OPINIÓN

Te vas a morir, acéptalo

Varias personas visitan este domingo, Día de Todos los Santos, el cementerio de Toledo, donde se sigue un protocolo de seguridad por la pandemia de coronavirus.
Varias personas visitan el Día de Todos los Santos el cementerio de Toledo.
Ángeles Visdómine / EFE/Archivo
Varias personas visitan este domingo, Día de Todos los Santos, el cementerio de Toledo, donde se sigue un protocolo de seguridad por la pandemia de coronavirus.

Lo sabemos desde que prácticamente tenemos uso de razón, pero nos cuesta admitirlo. La sociedad occidental suele vivir de espaldas a la muerte. No gusta hablar de ello, da pavor aceptar que es un proceso tan natural como comer, dormir, crecer o reproducirse. Poca gente ahonda en ello, porque al final el negocio de la felicidad consiste en obviarlo, pero no por eso mismo quiere decir que no exista. 

Escritores como Miguel Delibes plasmaron la muerte en sus novelas como temática sobre la que girar, y por ello se llevó a la posteridad el cartel de pesimista nato. Cierto es que un poco sí que lo era. Todos nos vamos a morir algún día, lo mejor es ser consciente de ello y aceptarlo sin que llegue a perturbar demasiado el camino por el que transitamos. No tiene sentido obsesionarse, al igual que tampoco creerse inmortal, ya que en la mitología clásica solamente los dioses están predispuestos. La muerte es lo que da sentido a la vida, lo contrario sería un aburrimiento.

Da pavor aceptar que es un proceso tan natural como comer, dormir, crecer o reproducirse

Cuando uno es adolescente o quizá está entrando en la veintena, acostumbra a experimentar su primera aproximación a la muerte. Los abuelos van desapareciendo y ese encuentro con la realidad suele ser bastante chocante. En condiciones normales, nunca antes la persona se había empotrado ante semejante lección. La mente trata de entender cómo puede ser que jamás vuelva a disfrutar de ese ser tan querido, y la razón va dejando muestras de que el tránsito por este mundo es una carrera donde la cuenta atrás ya ha comenzado. Y sí, porque tras acabar de leer estas líneas, queda algún que otro minuto menos de vida por disfrutar.

Muchas veces el ser humano cae en el error de pensar que falta mucho tiempo para llegar a los ansiados 90 años, o incluso si tenemos suerte hasta los 100, donde parece que se acepta que el camarero traiga la cuenta. Pero claro, la vida, que es lo que tiene básicamente, sorprende a cada paso. Nadie tiene la certeza de que el azar esté detrás de nuestra existencia y que se pueda pasar a integrar alguna de las estadísticas que no gustan. 

Por eso, disfrutar cada momento, saborearlo y agradecerlo es la mayor muestra de vitalidad que se puede encontrar. La vida hay que celebrarla, solo hay una, sonreír y bailar cuestan bien poco. Además, igualan a todas las clases sociales del planeta, no hacen distinciones. Hay que ser consciente de que la muerte está ahí, agazapada, y como bien diría algún que otro personaje de ficción, mirarle a los ojos y decirle: "Hoy no". 

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