El mar Cantábrico recibe en verano a miles de personas que quieren disfrutar del buen tiempo en el norte de la Península. Escapando de las grandes zonas masificadas, los municipios costeros del País Vasco o Cantabria son algunos de los destinos preferidos para pasar las vacaciones y que cada año atraen a decenas de turistas por sus playas naturales o su clima. 

Este verano, las aguas saladas cántabras sorprendieron a sus bañistas en todos los sentidos. Algunas de sus playas han tenido que cerrar durante horas o incluso días por diferentes incidentes que se han ido registrando. Lo que más se ha repetido en las últimas semanas es la presencia de la 'carabelas portuguesas', pero ha habido otros intrusos que se quisieron bañar en estas aguas, como orcas de varios metros de largo o un tiburón.

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Vertidos y virus

El pasado mes de junio, la bahía de La Concha, en Guipúzcoa, tuvo que cerrar al baño por el vertido de combustible de un yate. La embarcación —de 14 metros de eslora y 18 toneladas de peso— comenzó a hundirse por una vía de agua y a perder gasoil cuando estaba amarrado en el puerto. Al día siguiente, y tras comprobar que no quedaban restos, se volvió a permitir el baño.

Poco después de este primer incidente, se prohibió el baño en las playas de Zumaia y Orio —ambos municipios de Guipúzcoa— por la presencia de un virus intestinal en sus aguas. Habían superado el nivel permitido de la bacteria E. coli (enterococos intestinalis) por las lluvias de los días previos. "El agua viene sucia", explicaron desde el Ayuntamiento de Orio.

'Carabelas portuguesas', orcas y tiburones

La 'carabela portuguesa' invadió las playas de Guipúzcoa. Fue en la bahía de La Concha donde se detectaron las primeras picaduras a bañistas de esta especie con apariencia de medusa a principios de este mes de julio. Además, encontraron en las aguas de interior seis ejemplares más. También se dejaron ver por las playas de Zarautz, Zurriola, Getaria y Hondarribia, entre otras. 

La visita de la 'carabela portuguesa' no terminó en el País Vasco. Se detectó también en aguas de Cantabria y Asturias. Se cree que en esta última entraron por la zona de Avilés y su presencia se extendió por varias playas del litoral oriental. En Gijón, se avistaron dos ejemplares. Concretamente, fue en el arenal de Rodiles, en Villaviciosa. Se activó el protocolo para evitar picaduras.

Estos no fueron los únicos animales marinos que se avistaron en las costas cántabras. A mediados del mes de julio, la bahía de la Concha volvió a ser el escenario de otro suceso. Un pescador avistó en la madrugada a dos orcas pasando por el exterior de las aguas. 

Días después, un naviego asturiano capturó las imágenes de un tiburón peregrino —de unos ocho o nueve metros de largo— que nadaba pegado a la embarcación de un vecino de Navia con la boca abierta. Las imágenes difundidas se captaron en la costa asturiana de Ortiguera, muy cerca del municipio lucense de Ribadeo.