La familia española que ha 'tocado el cielo' al completo: sube a dos seismiles del Himalaya con sus hijos de 9 y 11 años

José María Jiménez, informático de 50 años, y Celia Rubio, administrativa de 45, son los padres de Vega, de 11 años y estudiante de 1º de la ESO, y Saúl, de 9 años y en 5º de Primaria. Estos cuatro segovianos forman el equipo llamado 'Explorando rincones', una familia alpinista que acaba de regresar de su última expedición, esta vez en el Himalaya indio, donde han coronado dos cumbres de más de seis mil metros de altura: el Kang Yatse II (6.250 m.) y el Dzo Jongo (6.220 m.).
José María Jiménez, informático de 50 años, y Celia Rubio, administrativa de 45, son los padres de Vega, de 11 años y estudiante de 1º de la ESO, y Saúl, de 9 años y en 5º de Primaria. Estos cuatro segovianos forman el equipo llamado 'Explorando rincones', una familia alpinista que acaba de regresar de su última expedición, esta vez en el Himalaya indio, donde han coronado dos cumbres de más de seis mil metros de altura: el Kang Yatse II (6.250 m.) y el Dzo Jongo (6.220 m.).
José María Jiménez, informático de 50 años, y Celia Rubio, administrativa de 45, son los padres de Vega, de 11 años y estudiante de 1º de la ESO, y Saúl, de 9 años y en 5º de Primaria. Estos cuatro segovianos forman el equipo llamado 'Explorando rincones', una familia alpinista que acaba de regresar de su última expedición, esta vez en el Himalaya indio, donde han coronado dos cumbres de más de seis mil metros de altura: el Kang Yatse II (6.250 m.) y el Dzo Jongo (6.220 m.).
La familia Jiménez Rubio, en la cumbre del Dzo Jongo (6.220 m.), en el Himalaya indio, en agosto de 2023.
EXPLORANDO RINCONES

José María Jiménez, informático de 50 años, y Celia Rubio, administrativa de 45, son los padres de Vega, de 11 años y estudiante de 1º de la ESO, y Saúl, de 9 años y en 5º de Primaria. Estos cuatro segovianos forman el equipo llamado 'Explorando rincones', una familia alpinista que acaba de regresar de su última expedición, esta vez en el Himalaya indio, donde han coronado dos cumbres de más de seis mil metros de altura: el Kang Yatse II (6.250 m.) y el Dzo Jongo (6.220 m.). Saúl y Vega son las personas de menor edad que ascienden estos dos seismiles, según los registros de los guías locales que les acompañaron una vez llegaron a la región de Ladakh, en el norte de la India.

Sus hazañas en las montañas comenzaron con apenas tres y cinco años de vida. Los hermanos Jiménez Rubio, guiados por la experiencia y los conocimientos de sus progenitores -José María también es técnico de montaña y fue profesor en la Escuela Castellana y Leonesa de Alta Montaña-, empezaron paseando por el campo y han terminado ascendiendo cumbres de la cordillera del Himalaya indio. Este recorrido ha ido acompañado de actividades como la escalada, que les ha ido dando un bagaje propio de muchos montañeros adultos. 

Antes de aterrizar el pasado 11 de agosto en Nueva Delhi, ya contaban en su currículum con ascensiones en Los Alpes (Francia) o en Los Andes (Perú), así como en Pirineos y Picos de Europa, entre otras zonas altas de España. Han recibido, además, en 2021 y en 2022, la mención de oro del Trofeo Cumbres El Cainejo que organiza la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León tras ascender a 28 destacadas cumbres de la región.

De vuelta en casa, los pequeños cuentan con una sonrisa en la cara que en el cole les felicitan por sus logros y sus compañeros y compañeras les piden acompañarles en alguna ruta. Además de sus estudios en el colegio e instituto, respectivamente, donde las asignaturas de ciencias y educación física son las que más disfrutan, compaginan los deportes de montaña con clases de música. Cuando van de expedición, sacan la fuerza para levantarse a las dos de la madrugada en mitad del frío de la noche del "amor a la montaña". "No tienes nada de ganas, pero sabes que es por una muy buena causa", comenta a 20minutos Saúl por videoconferencia.

La expedición al Himalaya indio duró tres semanas, del 11 de agosto al 1 de septiembre. Sin patrocinadores, ellos mismos se costearon un viaje para el que contrataron la ayuda de guías locales y caballos para subir el material al campo base. Para preparar un viaje así hay "mucho trabajo detrás" de entrenamiento físico, aclimatación a la altura, preparación mental, organización logística y ahorro económico. José María cuenta que avisaron previamente a los guías de que iban con niños, "pero cuando llegamos y vieron a los niños... aquello les generó un poco de dolor de cabeza", bromea. No obstante, "a los pocos días fueron viendo que era real lo que queríamos hacer y que éramos capaces". 

Celia subraya que su filosofía no es buscar una marca como la de las dos personas más jóvenes que han ascendido el Kang Yatse II y el Dzo Jongo. También en la Cordillera Blanca, el verano pasado, el guía y el personal del albergue en el que se hospedaron les dijeron que eran los niños más pequeños que les constaran que hubieran alcanzado las cimas de varios nevados como Mateo (5.150 m.), Ishinca (5.530 m.), Urus (5.420 m.) y Vallunaraju (5.686 m.). "Para nosotros, la fortaleza es subir los cuatro en familia", resalta José María.

Como madre y padre, reconocen que este verano sí se les ha pasado por la cabeza "vaya embolado en el que nos hemos metido", pero no en la montaña, que les da paz porque sienten que es su sitio, sino en la odisea hasta llegar a ella, sobre todo en la región de Ladakh, con mucha presencia militar por ser zona fronteriza entre India y China, dos viejos enemigos nucleares

"Como padres hemos estado siempre preparados y equipados, por eso vamos cargados como burros, y eso nos da tranquilidad", dice José María. Por su parte, Celia, recuerda que "hace mucho tiempo" sintió miedo en la montaña durante una jornada con los niños en la que se metieron en una ladera "bastante helada" con unos crampones que no resultaron ser los adecuados. "De eso aprendimos que teníamos que comprar otro tipo de crampones y que teníamos que practicar más la montaña invernal", reflexiona. "Con los niños, el miedo va más allá de lo que es el peligro real".

Para Vega, su mayor temor en el Himalaya indio era el frío, pero luego "no hizo tanto e íbamos bastante abrigados". Cuando están al límite y no pueden más, Vega y Saúl, admiradores de los famosos escaladores Eneko e Iker Pou, piensan en "el momento en el que vas a estar disfrutando un montón diciendo 'lo he conseguido, he superado el reto'". Su madre explica que ambos se complementan mutuamente, lo cual "ayuda mucho". Mientras Vega es "más analítica" y estudia la ruta antes de salir, Saúl es "más visceral" y echa a andar sin pensar en lo que está por llegar, "vive el momento".

La familia Jiménez Rubio en el Kang Yatse II, durante una subida de aclimatación desde el campo base, en agosto de 2023.
La familia Jiménez Rubio en el Kang Yatse II, durante una subida de aclimatación desde el campo base, en agosto de 2023.
EXPLORANDO RINCONES

Elegir una cumbre preferida les resulta "muy complicado". Pero Vega se moja y elige Torre de Cerredo, a la que ascendieron desde Fuente Dé (Cantabria) y bajaron en un día. "Me pareció una ruta preciosa, bastante exigente, pero muy bonita", dice. Celia opta por la primera ascensión a Peñalara (Madrid) y el primer tresmil en familia, el Petit Vignemale (3.032 m., en Francia): "A partir de ahí, empezaron los retos y supimos que podíamos hacer algo más de senderismo. La montaña cobró otra dimensión".

Pero no siempre se puede pisar la cima. A veces, lo más seguro en la montaña es saber darse la vuelta. Para la familia de 'Explorando rincones', el aburrimiento o la falta de ganas no son razones para rendirse. Celia y José María aseguran que trasmiten a sus hijos los valores de la montaña a sus hijos y reconocen que han tenido "mucha suerte" porque pocas veces han tenido que abortar un plan. 

Por salud o condiciones meteorológicas adversas sí se han dado la vuelta. "En Perú, en cuanto vimos en Sául el mínimo síntoma de debilidad, decidimos darnos la vuelta. Esas montañas están ahí para otras veces", relata Celia. Su marido abunda en el tema con otro ejemplo: "En Mampodre, en un día frío y con niebla, en una parada, tuvimos un pequeño altercado: una piedra golpeó a Vega en la frente y le hizo una brecha. Estábamos a 150 metros de la cumbre, pero entendimos que no era el momento de seguir. No había cuerpo y decidimos bajar".

-¿Y cuál es vuestro próximo reto?

-"La cartera de deseos está llena, pero la cartera de billetes está muy vacía", responde José María.

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