, y el secretario general de Junts, Jordi Turull

Si a mí alguien me dice antes del pasado verano que un representante del PSOE iba a negociar con los emisarios de Puigdemont en Suiza y con la mediación de un señor de El Salvador que es experto internacional en guerrillas y otros conflictos similares, pensaría que ese alguien se había pasado con las hipérboles porque nunca, jamás, ni en mil vidas, Pedro Sánchez se atrevería a semejante desatino.

Pero sí, Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. Ahora sabemos, por confesión propia del embajador in pectore de las fuerzas sanchistas, el señor Santos Cerdán, que el PSOE lleva negociando desde marzo con Junts por si se diera la carambola de que necesitaran los votos de un tipo que anda todavía fugado en Bruselas después de largarse de España en el maletero de un coche.

La carambola ya es un hecho objetivo. Tan objetivo como que Pedro Sánchez llega a esta Navidad como presidente del Gobierno gracias a la amnistía que le ha regalado a Puigdemont y gracias al resto de concesiones entregadas a los separatistas, entre ellas, esta mudanza de la Rúe del Percebe, número 13, a la ciudad suiza de Ginebra, donde ahora se erige con un secretismo un tanto cutre este Parlamento extraoficial en el que los independentistas someten al Gobierno de España y a nuestra democracia a una de las sesiones de control más insólitas de nuestra historia.

En este punto, a mí ya solo me cabe despejar una duda: ¿pasaremos el examen de Puigdemont y su mediador salvadoreño o nos suspenderán a todos? Mira que si encima de hacer un ridículo cósmico, también nos dicen que, en vez de en una democracia, vivimos en una dictadura que oprime a los valientes independentistas. En fin, que mejor ni pensarlo.

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