Cisjordania, una región "a punto de estallar" por la represión israelí y la radicalización de los jóvenes palestinos

Militantes palestinos asisten a un funeral por las personas muertas durante una incursión militar israelí.
Militantes palestinos asisten a un funeral por las personas muertas durante una incursión militar israelí.
AP/LAPRESS/Majdi Mohammed
Militantes palestinos asisten a un funeral por las personas muertas durante una incursión militar israelí.

Con el mundo mirando los bombardeos israelíes en Gaza y la situación humanitaria límite de los civiles de la Franja, otra región palestina se encuentra en este momento en alerta por el aumento de la violencia. El atentado de Hamás de principios de octubre ha convertido a Cisjordania en un objetivo de Israel, que considera que estos territorios se han convertido en un "refugio de terroristas". En estas tres semanas el conflicto ha llegado a sus cotas mas altas desde la Segunda Intifada, pero la situación de tensión entre palestinos e israelíes viene de atrás. En el último año la violencia de los colonos, las redadas de las fuerzas israelíes en campos de refugiados y la radicalización de la sociedad palestina han convertido a la región en un coctel explosivo que podría estallar en cualquier momento.

En la madrugada de este viernes al menos cuatro personas han muerto y otras 15 han resultaron heridas en redadas del Ejército de Israel en distintas partes de la Cisjordania ocupada. Desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás han muerto en esta región más de 100 palestinos (entre ellos 31 niños, según Médicos Sin Fronteras) y cerca de 2.000 han resultado heridos. Además, 1.000 palestinos han sido detenidos, incluidos unos 500 supuestamente vinculados a Hamás, según Israel. En este periodo se han vivido situaciones inéditas en los últimos años, como el bombardeo de la mezquita de Jenin, algo que ocurre con frecuencia en Gaza pero que en Cisjordania no se suele producir.

"Estamos ante una situación muy peligrosa que podría terminar estallando", reconoce a 20minutos Moussa Bourekba, investigador principal de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs). "Los ataques de Hamás podrían animar a ciertas personas a concebir que la violencia es la única vía que vale porque la no violencia hasta ahora ha aportado pocos resultados", afirma Bourekba, que añade que aunque no todos los palestinos están a favor de las acciones de Hamás, es precisamente esa falta de perspectiva de paz o de mejora de su situación la que podría "empujar o hacer más atractiva la oferta violenta como solución para remediar este problema".

¿Una sociedad cada vez más radicalizada?

Toda esta situación llega en medio de un enfrentamiento político entre palestinos por el control de la causa. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) lleva casi dos décadas sin convocar elecciones, ante el temor de que, como ocurrió entonces, Hamás pueda ganar los comicios. El presidente de la ANP, Mahmud Abbas, se ha convertido en un cisma dentro de la joven sociedad palestina, desconectada con el liderazgo del octogenario mandatario. "Muchas veces los palestinos han señalado que viven una doble ocupación: por parte de Israel y por parte de su Gobierno que, sobre todo en temas de seguridad, colabora con Israel en Cisjordania", afirma a este medio Natàlia Queralt, analista de El Orden Mundial.

La pérdida de legitimidad de Abbas ha provocado un choque interno en Cisjordania, donde se ha producido una radicalización de la población, que ve como los procesos de paz no han cambiado su realidad. Este año se cumplen treinta años de los Acuerdos de Oslo, que no solo no han cambiado nada, sino que, atendiendo al número de asentamientos israelíes, ha empeorado. 

Desde el año 2017 han aumentado los ataques contra ciudadanos israelíes, algunos de ellos por parte de seguidores de la Yihad Islámica Palestina o las Brigadas de Al Qasam, brazo armado de Hamás. El último de ellos se produjo el pasado mes de julio cuando un palestino atropelló a varios viandantes y apuñaló a otros con arma blanca en Tel Aviv

A esto se suma la aparición de grupos armados. En el último año ha emergido la Brigada Tulkarem, que aglutina varias milicias integrada por los jóvenes del campo de refugiados de Nur Shams. Pero no es la única. Otro caso que ha recibido amplio seguimiento mediático es el de los llamados Lions' Den, que hace ahora un año aparecieron en redes sociales patrullando las calles de Nablus y que ya han tenido enfrentamientos con las fuerzas israelíes. Algunos de estos grupos armados no están afiliado a los partidos políticos, lo que demuestra la desavenencia de los jóvenes con la clase política palestina.

Enfrentamientos con colonos y más asentamientos

Que se hayan incrementado desde hace meses los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas israelíes y los cisjordanos no es casualidad. "El Gobierno actual de ultraderecha es abiertamente racista, antiárabe, antipalestino y fomenta la ocupación de territorios. Su intención es anexionarse Cisjordania y culminar con la idea del gran Israel", asegura Queralt. Ambos analistas coinciden, sin embargo, en que esta es una política que han llevado a cabo todos los Gobiernos israelíes, tanto de izquierdas como de derechas, con el objetivo de "reducir lo máximo posible el territorio palestino y hacer que la solución de los dos Estados sea inviable".

Lo que si ha cambiado con este nuevo Gobierno es el poder de los colonos, multiplicándose así los asaltos y la violencia. De hecho, esta misma semana el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró estar "alarmado" por el hecho de que algunos "colonos extremistas" estén atacando a los palestinos en Cisjordania. "Están atacándoles en lugares en los que tienen derecho a estar. Tienen que parar, rendir cuentas y parar ya", afirmó el presidente.

Esa es la conclusión a la que también llegó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En un informe publicado en mayo de 2021, aseguraban que "las autoridades israelíes están cometiendo la mayoría de las violaciones como parte del objetivo del Gobierno israelí de consolidar su ocupación permanente a expensas de los derechos del pueblo palestino".

A finales de 2022 llegaron al Gobierno organizaciones como Poder judío y Sionismo religioso, lideradas por colonos que en los años 80 pertenecían a formaciones marginadas dentro de la Knesset (Parlamento israelí). "Hace años las posiciones que ahora vemos en el Gobierno estaban repudiadas y se consideraban demasiado extremistas y radicalizadas para tener representación en el Parlamento", recuerda la analista de El Orden Mundial. "En el contexto actual parece que la tolerancia al discurso de odio y la violencia ha bajado. Para los colonos israelíes es un sueño que sus líderes estén ahora al frente del Gobierno con puestos de responsabilidad", agrega.

El propio Consejo de Seguridad de la ONU declaró en febrero de este año estar "preocupado" por el anuncio del Gobierno de Israel de continuar "la construcción y expansión de los asentamientos". Para Bourekba, a ojos de los colonos que "ya han expulsado a decenas de palestinos de sus casas", este momento de conflicto abierto es también una oportunidad para seguir en esta línea, al igualar a todos los palestinos de Cisjordania con Hamás y, por tanto, con terroristas.

¿Puede ocurrir en Cisjordania lo mismo que en Gaza?

Imaginar en Cisjordania una situación parecida a la de Gaza, con bombardeos continuos y una operación terrestre a punto de comenzar, es todavía complicado. La realidad es muy diferente en ambos territorios. Gaza vive un bloqueo desde hace 15 años y esta bajo el Gobierno de la organización islamista Hamás, que tras los ataques del 7 de octubre se ha demostrado que estaban menos controlados por Israel de lo que el Estado hebreo creía. 

Por otro lado, en Cisjordania el Ejército israelí realiza incursiones cada cierto tiempo, como ha ocurrido en las últimas semanas en campos de refugiados. El control es mucho mayor en este territorio. Y, aunque se puedan producir levantamientos populares, la capacidad de organizarse como lo ha hecho Hamás en Gaza es complicado por las propias características de Cisjordania, que no cuenta con continuidad territorial por la ocupación israelí. Con todo, "lo que pasa en Gaza tiene un efecto en Cisjordania", ya que, como aclara la analista, "hay un sentimiento de desesperación compartido". "Son dos realidades distintas, pero es un mismo pueblo", agrega.

Pese a que conocer el grado de apoyo con el que cuanto Hamás en Cisjordania es complicado, lo cierto es que el problema no se acabaría con la eliminación total o parcial de este grupo. "Aunque Israel termine con Hamás, saldrán otros movimientos para ocupar su lugar. Aquí hay un problema de fondo... y es político", sentencia Queralt.

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