Nueva ruta de los hermanos Pou en los Andes peruanos

Los hermanos Pou.
Los hermanos Pou.
Hermanos Pou
Los hermanos Pou.

Tras abrir la friolera de seis rutas en el Karakorum de Pakistán hace un par de meses, entre las que destacaba su nueva ruta “Waa Shakir” 6b/M.5/70o/2200m, y con la que cerraban el macroproyecto “LOS 4 ELEMENTOS” tras prácticamente dos meses de expedición, cualquiera se habría tomado unas merecidas vacaciones y comenzado ya a pensar en la temporada siguiente; pero no ha sido así para los escaladores vascos Eneko e Iker Pou, quienes hace unas semanas se marcharon a los Andes. A finales de agosto los hermanos vitorianos realizaron la primera ascensión de la inescalada cara noroeste del Ranrapalca, una imponente mole de casi un kilómetro vertical que culmina de manera vertiginosa en la cumbre a 6.162 m.

”La vimos por primera vez cuando junto a Micher Quito inauguramos en los Urus “Hanan Pacha” y “EMMOA”- que por cierto la primera se ha convertido en un clásico de dificultad que este año ya acumula varias repeticiones internacionales-, la teníamos en frente, al otro lado del valle, pero no teníamos claro si seríamos capaces de escalar algo tan largo, vertical y complejo a más de 6.000 metros de altura. De hecho, lo intentamos, pero ya muy desgastados tras dos meses de expedición, y con la ruta en malas condiciones por la falta de nieve, decidimos darnos la vuelta...” declararon los hermanos.

Pero este año han vuelto con la clara intención de quitarse la espina, y nuevamente con el alpinista local Micher Quito, lograron en dos jornadas la primera ascensión de la cara noreste de Ranrapalca. Bautizaron su ruta nueva “Ya Pe’ Cholo” 6b/80o/1200 m.

Linea "Ya Pe' Cholo" Ranrapalca.
Linea "Ya Pe' Cholo" Ranrapalca.
Kris Annapurna

”Ha sido una escalada dura, expuesta y muy larga. Dura, porque escalar una pared tan grande con cerca de 20 kg a la espalda multiplica la dificultad. Expuesta, porque estando a final de temporada y con el calor que ha hecho este año, los desprendimientos de piedras y hielo, que caían a nuestro alrededor, eran constantes. Y larga, porque con 900 m de desnivel y más de 1.000 m de recorrido, esta cara noreste del Ranrapalca es una de las más grandes que hemos ascendido nunca”, señalaron.

Los Pou destacan también la perfecta sincronización con el escalador huaracino: "La temporada anterior ya comprobamos que nuestro amigo Micher tiene cualidades para ser uno de los mejores de la Cordillera: Tranquilo, frío, fuerte, experimentado, humilde... Es el compañero ideal para una escalada de esta envergadura".

Este año en la ruta “Ya Pe’ Cholo” la coordinación volvió a ser perfecta. Eneko Pou tiró los nueve largos del primer día, mientras Iker y Micher Quito acarreaban gran parte del peso. Fueron trece horas de actividad ininterrumpidas hasta que llegaron a la repisa que les haría las veces de vivac. El lugar era frío, incómodo y peligroso, con continuas caídas de piedras durante toda la noche a más de 500 metros del suelo, donde los escaladores estuvieron suspendidos sobre un pequeño nido de águilas. Por la mañana les costó bastante escalar algunos largos con el termómetro varios grados bajo cero y el peso de sus mochilas. Fue una jornada en la que a Iker Pou le tocó liderar, hasta que ya muy cerca del plató somital, pasó Quito.

”Necesitábamos el relevo porque los dos íbamos muy desgastados. Encontramos varias grietas grandes en el plató que tuvimos que salvar vadeando o saltando sobre ellas. La ayuda de nuestro compañero peruano fue fundamental para no caer en ninguna. Él está acostumbrado a un terreno que nosotros no tenemos en casa”, relata Eneko Pou.

Así, a las 16:15 alcanzaron la cumbre en medio de mucha emoción y alegría. Tras unos cuantos abrazos, en menos de 15 minutos iniciaron el descenso. Tuvieron que mover rápido porque les venían varios rapeles verticales y después había que atravesar un glaciar lleno de grietas.

En el último rapel de roca casi rozaron la tragedia, cuando un bloque de piedra enorme impactó sobre la cabeza de Eneko Pou cuando rapelaba. El golpe fue fuerte y Eneko se quedó colgando de la cuerda. Quito, que estaba más abajo, tuvo que bloquear el rapel para que el otro no se deslizase al vacío. Al principio Eneko Pou perdió el conocimiento durante unos segundos, y cuando se recuperó, él solo, por su propio pie, pudo seguir rapelando. El accidente ocurrió a las 17:30, y el escalador vasco estuvo mucho tiempo en estado de shock, pero no pudo venirse abajo porque todavía les quedaban muchas horas de descenso. Concretamente, no fue hasta las 2:00 am, con la noche ya cerrada, que después de atravesar un laberinto de grietas impresionantes, lograron descender hasta su refugio-vivac.

Fue el incidente más grave en una ascensión que los Pou, por otra parte, califican de brillante y una de las más significativas de su larga y extensa carrera.

“Estamos muy contentos y orgullosos de seguir dejando nuestra impronta alrededor del planeta, sobre todo en un momento en que las nuevas generaciones se limitan únicamente a repetir vías sólo valorando los números. Poder imaginar, idear y crear nuevos itinerarios vanguardistas nos permite ir más allá en la evolución del alpinismo, e intentar dejar un buen legado”, comentan los hermanos Pou.

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