¿Ya le hacen daño las sanciones a Rusia? La economía en decadencia, un golpe al rublo y sin 'paraíso' para las vacaciones

Vladimir Putin este 15 de agosto.
Vladimir Putin este 15 de agosto.
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Vladimir Putin este 15 de agosto.

Justo dieciocho meses han pasado desde que Vladimir Putin lanzó la invasión de Ucrania. Año y medio después, la reacción de Occidente parece que se empieza a notar sobre la economía rusa, con unas sanciones cuyos efectos se han hecho esperar, pero que ya están haciendo mella sobre un país que trata de combinar su propia reconstrucción con una ofensiva que se ha estancado entre la resistencia de Kiev y precisamente la ayuda de los aliados a Zelenski. Moscú tendrá que salir de un embrollo en el que ella misma se ha metido. ¿Ya se notan las medidas restrictivas?

La última medida es que el Banco Central de Rusia ha tenido que elevar el tipo de interés desde el 8,5% al 12% para contener la subida de precios, a la vez que muchas empresas siguen saliendo del país -las pocas que quedan- y otras se están adaptando a la nueva realidad, ahora gestionadas directamente por el Kremlin o por entidades nacionales. María Vallés, doctora especializada en medidas restrictivas de la UE, ya explicó en su momento a 20minutos que las sanciones están preparadas "para actuar a medio y largo plazo". Eso parece que se está cumpliendo.

La UE, tras once paquetes de medidas, ha entrado en una fase más "quirúrgica", en la que las sanciones se basan más en la calidad -y en sus efectos- que en la cantidad. En parte también porque el bloque se está quedando sin margen de maniobra. Pero un paso importante ha sido el mecanismo para evitar que Rusia precisamente pueda evadir de alguna manera las restricciones impuestas. Así, la soga se posa poco a poco sobre el cuello del Kremlin para "ahogar" la economía rusa. "Se sabía que el efecto no iba a ser inmediato, pero ya se está notando", comentan en Bruselas.

Una de las claves es la caída tremenda del rublo. La moneda rusa, de hecho, se acerca al desplome drástico que sufrió en febrero del 2022, justo cuando comenzó el conflicto. Así, el rublo alcanzó este lunes en el parqué moscovita las 100,18 unidades por dólar estadounidense, la cifra más baja desde finales de marzo de 2022. No obstante, el punto más bajo de la divisa rusa se alcanzó el 11 de marzo de 2022, dos semanas después del inicio de la guerra en Ucrania, cuando cayó a 120 rublos por dólar estadounidense.

En ese escenario, el Banco Central de Rusia sostuvo que el principal factor de la caída del rublo sigue siendo el desequilibrio en la balanza comercial, resaltando que el valor de las exportaciones se ha reducido en un tercio desde la segunda mitad de 2022. Precisamente, en diciembre de 2022 es cuando las potencias occidentales impusieron un tope de 60 dólares al precio del petróleo ruso, la principal fuente de divisas del país. Las sanciones occidentales redujeron notablemente los ingresos por la exportación de hidrocarburos -el gas cuesta diez veces menos que el pasado año-, mientras las importaciones se acercan a los niveles anteriores al inicio de la contienda. 

Además, Odesa, ciudad de vacaciones tradicional para muchos rusos, está notando en la temporada estival los estragos de la crisis y de la guerra. Aunque esto también tiene efectos muy importantes sobre Ucrania, pues la ciudad es parte de su territorio. La localidad, zona portuaria clave y especialmente castigada por la guerra, solía recibir una media de tres millones de turistas en temporada de verano. Ahora todavía no hay datos oficiales, pero las cifras han caído en picado. Odesa era uno de los destinos preferidos para muchos rusos, que ahora no pueden cruzar al país vecino.

La agencia Efe recoge los pareceres de algunos de los que sí han viajado estas semanas a Odesa o bien siguen viviendo allí. "¿Qué diferencia hay entre estar en Odesa o en Kiev si Rusia puede matarnos en cualquier sitio?", pregunta de forma retórica uno de los hombres, que explica que llegó a la ciudad costera hace dos días, a pesar de los ataques rusos. "No podemos poner simplemente nuestras vidas en pausa", agrega, rechazando las preocupaciones sobre la calidad del agua o la posibilidad de que ésta haya arrastrado minas. "Las tormentas han limpiado ya el agua y estoy seguro de que nuestro ejército está revisando que no haya minas", continúa.

Con todo, Vallés recuerda que "es normal" el proceso de ralentización en la aprobación de sanciones, "por varios motivos". Por una parte, dice, "se ven ya medidas más sofisticadas frente a las primeras que se aprobaron, que eran más clásicas y globales". Esa sofisticación "lleva tiempo", asegura la analista. Por otro lado hay que contar también con que los países "tienen ahora otro ánimo" porque hay algunas medidas "de las que también notan sus efectos". Pero las consecuencias más relevantes y negativas, de momento, están cayendo sobre Rusia. Al menos así lo dicen los datos.

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