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Fundación Nipace, el primer paso para los niños con parálisis cerebral

Entre emocionado y abrumado por ser el centro de atención, Pedro Galo juega a ‘ordenarle’ al exoesqueleto que le acaban de colocar que se levante como si estuviese dándole indicaciones a un asistente virtual. «Atlas, arriba», exclama y su fisioterapeuta aprieta el botón que hace que el robot se yerga. El pequeño de seis años comienza entonces a caminar, con paso lento pero firme, por las instalaciones que la Fundación Nipace tiene en Guadalajara. Este centro, especializado en niños con parálisis cerebral, se ha convertido en el primero en contar con el exoesqueleto pediátrico desarrollado por Marsi Bionics.
Pedro Galo juega a ‘ordenarle’ al exoesqueleto pediátrico desarrollado por Marsi Bionics.
Entre emocionado y abrumado por ser el centro de atención, Pedro Galo juega a ‘ordenarle’ al exoesqueleto que le acaban de colocar que se levante como si estuviese dándole indicaciones a un asistente virtual. «Atlas, arriba», exclama y su fisioterapeuta aprieta el botón que hace que el robot se yerga. El pequeño de seis años comienza entonces a caminar, con paso lento pero firme, por las instalaciones que la Fundación Nipace tiene en Guadalajara. Este centro, especializado en niños con parálisis cerebral, se ha convertido en el primero en contar con el exoesqueleto pediátrico desarrollado por Marsi Bionics.

A Pedro, Alba y Asier, Nipace les cambió la vida. La fundación sin ánimo de lucro les devolvió de una forma u otra parte de la infancia que les fue arrebatada por una parálisis cerebral, un trastorno que afecta al movimiento, equilibrio y postura por una lesión en el cerebro durante su desarrollo. Como ellos, 300 niños con la misma condición reciben terapia en las instalaciones de la fundación. La primera de todas fue Raquelilla, hace ya 24 años, cuyo diagnóstico, lejos de empujarles a rendirse, animó a sus padres a mover cielo y tierra para favorecer una independencia que, según sentenciaron los médicos inicialmente —decían que nunca podría hablar ni andar—, no tendría. 

Esos padres eran Ramón y Raquel, fundadores de la fundación Nipace que desde 2004 desarrolla procesos de atención integral para niños con parálisis cerebral y trastornos neuromotores. Raquelilla fue la razón por la que sus padres decidieron formarse exhaustivamente en otros países como Polonia o Estados Unidos y volver a España con todo lo aprendido para que cientos de niños en la misma condición puedan tener derecho a una rehabilitación avanzada e innovadora sin tener que salir del país. 

En 2007 se abrió el primer centro de trabajo, y desde entonces, el equipo de la Fundación ya ha logrado desarrollar NIE, un método propio de rehabilitación con técnicas y tratamientos de última generación. Nipace fue también el primer centro de España en contar con un exoesqueleto pediátrico en 2021 y todos los profesionales que trabajan en él se mantienen en permanente actualización colaborando con otras asociaciones y hospitales de distintos países del mundo.  

Las complicaciones que surgieron en España para poder brindar a Raquelilla una rehabilitación efectiva y la inconformidad de Ramón y Raquel, que no quisieron quedarse de brazos cruzados aceptando un diagnóstico que quizás podían mejorar, fueron los cimientos de una Fundación que nació para evitar a muchas familias los dos principales inconvenientes que se encontraron para ayudar a su hija: la distancia y los precios tan elevados que supone hacer un tratamiento fuera del país. Nació así Nipace, eliminando barreras y permitiendo un tratamiento de última generación a cientos de niños que han dado sus primeros pasos en el centro de Guadalajara.

Una década después, su labor le ha convertido en una organización pionera con uno de los principales centros de rehabilitación neurológica, ya no solo de España, sino también de Europa. En ese periodo, han sido precursores en la introducción del tratamiento intensivo con órtesis Spidersuit y Adeli, y han introducido también por primera vez en el país el Robot Lokomat pediátrico y adulto. 

El trabajo y los avances alcanzados durante estos años le han valido a Nipace una decena de reconocimientos y premios, por su inquietud y afán por devolver la esperanza a muchas familias y mejorar la vida de cientos de niños y jóvenes. Así lo dicen sus fundadores: "Nuestro sueño es hacer realidad el de muchos niños: dar un paso por primera vez en sus vidas y alcanzar la máxima independencia posible".

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