Contracrónica

Un tractor, un huevo y varios pinganillos para cerrar la investidura

MADRID, 16/11/2023.- El diputado socialista Herminio Rufino Sancho Iñiguez, que ha sido agredido en las inmediaciones del Congreso, es ovacionado y aplaudido por sus compañeros, durante la segunda jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez.
El socialista Herminio Rufino también fue ovacionado ayer en la sesión de investidura.
Hidalgo / EFE
MADRID, 16/11/2023.- El diputado socialista Herminio Rufino Sancho Iñiguez, que ha sido agredido en las inmediaciones del Congreso, es ovacionado y aplaudido por sus compañeros, durante la segunda jornada de la sesión de investidura de Pedro Sánchez.

Aunque la de ayer era una jornada de celebración, al menos, para la mitad (+4) del Parlamento, los diputados tardaron en llegar debieron quedar exhaustos tras el intenso miércoles. A las 8.55, a solo cinco minutos de iniciarse la sesión, el hemiciclo estaba prácticamente desierto. Pero, al fin, los diputados demostraron ser aplicados y se instalaron en sus escaños en tiempo récord. No era día para hacer pellas, que la votación final no era para perdérsela… ni para equivocarse.

La fecha también era propicia para que el presidente en funciones diera a todos los parlamentarios que le auparon de nuevo a la presidencia las graciñas y el eskerrik asko, ya que se habló, y mucho, en euskera y galego ayer. La primera en intervenir, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, alternó el vasco y el español y, a mitad de comparecencia, la segunda fila de la bancada socialista, justo en la que se sienta Patxi López, pidió pinganillos. Enfrente, los populares no hicieron uso de audífono alguno.

Y aunque también hizo uso del euskera, el representante del PNV, Aitor Esteban, dejó perlas en un perfecto castellano que no pasaron desapercibidas. A saber: recuperó el tractor que le sacó a colación Mariano Rajoy en 2017 ante la petición de "más grano" de los vascos y se transmutó en una especie de Gloria Fuertes para dedicar a Feijóo la siguiente rima: "Alberto, tu tractor tiene gripado el motor por usar aceite Vox". El suyo, además de poético, fue un discurso deportivo, lleno de referencias al baloncesto y al rugby… pero advirtiendo de que su formación no sabe si llegará al final del partido (léase legislatura).

La mañana fue menos tensa que la anterior, al menos, entre las paredes del Congreso. Fuera, siguieron las protestas, en las que algunos asistentes portaban banderas y otros, huevos. Pero no para reponer fuerzas después de manifestarse en una fresca jornada, no. Que se lo cuenten al diputado socialista por Teruel, Herminio Sancho, el mismo que se equivocó en la votación durante la sesión de investidura de Feijóo y que volvió a ser protagonista involuntario ayer. Mientras desayunaba en un bar cercano al Parlamento con otros diputados socialistas, un grupo de manifestantes les increpó y les lanzó huevos. Uno de ellos, impactó en la cabeza de Sancho. Un episodio muy desagradable que se tomó con deportividad y por el que recibió una ovación en el hemiciclo.

A pesar de que la presidenta del Congreso anunció que iba a comenzar la votación y dijo que era "un momento muy importante", el resultado era un ‘spoiler’ desde hace días. En cuanto se supo el resultado, y a pesar de lo dicho en la Cámara en las horas anteriores, el ‘fair play’ se impuso y Feijóo fue a estrecharle la mano a su adversario, en un apretón con mensaje: "Esto es una equivocación". 

Mientras los diputados socialistas aplaudían y felicitaban a Sánchez con efusividad, eran menos, apenas las diputadas de Podemos, las que besaban a una emocionada Irene Montero, en su último pleno en el Parlamento. Un adiós para algunas personas y un continuará para otras, como parece el caso de María Jesús Montero y Félix Bolaños, dos miembros del comité negociador del PSOE que ayer se abrazaron largamente, con el alivio del que ha salvado los muebles (de La Moncloa) por los pelos.

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