El principal temor al que se enfrentan los propietarios de las viviendas en alquiler es que los inquilinos dejen de pagar las cuotas mensuales. Pero a veces, los residentes que no quieren pagar se aprovechan de algunos subterfugios y vacíos legales para no hacerlo.

El portal especializado en vivienda Idealista ha recogido en un artículo cuáles son las excusas más frecuentes que usan los inquilinos morosos.

Asegurar que ya ha pagado: uno de los trucos es intentar confundir al propietario, asegurando que ya han pagado, con el objetivo de ganar tiempo mientras el dueño comprueba si ha sido así. 

Esconderse: directamente, muchos morosos optan por no contestar a las llamadas ni a los mensajes, o no abrir la puerta cuando reciben visitas, llegando incluso a cambiar la cerradura.

Ignorar las notificaciones judiciales: cuando el asunto ya está en manos del juez, el inquilino moroso puede retrasar todo el procedimiento al no recibir la notificación judicial o negarse a recibirla. 

En qué casos se puede cortar el suministro de luz si los inquilinos no pagan el alquiler

Solicitar asistencia jurídica gratuita: si el inquilino moroso solicita un abogado de oficio tras recibir la notificación de desahucio, el proceso puede dilatarse mientras se otorga esta ayuda y se elige un representante legal. Al hacerlo, la cuenta de los 10 días destinados a presentar una oposición a la demanda se suspende.

Enervar la acción de desahucio: si el inquilino no está presente durante el desalojo o si falta alguna de las partes requeridas (comisión judicial, el procurador del arrendador, la policía, un cerrajero), el proceso puede dilatarse algunos días más.

Alegar circunstancias especiales: el inquilino puede alargar el proceso de desahucio, alegando hay animales en el inmueble, si un menor de edad o una persona enferma abre la puerta durante el intento de desalojo o la casa está llena de basura.

Confirmar la existencia de muebles propios: el inquilino puede alargar el proceso para pedir tiempo para quitar los muebles.

Acusar al dueño de falsedad documental: el inquilino puede alegar que el contrato de alquiler es falso o que la firma en el mismo no es suya, por lo que el caso pasa a ser penal y alargarse años.