El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha vuelto a defender la amnistía. Ya no ante la cúpula de su partido, sino ante el Congreso de los Diputados en una de las fechas más señaladas en su carrera política: su tercera investidura. El secretario general de los socialistas ha asegurado que el texto que registró su grupo el pasado lunes -en solitario, pese a que estaba previsto que lo firmasen todos los grupos que apoyarán la investidura- es "perfectamente legal" y que se aprobará "con luz y taquígrafos". Asimismo, ha reconocido que beneficiará a Carles Puigdemont, expresident de la Generalitat ahora fugado de la Justicia, sin mencionarle, pero ha puesto el énfasis en que también afectará a "cientos de ciudadanos que se vieron arrastrados por el procés".

Sánchez ha tardado en pronunciar la palabra mágica. No tanto como en el proceso que le ha traído hasta lograr salir mañana investido -la primera vez que 'amnistía' salió de su boca fue el 6 de octubre-, pero sí un rato. Lo ha hecho cuando llevaba más de una hora y cuarto de discurso para confirmar, de nuevo, que la amnistía se aplicará y que su propuesta es constitucional, a diferencia de la que presentaron los independentistas hace dos años. "No va a ser un ataque a la Constitución, sino una muestra de su fortaleza y vigencia. Es perfectamente legal y va a ser aprobada con luz y taquígrafos", ha lanzado ante el hemiciclo.

La que el presidente define como “la agenda del reencuentro” es una de las prioridades que ha expuesto este miércoles para lograr “un futuro de reconciliación y concordia”. Ha reconocido que “hay ciudadanos que consideran que estarían mejor siendo independientes” para asegurar que el Gobierno que preside “no comparte esa idea” y se ha preguntado cuál es la mejor fórmula para “garantizar esa unidad”, poniendo como alternativas la del PP, “por vía de la imposición y la crispación social”, o la suya, “del diálogo, el entendimiento y el perdón”.

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En este contexto, ha asegurado que trabaja para dar “más motivos” que convenzan a los independentistas de “una España unida”. Y ha presentado la amnistía como una fórmula para lograrlo porque “la pide una parte relevante de la sociedad catalana” y porque, además, “las circunstancias son las que son”. Otro de los argumentos desplegados por el presidente todavía en funciones ha sido que afectará no solo “a líderes políticos” cuyas ideas “no comparte” y cuyas acciones “rechaza”, pero también a “cientos de ciudadanos que se vieron arrastrados por el ‘procés’”. Ha hecho mención especial en esta última parte a policías, mossos o directores de colegio. El PSOE estima que se beneficien más de 400 ciudadanos.

Además, Sánchez ha ido más allá al reconocer de nuevo que esta ley de amnistía -que él y su gobierno consideraban inconstitucionales antes de las elecciones- también va de hacer “de la necesidad virtud”. Porque entre los motivos de “interés general” que ha mencionado han estado los de “consolidar los avances logrados y seguir avanzando por la convivencia”. Es decir, por su Gobierno frente a otro presidido por Alberto Núñez Feijóo, que mañana quedará ungido como líder de la oposición. Con todo, el presidente tampoco ha querido obviar las protestas desatadas en Ferraz y en otros puntos de España de ciudadanos contrarios a la medida de gracia. A los que se manifiestan “de forma pacífica” les ha traslado su “respeto y reconocimiento” por protestar como reconoce la Constitución.