El pasado 29 de agosto se perdió el rastro de Anna Marín Sánchez, vista por última vez en Elche. Se sospecha que podría haber sido captada por una secta peruana, tal y como pasó en 2017 con Patricia Aguilar, según ha confirmado SOS Desaparecidos a El Español. La joven, de 21 años, mide 1,60 metros de altura y tiene "una complexión normal, pelo negro, largo y ojos marrones", y se trata de un caso de "alta vulnerabilidad", según describe la asociación.

De acuerdo con el medio citado, se trataba de una chica inteligente, sin aparentes problemas y estudiante del grado de Historia. No obstante, contaba con un círculo social reducido, indicio que hace sospechar a las autoridades de que podría estar recluida.

En el mes de julio se marchó a Perú con el pretexto de un viaje de la universidad. Al volver, a principios de agosto, su familia empezó a notar una actitud rara por su parte, hasta que más tarde, el día 29, decidió marcharse al campo con sus amigas para celebrar su cumpleaños. 

Los familiares y la joven mantuvieron el contacto por Whatsapp durante los primeros días. Sin embargo, el día que se esperaba su retorno a Elche, ella les informó de que se quedaba en Madrid, ya que había encontrado trabajo. En este momento su entorno comenzó a sospechar, y cuando volvieron a contactar con ella, les informó que estaba en Lima, Perú. En su mesilla encontraron una nota de despedida en la que afirmaba que se encontraba bien y que se había marchado por voluntad propia. 

Tras la denuncia interpuesta por la familia descubrieron que dejó de ir a la universidad en noviembre, aunque supuestamente se marchaba de casa todas las tarde. Como consecuencia, se investiga si la joven podría haber sido captada por un grupo religioso.