OPINIÓN

Oliva

Envasado de aceite de oliva en una cooperativa de la provincia de Jaén.
Envasado de aceite de oliva en una cooperativa de la provincia de Jaén.
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Envasado de aceite de oliva en una cooperativa de la provincia de Jaén.

Junio de 2024. Quédense con la fecha: en la incertidumbre en la que vivimos, en un momento en el que estamos pendientes de cuándo estallará el próximo volcán (hay uno real, en Islandia, otro simbólico, frente a Ferraz), podemos anotar ese mes de junio como el momento en el que el precio del aceite de oliva iniciará su descenso. Quien nos lo asegura es la compañía de aceite de oliva del mundo, que algo de mano tendrá en el asunto, y quienes queremos creerlo vemos en esa profecía un alivio a otros males: quizás llueva, quizás acaben los pactos entre cadenas de supermercados para que el precio se sostenga, quizás recuperemos una cierta normalidad en el hecho de freír un huevo, de regar una tostada.

Nos duele aquello que nos arrebatan: ya en el siglo I y II a. C. se encuentran ánforas de aceite en abundancia en torno al valle del Ebro. Monzón, donde en unos días Sergio del Molino y yo hablaremos de estas y otras cuestiones, se llamaba entonces Apolonius, y usaba y consumía un aceite de tan alta calidad que la República romana lo importaba y prefería al de la península itálica. De la Bética, vía fluvial y luego marítima, se mandaba aceite, las salazones de Cádiz y un vino que no todo el mundo apreciaba y que el poeta Horacio usaba para escribir poemas de amor. Contaba ya en 1980 el profesor José María Blázquez, de la Complutense, que en Pompeya se encontraron ánforas con la marca de C. Antonius Quietus y la de DD Caecilii Hospitalis et Maternus, de la zona entre Córdoba e Híspalis.

Junio, solo debemos esperar hasta junio y el espejismo de esa pasada grandeza volverá a platos y sartenes. Qué extraña es la historia, qué caprichosa la realidad: han pasado siglos, caído imperios, emergido descubrimientos, pero convivimos, como los pompeyanos, con invisibles volcanes, y seguimos mirando, como hacían ellos, el precio al que nos venden el aceite.

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