• Ofrecido por:

Miguel y Pablo, con discapacidad intelectual, demuestran que ellos también pueden cuidar: "Mi padre y yo cuidamos el uno del otro"

Miguel Iglesias (izquierda) y Pablo Buhiga (Derecha.
Miguel Iglesias (izquierda) y Pablo Buhiga (Derecha.
Cedida
Miguel Iglesias (izquierda) y Pablo Buhiga (Derecha.

El 5 de noviembre se celebra el día mundial de las personas cuidadoras, un día pensado para reconocer la labor de aquellos que dedican su vida a cuidar a los que lo necesitan, a menudo, sin ningún tipo de remuneración y sin esperar nada a cambio.

Las personas con discapacidad, especialmente las que tienen grandes necesidades de apoyo, suelen estar en el otro lado de la balanza, es decir, que necesitan de alguien que los cuide. Sin embargo, aunque los identifiquemos con la idea ser los receptores de cuidados, muchos de ellos también son capaces de cuidar.

Así lo demuestran personas como Miguel y Pablo, dos excepciones de una regla solo imaginaria que nos hace pensar que no pueden ser cuidadores. Ambos tienen discapacidad intelectual y, ya sea porque es su trabajo o porque tienen un familiar que lo necesita, son perfectamente capaces de cuidar de otros. 

Miguel Iglesias, empleado en una residencia: "Hay gente que no acepta bien en los trabajos a las personas con discapacidad, tampoco en los cuidados"

Miguel Iglesias tiene 45 años, vive en Madrid y desde hace año y medio trabaja en una residencia de ancianos de la Comunidad de Madrid. En ella se dedica a atender algunas de las necesidades de personas mayores con demencias. Les arregla y les limpia la habitación, les sirve la comida y el desayuno. Empezó a trabajar ahí tras aprobar una oposición, aunque hasta entonces había hecho sobre todo trabajo en la hostelería, "estudié un ciclo medio de cocina y he trabajado también de camarero", nos cuenta.

Miguel asegura que con los ancianos se lleva muy bien, aunque también tiene días duros, "hay días en los que no están muy bien, no te reconocen, que se les olvidan mucho las cosas, se ponen muy nerviosos… y eso lo llevo peor, pero yo siempre intento ayudar para que estén mejor, más relajados… y los días que están mejor, aprovecho para hablar con ellos, sobre todo durante las comidas", cuenta.

Miguel Iglesias tiene discapacidad intelectual y trabaja en una residencia de ancianos con demencia.
Miguel Iglesias tiene discapacidad intelectual y trabaja en una residencia de ancianos con demencia.
Cedida

Miguel, que reconoce que, después de tantos años trabajando, se sigue encontrando con algún que otro prejuicio sobre sus capacidades, a pesar de que no necesita ningún tipo de apoyo para llevar a cabo su labor en la residencia, "los primeros días me tuvieron que explicar cómo funcionaba todo en la residencia, pero, desde entonces, lo hago todo sin ayuda, me desenvuelvo bien", cuenta.

Lo hago todo sin ayuda, me desenvuelvo bien

Y en cuanto a los cuidados, le ocurre lo mismo, sigue habiendo gente que duda que pueda llevar a cabo este trabajo, “la mayoría de mis compañeros me ayudan y me explican si hace falta, y me tratan como un compañero más, pero siempre hay una minoría, porque es cierto que son los menos, que no acepta muy bien en los trabajos a las personas con discapacidad, también en el tema de los cuidados”, reconoce.

Miguel, que es además miembro de la Plataforma Estatal de Representantes de Personas con Discapacidad Intelectual y del Desarrollo de Plena Inclusión, se queja de que todavía hay mucha gente que, por el mero hecho de tener discapacidad, le trata de manera distinta o son más secos, "aún quedan muchas barreras que derribar, y si eres mujer y con discapacidad todavía más. Sin embargo, en cada trabajo que hacemos, también en los cuidados, damos el máximo cada día".

Y así seguirá haciéndolo, aunque tenga que cruzarse, como hace ahora, Madrid de norte a sur para acudir a su puesto de trabajo, "yo vivo en Chamartín, y tengo que ir cada día hasta el Sur, me paso casi hora y media en el transporte público", cuenta.

Asentado en su trabajo en la residencia, su próximo proyecto es independizarse, irse por fin a vivir con unos amigos, pues ahora vive con su familia. Es perfectamente capaz, el único impedimento, es el precio de los pisos, "estamos mirando con lupa, porque está todo carísimo", se queja.

Pablo Buhigas: "Mi padre y yo nos cuidamos el uno al otro"

Pablo Buhigas tiene 37 años y vive con su padre, con quien siempre se ha llevado fenomenal. Hasta hace poco, su padre, Pao, era el que cuidaba de él, pero, desde que cayó enfermo, las tornas han cambiado un poco y tienen, como reconoce Pablo, que cuidarse el uno al otro.

"Él siempre ha cuidado de mí, y aunque sigue siendo así en muchas cosas, porque, por ejemplo, me sigue haciendo la comida, ahora también cuido yo de él. Nos cuidamos el uno al otro", cuenta.

Pablo tiene 37 años y vive con su padre, Pao.
Pablo tiene 37 años y vive con su padre, Pao.
Cedida

Su padre, aunque más o menos está bien, tiene cáncer de próstata. Mantiene al ‘bicho’, como lo llama Pablo, controlado gracias a una medicación hormonal, pero le ha afectado. "Lo operaron de la próstata y, aunque lo lleva bien, ha pasado una época desanimadillo, a veces el tratamiento lo deja cansado… así que una de mis misiones es animarlo, salir juntos… tenemos una relación de hijo y padre muy bonita", dice sonriendo.

Una de mis misiones es animarlo, salir juntos… tenemos una relación de hijo y padre muy bonita

Pablo y Pao viven solos y, de momento, se apañan bastante bien, pero siempre cuentan con la ayuda y el apoyo de sus dos hermanos, una chica que vive con su marido también en Las Palmas de Gran Canaria, y otro hermano que está en Madrid, pero que se escapa siempre que puede a la isla. Además, Pablo sigue trabajando con normalidad, "mi profesión consiste en validar los textos que se adaptan a lectura fácil", nos cuenta. Además, tiene tiempo para hacer de voluntario en la Cruz Roja y en otras asociaciones e incluso hace teatro.

Pablo, que se responsabiliza de tareas en casa y le acompaña al médico, cree que lo más le aporta a su padre, más que cualquier cuidado, "es alegría, pero la misma que me aporta él a mí. A mí mi padre me ha caído del cielo", dice emocionado.  

Mostrar comentarios

Códigos Descuento