Es uno de los pocos elefantes blancos que quedan al sur de la ciudad. Una superficie de 35.000 m2, perteneciente al distrito de Arganzuela, que durante buena parte del siglo XX albergó la mayor lonja de frutas y verduras de Madrid. En 1983, perdió dicho honor con la inauguración de Mercamadrid. Y durante los últimos cuarenta años ha sido objeto de múltiples proyectos fallidos. Desde un rascacielos de 30 pisos, en mente de Gallardón, hasta un centro social, cuando Carmena estaba al mando del Ayuntamiento. Finalmente, el alcalde José Luis Martínez-Almeida ha decidido recuperar este espacio vacío y degradado para ofrecer a los vecinos tres nuevas dotaciones y unificar las oficinas municipales, ahora dispersas en otros edificios. El precio de este megaproyecto: 64 millones.

"Será una de las actuaciones más importantes de los próximos cuatro años en materia de equipamientos", ha lanzado este lunes el alcalde durante una visita por las tripas de este esqueleto gigante. Cumple así con su promesa electoral de darle una doble vida a este edificio en ruinas antes de 2027. Por un lado, la construcción de tres nuevas dotaciones, pendientes de definir, y un aparcamiento subterráneo con 300 plazas. Por otro, la reorganización de espacios e inmuebles municipales para el traslado de más de 2.500 funcionarios. "Con ello ahorraremos alrededor de 14 millones de euros al año en alquileres. Lo que nos permitirá amortizar la obra en tan solo 5 años".

AYUNTAMIENTO

Antes de iniciar su transformación (esperan que definitiva), el Área de Obras y Equipamientos terminará los trabajos de consolidación del complejo. Una fase de recuperación estructural que durará un año y en la que van a invertirse 10 millones de euros. Lo que suma un total de 26 millones destinados a la subsanación de patologías desde que el Ejecutivo local paralizó las obras, allá por 2019, ante el riesgo de colapso. En este tiempo, se han recalzado 517 zapatas, se han instalado 1.774 nuevos micropilotes, se han reforzado 96 pilares y se han reparado 14.500 m2 de losa, según datos del departamento que lidera la delegada del ramo, Paloma García Romero.

Rafa Albarran

Con la recuperación de este gran contenedor municipal, el Gobierno de Almeida busca completar su actuación en el sureste de Madrid Río, así como rematar el eje norte-sur de la capital con la culminación de Castellana, Prado y Delicias. "El proyecto permitirá reactivar todo el entorno, introducir mayores niveles de seguridad, promover el comercio local y, en definitiva, consolidar un polo de centralidad para el nuevo barrio de los Metales", sostienen desde el Área de Obras. 

Luz verde al plan que cambiará el 'skyline' del sur de Madrid con dos torres en Méndez Álvaro

Al tratarse de un espacio protegido -construido entre 1926 y 1935 por los arquitectos e ingenieros Luis Bellido, Francisco Javier Ferrero y Alfonso Peñala- la actuación respetará su estructura de hormigón, mientras que el resto de los acabados se realizarán siguiendo los dictámenes de la Comisión de Patrimonio y la estética de la propia infraestructura. Las dotaciones que después albergue este antiguo gran bazar serán elegidas por la concejal del distrito, Lola Navarro, "que es quien mejor conoce las necesidades del distrito", ha apuntado Almeida. Solo ha avanzado que habrá un "auditorio" y que se reorganizará el personal administrativo del edificio Apot, de la calle de Bustamante y de la Agencia Tributaria madrileña. Su propósito es "dar respuesta a demandas históricas del entorno" a través de dotaciones de uso vecinal que servirán tanto a Arganzuela como al distrito limítrofe de Usera.