Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Viviendo la Historia

El rey Felipe VI y la princesa Leonor durante el concierto Premios Princesa de Asturias celebrado en Oviedo el 19 de octubre de 2023.
El rey Felipe VI y la princesa Leonor durante el concierto Premios Princesa de Asturias celebrado en Oviedo el 19 de octubre de 2023.
EFE
El rey Felipe VI y la princesa Leonor durante el concierto Premios Princesa de Asturias celebrado en Oviedo el 19 de octubre de 2023.

Estamos viviendo un día histórico, y esta vez de verdad. Es una pena, y más que una pena, una falta de sensibilidad, que este 31 de octubre de 2023 no se haya declarado jornada extraescolar para que los niños puedan ver en la televisión los momentos emocionantes del juramento a la Constitución de la princesa Leonor, futura reina de España, ante las Cortes, donde todos los españoles estamos representados.

Muchos, quizás disfrutando de la parafernalia que lo rodea, todavía no valorarán la importancia de este acto pensando en el futuro de nuestro país y de las garantías, y especialmente de la libertad y la democracia que garantizan. Pero dentro de algunos años, sí les permitiría recordar con orgullo haber vivido en directo –por utilizar un término audiovisual– lo que tanto ellos como sus hijos y nietos tendrán que estudiar en la asignatura de Historia.

Quizás no valoramos lo que implica institucionalmente asegurar las condiciones básicas para un porvenir en paz e igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley y la unidad por encima de las diferencias ideológicas, religiosas y culturales que proporciona el progreso y la prosperidad en los diferentes ámbitos de la vida.

La monarquía parlamentaria que la princesa Leonor representa desde hoy mismo es uno de los sistemas institucionales que mejor asegura algo tan importante como es la convivencia en paz entre todas las diferencias políticas, religiosas, culturales y sociales.

En Europa, el continente que mejores experiencias acumula en las dificultades para la unidad y el entendimiento, las monarquías parlamentarias, entre las que desde ahora Leonor será una de las grandes promesas, comparten con éxito el esfuerzo por proporcionar a sus conciudadanos un presente y un futuro de progreso, y una imagen de prosperidad envidiable para otros pueblos.

Son los casos del Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Suecia, Holanda, Bélgica o Luxemburgo. En el ámbito político este sistema institucional hereditario proporciona seguridad y no resta posibilidades de ningún tipo a quienes aspiran a lograr alguno de los poderes que reparte el voto de todos.

Las monarquías parlamentarias, a las que España se incorporó hace más de cuatro décadas –después de una etapa difícil de olvidar de opresión y aislamiento ejercidas por una férrea dictadura–, tienen entre sus funciones exhibir lo mejor de la imagen de su sociedad en el mundo.

La monarquía española, a la cual hoy se incorpora Leonor –una princesa que de partida despierta admiración tanto en España como en el extranjero– merece el reconocimiento de haber contribuido a cambiar en muy poco tiempo la oscuridad y el aislamiento de la España heredada. No hay duda de que, con su inteligencia y la empatía que despierta, contribuirá a seguir mejorándola.

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