Ecoansiedad, el temor crónico al apocalipsis climático: "Convivo con ello como el que tiene una enfermedad"

Reportaje personas con ecoansiedad
Cintia Díaz-Silveira, de 43 años, y Ana Isabel Fernández, de 26 años, dos mujeres de dos generaciones distintas que han sufrido ecoansiedad o sufren.
Sergio García Carrasco
Reportaje personas con ecoansiedad

El edificio es de madera, tiene una extensa terraza en el ático con un pequeño huerto y un salón acristalado que las 17 familias que viven allí usan como espacio común para fiestas y eventos varios. Cintia Díaz-Silveira, de 43 años, está sentada en el sofá, bajo unas fotos de la construcción del bloque que financió una cooperativa de activistas ecologistas hace tres años en el sur de Madrid. Está sonriente, habla tranquila, no hay rastro de la angustia por la que pasó hace unos años, precisamente la sensación que le llevó a unirse a esta cooperativa e iniciar un activismo que no había practicado hasta entonces.

"No podía parar de pensar en ello y verlo en todos lados. Si iba al supermercado veía plástico por todos lados, estaba comiendo con amigos y veía que todo el mundo pedía carne, iba al trabajo y veía a la mayoría de coches con una sola persona", recuerda esta profesora de psicología e investigadora de la Universidad Rey Juan Carlos. "Te sientes una hormiguita. Y poco a poco te vas dando cuenta que si tu granito de arena lo unes a otros granitos de arena, que son los movimientos sociales de muchas personas que se agrupan desde la esperanza, no desde el miedo paralizante, pues ahí vas viendo que lo único que te aplaca tu ansiedad es la acción grupal".

La sensación descrita por Díaz-Silveira tiene nombre, al menos desde 2017, cuando la Asociación Americana de Psicología acuñó el término ecoansiedad. La definición dada fue "temor crónico a un cataclismo ambiental, que va desde un estrés leve a trastornos clínicos como depresión, ansiedad, estrés post-traumáticos y suicidio”.

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Testimonio de persona que sufre ecoansiedad
Cintia Díaz-Silveira decidió trasladarse a vivir a una cooperativa de vivienda gestionada por activistas ecologistas y empezar a desarrollar un trabajo de investigación sobre la ecoansiedad.
Sergio García

La alta prevalencia de la ecoansiedad en España se demuestra al descubrir que tras la subida de precios, una nueva guerra mundial o la crisis económica, el cambio climático se sitúa como el cuarto miedo principal (57%) que afecta a los españoles, seguido de la crisis energética (56%), según una reciente encuesta realizada por IO Investigación para la auditora RSM. Más de un 10% de los encuestados sitúa el miedo al cambio climático en primer lugar, y un 30% lo considera su segundo o tercer mayor miedo.

La ecoansiedad suele afectar especialmente a las personas que más expuestas están a la información sobre el cambio climático, como investigadores o activistas. No fue el caso de Díaz-Silvela, que empezó a adquirir conciencia como el común de los mortales, por la información que recibía a través de los medios de comunicación de masas. A raíz de experimentar el malestar y lograr atajarlo, la psicóloga decidió empezar a indagar sobre el tema y formó un grupo de investigación con la profesora de la Universidad Complutense de Madrid, María Luisa Vecina.

"Uno no puede tener ecoansiedad si no tiene conciencia y no hay conciencia si no hay información", explica la psicóloga. "Cuando alguien toma conciencia de ello, sí o sí va a tener ecoansiedad. Porque hay dos opciones. O miras a un lado, mecanismo de evitación, o te preocupas seriamente por el tema. Por lo tanto, no es una cuestión patológica. De hecho, es necesario tener un nivel mínimo de ansiedad".

Depresión y terapia

La ecoansiedad atrapó a José, de 42 años, -prefiere usar un nombre ficticio para conservar su anonimato- inmerso en sus investigaciones. Artículos científicos sobre el cambio climático y sus consecuencias para el planeta y la sociedad, que llevaba devorando desde que estudiaba en la universidad, primero matemáticas y después, filosofía. Su interés por los temas ambientales se remontaba a su adolescencia y era activista de la organización Ecologistas en Acción desde hacía años, pero el nacimiento de su hijo hizo que empezara a multiplicar sus preocupación por lo que se avecinaba.

"Empecé a leer muy obsesivamente y eso generó también un darme cuenta y pensaba: 'Dios mío y ¿nadie lo ve? Va a haber un choque civilizatorio bestial, lo que conocemos como Occidente se va a pegar una brutal'", relata José. "Pensaba que la vida de mi hijo iba a ser terrible, o sea, esto va a ser un infierno y no sé si será un refugiado climático, entonces, claro, ahí empecé a caer en barrena y me llevó a una depresión".

El suyo es uno de los relativamente pocos casos de ecoansiedad que acaban requiriendo tratamiento psicológico. Fue en su primera sesión de terapia cuando José escuchó por primera vez el término. "Me costaba, por ejemplo, salir de esa preocupación o de ese miedo por el futuro y cuando fui a la psicóloga por primera vez me dijo: 'A ti lo que te sucede es una cosa nueva que está ahora mismo en los círculos psicológicos y que se llama ecoansiedad'. Fue la primera vez que alguien me dijo que lo que a mí me pasaba era ecoansiedad".

"Pensaba que la vida de mi hijo iba a ser terrible, o sea, esto va a ser un infierno y no sé si será un refugiado climático"

Al igual que Díaz-Silveira, a José le ayudó mucho su activismo: "Es muy terapéutico porque parece que ya no estás solo, sino que estás haciendo algo y se abren horizontes de esperanza", declara el ecologista. Pero la profundidad de su ecoansiedad le obligó a apoyarse en un trabajo individual para salir adelante. "Lo fui tratando con diferentes técnicas, no anticipando cosas que me han pasado, no poniéndome en el peor caso dentro de todos los escenarios posibles. También me fui haciendo una dieta de información, dejé de leer tantísimo sobre esto porque era como echar leña al fuego".

- ¿Ya has superado lo peor?

- "Tengo la situación mucho más manejada, aunque, claro, sigo preocupado porque la situación climática en la que vivíamos está ahí, la psicóloga me decía que no era algo que tú te has construido y que te generas miedo, sino que realmente es un miedo a algo real. Convivo con ello, o sea, tengo preocupación como el que tiene una enfermedad y dice, bueno, pues ya está, pues está ahí".

Jóvenes contra 'boomers'

¿Es la ecoansiedad una enfermedad mental? La respuesta por parte de la ciencia es clara: no. Pero existen niveles de la misma que pueden llegar a generar situaciones que requieran ser tratadas en terapia.

"Hay un nivel que denominamos adaptativo, que es el que siente la mayoría de las personas, que se parecería un poco a una preocupación, nerviosismo, inquietud en relación al cambio climático y es funcional porque nos lleva a actuar", explica la profesora de psicología de la Universidad de Zaragoza, Silvia Collado. "Cuando ya se sobrepasan estos niveles adaptativos o funcionales, hay un número hasta ahora limitado, pero que sí que existe, de personas que pueden desarrollar situaciones patológicas, cuando la ecoansiedad llega a interferir en el día a día y por otro lado, nos incapacita para actuar, es decir, nos lleva justo a lo contrario a lo que queríamos hacer".

La ecoansiedad adaptativa -la preocupación por el cambio climático no incapacitante- es un fenómeno bastante universal, pero las personas que padecen los niveles más intensos si tienen un perfil más concreto. Según Collado, la ecoansiedad es una mayor amenaza para "personas que están más conectadas emocionalmente con el medio natural o que se dedican al cuidado del entorno natural" y, sobre todo, "a personas más jóvenes que se les junta también con una sensación de frustración ante un problema que no han creado".

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Testimonio de una chica que padece ecoansiedad
Ana Isabel Fernández, de 26 años, explica que su ecoansiedad es una sensación similar a la que se tiene al ver noticias desagradables en el telediario.
Sergio García

La cuenta de la red social TikTok de Ana Isabel Fernández, de 26 años, es un cajón de sastre, como es habitual en esta red social eminentemente juvenil basada en vídeos cortos que se suceden uno tras otro. Sus más de 30.000 seguidores pueden ver en su cuenta contenidos que van de "Cómo organizo yo los gastos con mi pareja" a "3 errores que todo el mundo comete al acabar la Universidad". Uno de sus vídeos, en el que sobre su imagen se superpone un texto en el que expone su preocupación por la crisis climática, desató una particular polémica en sus comentarios.

@afdezilustre

me siento como en Don’t look up. Dejad de comer carne y de usar coche de gasolina dentro de vuestras posibilidades 💔 Las corporaciones mandan, pero si no se compra, NO SE PRODUCE

♬ original sound - Molls

"En internet hay muchos negacionistas. La juventud está muy polarizada y respecto al cambio climático está pasando lo mismo", lamenta Fernández, que compara su ecoansiedad, en ningún caso patológica, con la sensación que tiene el común de los mortales al ver noticias sobre guerras u otras desgracias en el telediario. No todo el mundo en su generación, admite, ve las cosas así.

"Hay una brecha muy fuerte entre la gente que está en una corriente totalmente reaccionaria, que igual que te dice que el COVID no existe, tampoco existe el cambio climático, que nos controla Soros, la Agenda 2030 y locuras así. Y entre los que sí que saben que es un problema y les preocupa, están los que creen en ello, pero piensan que está todo el pescado vendido y ahí están muy cómodos diciendo el mundo se ha acabado, de puta madre, y los que decimos: 'No, joder, voy a hacer algo al respecto'", explica la joven.

La otra gran brecha respecto a los efectos que genera el cambio climático es, según defiende Fernández, la generacional. "Los boomers con el cambio climático están muy desconectados, pero porque es una generación que nunca ha tenido que preocuparse por eso y siente que el mundo se ha acabado cuatro millones de veces", reflexiona Fernández, refiriéndose a la generación de los nacidos entre finales de los 50 y mediados de los 70. "Están muy descreídos, pero no parece que tengan como un especial rechazo, no veo ese rechazo al concepto de cambio climático que sí que veo en la gente joven negacionista".

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Testimonio de persona que sufre ecoansiedad
Fotografías de la construcción de la comunidad de Entrepatios en Usera, colgadas en la sala común ubicada en el ático del edificio.
Sergio García

De vuelta a Entrepatios, la comunidad ecologista en la que conviven personas de todas las edades es un oasis de concienciación -y por tanto, preocupación- en medio del desierto. Ella vive con su marido y sus dos hijos de seis y cuatro años. Formar parte de esta comunidad ha sido su salvación frente a la angustia aunque, admite que "hay días horribles y días con más alegrías, pero a través de mi trabajo tengo la sensación tranquilizante de que estoy haciendo lo que está en mis manos, esto de decirle a tus hijos: 'Hice lo que pude'".

La ecoansiedad, insiste, "no es una cosa que se cure o que se pasa, es una cosa buena y necesaria. Lo que es malo es no tener ecoansiedad porque denota que no estás entendiendo nada. Que no tienes conciencia".

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