Encabeza una coalición estatal nueva por Valencia. ¿Qué objetivo electoral se marca Compromís-Sumar?Somos un coalición electoral de dos proyectos políticos que tienen muchas cosas en común y queremos sumar. Nuestro objetivo es tener un grupo parlamentario propio valenciano. Lo hemos puesto encima de la mesa dentro del protocolo para los diputados y diputadas que salgamos por las tres circunscripciones valencianas. Para eso es necesario sacar el 15% de votos en cada una y que haya como mínimo cinco escaños, que podrían ser seis o siete si las cosas van muy bien.

¿Compromís tendrá autonomía plena sobre su acción política en el Congreso?Sí, por supuesto. De hecho, esto es una coalición. Nosotros no somos una confluencia se Sumar. Somos dos proyectos políticos que estamos al mismo nivel y hemos hecho un pacto porque hay muchos valores compartidos. La base del trabajo de todos los diputados y diputadas de Compromís-Sumar va a ser nuestro programa electoral y la coalición reflejada en el protocolo electoral que hemos firmado. Por tanto, efectivamente, la autonomía política de Compromís sale intacta en esta coalición porque somos partidos diferentes.

¿Está satisfecha con el peso logrado en las candidaturas?Sí, es un buen acuerdo, basado en el respeto en el primer momento y nos encontramos cómodos con los compañeros y compañeras de otros partidos.

¿Qué aporta Compromís a Sumar y viceversa?Un proyecto político valencianista que tiene solvencia y una cohesión territorial, de militancia de cargos municipales y una amplia representación en Les Corts. Sumar representa un revulsivo para mucha gente que quiere una izquierda transformadora en el Estado, y eso lo ha representado Yolanda Díaz con las políticas que ha desarrollado en el Gobierno: la reforma laboral, la subida del salario mínimo, los índices de paro o los ERTE. Esa suma puede multiplicar nuestros resultados aquí.

¿Qué va a pesar más, la vertiente valencianista o la de izquierdas?Por igual. De hecho, una de las cosas importantes de nuestro pacto es que Sumar va a trabajar conjuntamente con Compromís para que la agenda valenciana sea una realidad a nivel estatal. Es decir, que sea asumida también por nuestros socios. El valencianismo político no se entiende sin ser el conjunto de muchas luchas: la ecologista, feminista y las políticas sociales y de izquierdas.

¿Tienen encuestas internas?La verdad es que no, estamos siguiendo las estimaciones de voto que salen por diferentes medios de comunicación.

¿Cuál cree que será la clave el 23-J?La movilización de nuestro electorado. El resultado del 28-M en el caso valenciano tiene que ser un revulsivo frente al pacto valenciano entre Vox y el PP. Se augura un Gobierno que va a fomentar el odio hacia las personas diferentes.

¿Con qué intención nace la coalición?Queremos ser la voz de las mujeres, de la gente LGTBI, de los trabajadores y trabajadoras y de la gente que habla y siente en valenciano, que defiende la cultura propia. Y todo eso conjugado con las reivindicaciones propias de Compromís, así como con las políticas del Botànic y del Gobierno central.

¿Sumar quiere entrar en el Gobierno si dieran los resultados?Obviamente. De hecho, queremos que Yolanda Díaz sea la primera presidenta del Gobierno de España. Pero, si no pudiéramos conseguir la Presidencia, es importante que la influencia de Sumar sea lo más elevada posible. Necesitamos un Sumar que sea no solo imprescindible, sino que tenga un papel central en las políticas estatales y al mismo tiempo ser la voz valenciana. Porque el Partido Popular y el Partido Socialista, cuando llegan a Madrid, se dejan la parte valenciana y siguen las instrucciones de Génova y Ferraz.

¿Cuáles son las tres principales medidas de su programa electoral?La parte central es la reforma del sistema de financiación con la condonación de la deuda histórica, que asciende ya a 40.000 millones de euros, y las inversiones territorializadas. A partir de ahí, el blindaje de la sanidad pública y apostar presupuestariamente por la atención primaria y por la salud mental. Y otra cuestión básica es la transferencia de la competencia en Cercanías. Tenemos un problema gravísimo y queremos que sea la Generalitat valenciana quien las gestione.

¿Ve factible esa reforma de la financiación tras los resultados del 28-M?Es factible. De hecho, ha pasado otras veces. El último sistema de financiación fue aprobado en 2009 y caducó en 2014, pero ya ha habido diferentes acuerdos. Hace falta voluntad política y es más fácil de lo que parece. Esto no va de una lucha de la Comunidad Autónoma Valenciana contra la de Madrid o Andalucía, es una cuestión de que el Estado ceda más ingresos por impuestos y hablo sobre todo del IRPF y del IVA. Se trata de que el Estado tenga menos capacidad económica y de descentralizar no solo las competencias, sino también los recursos económicos que desarrollan las comunidades.

¿Seguirán reclamándola aunque se beneficie de la reforma el Consell de PP y Vox?Es que defender el autogobierno valenciano está por encima del color político del partido que gobierne en la Generalitat. Nos estamos jugando los servicios públicos y de calidad para cinco millones de personas. Compromís lo tenemos clarísimo. El resto de partidos políticos, no tanto.

¿Son partidarios de promover una quita de la deuda?Por supuesto, y podemos hacer un plan de pagos. Pero ese dinero es de los valencianos y valencianas. Y lo queremos, pero lo queremos para hacer hospitales, para hacer escuelas, para invertirlo en atención primaria y para mejorar la vida de la gente.

¿Cómo ve el pago por uso en las autovías que propone el Gobierno?Yo creo que tiene que haber impuestos que tengan en cuenta la lucha contra el cambio climático. Pero, sinceramente, no tienen que empezar por hacer pagar a la gente que transita por la AP 7, sino con otro tipo otro tipo impositivo, sobre todo de la externalización que algunas empresas realizan sin tener en cuenta la contaminación, y revitalizando las cercanías y la movilidad pública. No hemos tenido alternativa, es más fácil ir de Valencia a Madrid que de Alicante a Valencia y la gente al final coge el coche porque no puede estar tres horas en el tren para ir a trabajar o para desplazarse. Los valencianos y valencianas ya hemos pagado y repagado la AP-7, y ya está bien.

¿Qué propone respecto a la ampliación del puerto de Valencia?Primero, cumplir la ley. Si hay una declaración de impacto ambiental caducada tendremos que hacer una nueva que diga desde el punto de vista técnico si realmente es viable. Lo que no se puede es poner los intereses de unos pocos empresarios por encima de los intereses de la mayoría. Lo que queremos es sensatez y un trabajo bien hecho que tenga en cuenta todos los criterios técnicos, económicos, políticos, sociales y medioambientales. Mientras tanto, estamos totalmente en contra, ya que muchos informes dicen que puede acabar con la Albufera y con las playas del sur de Valencia. No tiene ningún sentido en el año 2023 con la que nos está cayendo encima.

¿Trasladarán esta exigencia al PSOE, partidario del proyecto, si gobiernan juntos?Por supuesto. De hecho, es una postura compartida con Sumar. Yolanda Díaz vino en campaña electoral, se reunió con las asociaciones y defendió la no ampliación del puerto sin una nueva declaración de impacto ambiental.

Una vez construido el dique, ¿qué solución plantea?Es un tema complicado porque todo lo que ya está construido es difícil de deconstruir. Igual lo que podemos plantear es, si se puede y teniendo en cuenta los criterios técnicos, revertir la ampliación del puerto de Valencia y deconstruir el dique que ya está hecho.

¿Cuál es su postura en materia hídrica?La llevamos defendiendo en el Consell y también como Compromís y los agricultores de Alicante saben que tienen todo nuestro apoyo. El trasvase Tajo-Segura se tiene que realizar, pero al mismo tiempo pensamos que con esta situación de emergencia climática es necesario invertir esfuerzo político público para buscar alternativas a medio y largo plazo. Es importantísimo garantizar el agua barata, limpia y en condiciones para nuestros agricultores.