¿Las pruebas de 'El juego del calamar' eran posibles? Esto es lo que dice la ciencia

El juego del calamar vuelve a nuestras plataformas con una segunda temporada
El juego del calamar vuelve a nuestras plataformas con una segunda temporada
El juego del calamar vuelve a nuestras plataformas con una segunda temporada
El juego del calamar vuelve a nuestras plataformas con una segunda temporada
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El juego del calamar vuelve a nuestras plataformas con una segunda temporada. Después del fenómeno de masas en que se convirtió su estreno en Netflix el 17 de septiembre de 2021, vuelve la serie sobre este juego macabro que se convirtió en la más vista de la plataforma y el programa más visto en 94 países.

La trama de la primera temporada gira en torno a un concurso secreto en el que 456 jugadores, todos ellos en graves apuros económicos, arriesgan sus vidas para participar en una serie de juegos infantiles mortales y tener la oportunidad de ganar un premio de 45.600 millones de wones, unos 33.204.853,70 euros. El protagonista, Seong Gi-hun, un padre divorciado y jugador endeudado que vive con su anciana madre, es invitado a participar. Acepta la oferta y le llevan a un lugar desconocido, donde se encuentra con otros jugadores. Todos visten un chándal verde y son vigilados en todo momento por guardias enmascarados vestidos con monos rosas. Pronto descubren que si pierden una partida mueren, y que cada muerte contribuye con 100 millones de yenes al gran premio de 45.600 millones de yenes. Gi-hun se alía con otros jugadores, como su amigo de la infancia Cho Sang-woo y el desertor norcoreano Kang Sae-byeok, para intentar sobrevivir a los giros físicos y psicológicos del juego. Y, en serio, los juegos llevan al límite a todos. ¿Qué nos deparará esta segunda temporada? ¿Será más macabra? ¿Los juegos serán más enrevesados? Lo veremos en unos días.

El tema es que este tipo de tramas son bastante habituales últimamente. Meter a un montón de personas en un recinto y… que sólo quede una. O varias. Como nos gusta mucho el tema de mangas, lógicamente, teníamos que encontrar en qué se inspiraban para hacer El Juego del Calamar, así que toca hablar de las influencias.

Los juegos estilo Battle Royale

Según este artículo de Variety, el autor de la serie Hwang Dong-hyuk afirma lo siguiente:  "Admito libremente que me he inspirado mucho en los cómics y la animación de Japón a lo largo de los años. Cuando empecé, yo mismo estaba en apuros económicos y pasaba mucho tiempo en cafés leyendo cómics como Battle Royale y Liar Game. Llegué a preguntarme cómo me sentiría si yo mismo participara en los juegos. Pero me parecían demasiado complejos, y para mi propio trabajo me centré en cambio en utilizar juegos infantiles".

Battle Royale, publicado originalmente como novela por el autor japonés Koushon Takami en 1999, también fue adaptado a manga con un arte impresionante por Masayuki Taguchi y llevado a la gran pantalla por Kinji Fukasaku. Battle Royale cuenta la historia de un grupo de estudiantes de secundaria que tienen que luchar entre sí hasta la muerte en una isla remota como parte de una ley aprobada por un gobierno totalitario japonés para frenar la delincuencia juvenil de la nación. Las peleas son sangrientas y el panorama para los estudiantes es desolador. 

Mientras que en Battle Royale las peleas son a degüello, en Liar Game hay combates más… sutiles. Liar Game debutó como serie manga en Japón en febrero de 2005 y cuenta la historia de una estudiante universitaria, Nao Kanzaki, que participa en un torneo tras recibir un paquete con 100 millones de yenes. En este torneo, el objetivo es quedarse con el dinero de otros concursantes, y para ello se les anima a perseguir y mentir. Los que pierden deben entonces asumir una deuda proporcional a sus pérdidas. En lugar de dejar a sus compañeros endeudados, Kanzaki intenta vencerles y liberarles de sus deudas, al tiempo que intenta acabar con la organización que está detrás del torneo. 

Portadas de los mangas 'Liar Game' y 'Battle Royale'.
Portadas de los mangas 'Liar Game' y 'Battle Royale'.
Planeta Cómic/Ivrea

El formato de El juego del calamar es muy concreto. Hay unas pruebas y si las superas, esperas a la siguiente… Si no, has muerto. Lógicamente, queremos destacar algunas de ellas. No por nada del otro mundo, si no por la ciencia que hay detrás.

Una galleta que da la vida (o te la quita)

Las tres pruebas que más nos han llamado la atención son “Tira y afloja”, “Puente de Cristal” y “Panales de azúcar”.

En la primera tenemos el mítico sokatira (somos de Bilbao, aquí lo llamamos así). Dos equipos sujetando una cuerda por los extremos donde tienen que tirar cada uno hacia atrás. Cuando el equipo contrario haya sido arrastrado hasta cierto punto, habrá un vencedor. El problema aquí es que ese “cierto punto”... Es un precipicio donde todo el equipo caería al vacío. Nos llama la atención precisamente porque aquí manda Newton. 

Prueba del tira y afloja de 'El Juego Del Calamar'.
Prueba del tira y afloja de 'El Juego Del Calamar'.
Netflix

Su tercera ley enuncia que si se ejerce una fuerza en un sentido, se ejercerá una fuerza de la misma magnitud y en sentido contrario. Vamos, que en esta sokatira, si quieres que tu equipo no se mueva, tendrás que ejercer la misma fuerza que el equipo contrario, pero en sentido opuesto. Por eso es una jugada maestra soltar la cuerda un instante para que tus adversarios ya no tengan esa fuerza compensada y se caigan de culo. En esta prueba además es muy importante la posición de las piernas, ya que aquellos que las tengan lo más paralelas posibles al suelo ganarán, porque podrán clavarlas más y conseguir una mayor fuerza de empuje del suelo sobre ellos. Pero esta lógica suele suponer que ambos equipos tienen la misma capacidad muscular, lo que no es el caso, pero bueno. Cómo algo tan simple como tirar de una cuerda puede tener tanto intríngulis siempre nos asombra. Tanto como la prueba del “Puente de Cristal”, que nos dejó loquísimos por un concursante en especial.

En esta prueba tenemos que los concursantes deben cruzar un puente de gran altura en un entorno circense antes de que se agote el tiempo. La única pega es que el puente está hecho de dos tipos diferentes de cristal, vidrio templado y vidrio normal. La gracia del juego es que los jugadores no saben qué tipo de cristal están pisando, y el vidrio templado puede soportar el peso de dos jugadores, mientras que el vidrio normal se romperá con una sola persona. Esta ignorancia marca la diferencia entre la vida y la muerte. Sí, porque si rompe el vidrio hay otro precipicio.

Prueba del puente de cristal de 'El Juego Del Calamar'.
Prueba del puente de cristal de 'El Juego Del Calamar'.
Netflix

Lo primero, sí, según este estudio, el vidrio templado aguanta más que el normal. Y lo segundo, lo que nos dejó alucinando, es que un jugador revela que puede distinguir entre el cristal templado y el normal mirando de cerca el cristal a la luz. ¡Y es cierto! Al parecer, si hubiera algún error del usuario o de la máquina en el proceso de fabricación, se podría ver la diferencia en el cristal, ya que parecería estar un poco ondulado. Con la experiencia del jugador en la manufacturación de vidrio, puede darse el caso de que detectase estas ondulaciones con la luz de la sala reflectándose en el vídrio… Hasta que apagan las luces. Ahí ya todo se complica más.

Y por último, la prueba más tranquila pero a su vez más tensa del juego, la de “Panales de azúcar” es nuestra favorita, ya que la vida de los jugadores del Juego del Calamar dependería de… una galleta.

Los jugadores se alinean detrás de uno de cuatro símbolos: un círculo, un triángulo, una estrella o un paraguas. El símbolo que elijan se talla en un molde sobre una galleta, donde tendrán que extraerlo sin que se rompa. Puede parecer fácil, pero no lo es, ya que el tipo de galleta que deben manipular es un dulce de Dalgona.

El protagonista Seong Gi-hun sujetando el Dulce de Dalgona.
El protagonista Seong Gi-hun sujetando el Dulce de Dalgona.
Netflix

Para hablar bien de las propiedades de este dulce hemos contactado con el químico y divulgador científico Martín Pérez, conocido por su canal de YT “El Electrón Perdido”. Sí, química. Es necesaria para explicar bien por qué estos dulces son tan particulares y frágiles. Según nos comenta Martín, hay muchas formas de hacer caramelo. Si se quiere hacer un caramelo duro, lo más sencillo es fundir azúcar. Lo echas en la sartén, le aplicas calor hasta que se derrita y luego lo dejas enfriar. Al hacer esto, las moléculas de sacarosa reaccionan entre sí, rompiéndose en el proceso y formando un sólido más complejo y de distinto color: una red cristalina muy dura, formada por los productos de la caramelización.

Si simplemente fundes azúcar, cambias la composición química de la sacarosa, que es el azúcar de mesa, y generas un compuesto que es duro por lo general. Por eso, si lo dejas enfriar, al final acaba generando algo que cruje al diente. La mayoría de recetas que hacen salsas de caramelo, como la del flan, le añaden un poquito de agua, o mantequilla para hacer el tofe, porque así ayudas a reblandecer la red cristalina del caramelo, ya que dificultas la formación de los cristales, que lo endurecen..

En este caso, el del dulce de Dalgona, lo que hacen es fundir azúcar pero con un poquito de carbonato sódico (levadura química de toda la vida). Esto se hace para que el carbonato de sodio libere dióxido de carbono mientras que se forma el caramelo, generando una gran cantidad de alveolos, como si fuese un bizcocho, cambiando por completo la textura del dulce. En este enlace se puede ver todo el proceso para cocinarla.

Esta galleta no es una galleta blandita, es crujiente. Al ser un dulce aireado, se vuelve extremadamente frágil, porque es toda una estructura cristalina hecha de los productos de descomposición del azúcar. Sin embargo, esta rigidez puede perderse al hidratarse, y por eso, precisamente, es capaz de reblandecerse con la saliva. Al igual que la salsa de caramelo del flan, es sólo agua y azúcar, entonces el agua ayuda a disolver parcialmente o alterar la estructura del caramelo, volviéndola mucho menos rígida.

Así que al final, básicamente, lo que estaban haciendo en el juego del calamar era no jugársela. Como la estructura es tan rígida y frágil, buscaron reblandecerla con su saliva haciendo que la red cristalina del caramelo se disolviera parcialmente, evitando así que la galleta se rompa para poder sacar la figura.

¿Veis cómo los análisis concienzudos de una serie que nos gusta pueden ser entretenidos? Ahora sólo queda disfrutar de la segunda temporada, que esperamos que nos deje tan alucinados como la primera. Hasta entonces podemos jugar entre nosotros. "Luz verde, ya puedes correr y parar”.

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