Así afecta el cambio climático a las nubes mesoesféricas polares de origen extraterrestre

Nubes mesoféricas sobre el Parque nacional de Soomaa
Nubes mesoféricas sobre el Parque nacional de Soomaa
Martin Koitmäe
Nubes mesoféricas sobre el Parque nacional de Soomaa

No son nubes normales, y guardan muchos secretos. De hecho, no fue hasta 1885 cuando se observaron por primera vez, y desde entonces los científicos las estudian con el objetivo de comprender mejor la mesosfera y su conexión con el clima. Además, existen pruebas que plantean un origen extraterrestre de estas nubles.

Pero empecemos por el principio. Las nubes mesoesféricas polares nacen a 80 kilómetros de altitud y tienen una apariencia tenue y fina que se debe a la congelación del vapor de agua hasta convertirse en cristales de hielo en la mesosfera fría (alrededor de -130 °C), de ahí su nombre.

Se las conoce también como nubes brillantes nocturnas, porque, sorpresa, pueden verse sobre todo en la oscuridad, al atardecer y al amanecer durante los meses de verano, y en latitudes entre los 50° y 70° al norte y sur del ecuador.

Las capas de la atmósfera
Las capas de la atmósfera
Amanda Alonso /20minutos

Cada vez brillan más

Aunque desde su descubrimiento, la aparición de nubes noctilucentes ha estado aumentando en frecuencia, brillo y extensión. Así lo cuenta Francisco Martín León, cuerpo Superior de Meteorólogos del Estado: "En los últimos años, las nubes mesosféricas polares se han vuelto más brillantes y más visibles para los observadores en latitudes medias".

Se cree que una de las razones que podría estar impulsando esto es el cambio climático. De hecho, un estudio del Instituto Leibniz de Física Atmosférica concluye que mientras que en la era preindustrial las nubes noctilucentes más brillantes se veían una vez cada pocos siglos, actualmente se observan una o más veces al año. Los autores del estudio creen que la causa podría explicarse por el aumento del metano en la mesosfera.

Origen extraterrestre

Cuando un meteorito golpea la atmósfera, deja atrás una estela de polvo a una distancia de 100 km sobre la tierra, donde la presión del aire es casi vacía. Allí comienza a aparecer el color azul blanquizco, eléctrico, de las nubes noctilucentes, causado por vapor de agua congelado que se adhiere al polvo de meteorito formando pequeños cristales.

James Russell, investigador principal de la misión AIM (Aeronomy of Ice in the Mesosphere) de la NASA explica que "hemos detectado fragmentos de 'humo de meteorito' incrustados en nubes noctilucentes", y añade que "este descubrimiento avala la teoría que establece que el polvo de los meteoros es el agente que sirve de núcleo y es aquel alrededor del cual se forman las NLC".

Asimismo, Mark Hervig, que dirigió el equipo que encontró la conexión extraterrestre cuenta que "utilizando el Experimento de Ocultación Solar para Hielo (SOFIE) de AIM, descubrimos que alrededor del 3% de cada cristal de hielo en una nube noctilucente es meteorítico".

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