Helena Resano Periodista
OPINIÓN

¿Protegerlas de qué?

Decenas de personas participan en una manifestación en apoyo a las jugadoras de la Selección española de fútbol y en concreto de Jenni Hermoso en Madrid, este lunes.
Decenas de personas participan en una manifestación en apoyo a las jugadoras de la Selección española de fútbol y en concreto de Jenni Hermoso en Madrid.
EFE/ Mariscal
Decenas de personas participan en una manifestación en apoyo a las jugadoras de la Selección española de fútbol y en concreto de Jenni Hermoso en Madrid, este lunes.

Cada capítulo de lo que está pasando en el fútbol femenino es más esperpéntico que el anterior. Es tristísimo que a cuatro días de un partido importante para ellas, para el fútbol, para el deporte español, estemos como estamos, sin saber si se podrá jugar ese partido, si la Federación de verdad escuchará lo que ellas tienen que decir, si de verdad la Federación tomará medidas y hará todos los cambios necesarios para demostrar a ellas y al resto que han tomado nota, que las cosas no pueden seguir igual.

Las campeonas del mundo puede que se pierdan los Juegos Olímpicos. Las campeonas del mundo puede que sean ninguneadas por su Federación. Las campeonas del mundo puede que estén demostrando que lo que hicieron en Sídney sobre el terreno de juego era mucho más que ganar un Mundial.

El comunicado de Jenni Hermoso lo resume todo. La Federación no la convoca en un partido crucial para su presencia o no en París en 2024 porque dice que prefiere protegerla. "¿Protegerme de qué? ¿o de quién?", responde la jugadora. Y silencio desde la Ciudad del Fútbol. Silencio por parte del staff, silencio por parte de una seleccionadora que tuvo un papel más que cuestionable en su primera rueda de prensa.

No lo tenía fácil, cierto, pero después de todo lo que ha pasado, después de todos los comunicados cruzados que hemos leído y visto en las últimas semanas, Montse Tomé no puede ‘inventarse’ conversaciones con jugadoras que no han existido. Ellas llevan pidiendo que se les escuche mucho tiempo. Y la respuesta de la Federación es una amenaza con sanciones durísimas si no acuden a la convocatoria de la Selección. Sanciones que no son solo económicas, es dejarlas sin jugar hasta 5 años.

Castigarlas por pedir que las cosas se hagan de otra manera después del bochorno mundial que hemos vivido con toda la actuación de Rubiales. El miedo como herramienta para que den su brazo a torcer. Y visto lo visto, parece que les funcionó: quienes se han presentado a esa convocatoria lo han hecho por eso, por miedo a las sanciones. El viernes deberían de jugar contra Suecia. Y alguna jugadora de ese país ya se ha solidarizado con ellas. La imagen, de nuevo, de nuestro fútbol, no solo el femenino, está siendo dilapidada con las decisiones que se están tomando en despachos en los que parece que han preferido aislarse de la cordura.

Escucharlas. Es tan sencillo como eso. Escucharlas y no amenazarlas. Nada se consigue desde el miedo. Nada va a cambiar si no hay un diálogo. Y ahora mismo, los puentes están rotos. A golpe de comunicado no hay forma de desenredar todo esto. O se sientan a hablar, a pactar, a entender lo que está pasando o nos cargaremos todo lo que se ha logrado. Ellas quieren jugar a fútbol. Claro que sí. Pero también que las respeten. Y eso no está ocurriendo.

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