Qué tener en cuenta a la hora de escoger un perro: "Mucha gente tira del factor estético, sin ser consciente de lo que hay detrás"

Dos perros jugando juntos.
Dos perros jugando juntos.
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Dos perros jugando juntos.

La decisión de ampliar la familia con un perro no es sencilla. Hay que valorar muchas cuestiones, entre ellas si disponemos del tiempo suficiente, si conocemos las necesidades de estos animales, si podemos afrontar los gastos extra que supone, etc. Al fin y al cabo, estos peludos van a formar parte de nuestra familia por, al menos, los próximos diez años.

Entre todas estos factores que debemos valorar, la elección de la raza (o mezcla de razas en caso de tratarse de un mestizo) es un punto fundamental al que prestar atención ya que, aunque no es determinante, sí influye bastante en algunos aspectos y necesidades del animal.

¿A qué nos referimos con esto? A que, según la raza de perro con la que queramos convivir, tendremos que atender unos aspectos determinados. Un ejemplo sencillo de esto son las razas de pelo largo, frente a las de pelo corto. Las primeras requieren de más cuidados del pelaje como lavados y cepillado, mientras que la segunda no requerirá tanta atención.

Por supuesto, esto también influye en el comportamiento que, aunque no todos los individuos de una misma raza se comportan igual, sí que va a haber algunas características predominantes o a las que son propensas. "Las razas se han seleccionado con una función concreta a lo largo de la historia", afirma Javier Ruiz, educador canino y fundador de Dog Ventura

Por qué conocer la raza de nuestro perro es importante

Según el educador canino, a la hora de escoger un perro "mucha gente tira del factor estético, sin ser consciente de que detrás hay una serie de atributos seleccionados y ligados a esa estética". "Por ejemplo, un Pastor alemán no tiene las orejas así (levantadas) por casualidad", ejemplifica.

"Lo más importante aquí es saber si realmente se va a adaptar bien a nosotros y si tenemos un conocimiento de esa raza, ya que no tiene sentido adquirir un Border collie, por ejemplo, sin tener presentes las necesidades que va a tener, que no son las mismas que un Labrador o un Carlino", apunta.

En este sentido, Ruiz explica que hay razas que demandan más que otras, tanto en cuestión de tiempo, nivel de actividad física, como de estimulación mental. "No todas las razas son compatibles con todas las familias, va a depender de cómo sea la vida de esas familias y si ésta se adapta al perro", añade.

Mucha gente tira del factor estético, sin ser consciente de que detrás hay una serie de atributos ligados a esa estética

"Tenemos que saber cómo somos como personas, qué tipo de vida hacemos y tenemos", completa el experto en comportamiento canino. "Aquí hay muchos malentendidos porque a veces malinterpretamos las necesidades de los perros, como por ejemplo el típico caso de familia con un niño muy movido que decide tener un perro cañero para que esté con el crío. Esto sale muchas veces muy mal".

Ruiz añade a sus ejemplos otras razas como los galgos o los podencos, "que tienden un poco a la inseguridad y que con niños pequeños muy movidos pueden no ser la mejor opción", o los perros con instinto de caza o pastores, "que los he llegado a ver pastoreando a los niños de la casa".

"La mayor incompatibilidad que veo ante estas situaciones son las familias que no son conscientes de que hay determinadas razas con unas demandas de ejercicio y estimulación super altas", expresa. "Buscar un parche porque no podemos cubrir sus necesidades no va a conseguir que el perro esté equilibrado".

Por este motivo, cada vez son más las protectoras de animales que en sus cuestionarios pre-adopción, preguntan sobre el estilo de vida de los miembros de la familia, el tiempo del que se dispone y, cuando procede, sobre el conocimiento de la raza.

"Yo tendría presente cosas como el tiempo que demandan y el nivel de actividad", recomienda Ruiz. "Y ser consciente de que hay perros que no se pueden adaptar a nuestras vidas porque el nivel de actividad que necesitan no es acorde con nuestro día a día".

Del mismo modo, el educador canino aconseja que pensemos también en cómo va a variar nuestras rutinas según la raza (o mezcla de razas) con la que convivamos. "A no ser que se trate de un mestizo de razas muy demandantes, todos van a necesitar un contexto enriquecido, pero a diferentes niveles", comenta. "Un Carlino lo necesitará más bajito, mientras que un Pastor alemán necesitará muchísimo más (especialmente durante su vida de cachorro y juventud)".

Al igual que nosotros (los perros senior) no tienen las mismas necesidades físicas

Por este mismo motivo, la edad también va a pasar a ser un factor determinante. Si somos unos amantes de aquellas razas más exigentes, puede ser interesante plantearnos la adopción de un perro senior. "Quizás no podamos tener un Pastor alemán cachorro, pero sí uno senior o jubilado, por ejemplo, tras haber trabajado para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, ya que, al igual que nosotros, no tienen las mismas necesidades físicas", concluye Ruiz.

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