Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Aviso de rebelión contra Putin

El líder de los mercenarios del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, en un vídeo tras haber tomado la ciudad rusa de Rostov.
El líder de los mercenarios del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, en un vídeo tras haber tomado la ciudad rusa de Rostov.
AP / Lapresse
El líder de los mercenarios del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, en un vídeo tras haber tomado la ciudad rusa de Rostov.

El grupo Wagner, la mano armada profesional que viene sirviendo los intereses de Vladimir Putin por medio mundo, ha avisado de forma clara a su jefe refugiado en el Kremlin rebelándose contra su autoridad. Todo el enfrentamiento, que en las últimas horas degeneró en un enfrentamiento claro contra el ejército oficial ruso, comenzó en Ucrania, donde protagonizó algunos de los avances más claros contra las tropas que heroicamente y con la ayuda de la OTAN estaban defendiendo su independencia.

Las discrepancias con los militares y el Gobierno de Moscú estallaron hace un mes durante la dura lucha por conseguir el control de la ciudad de Bajmut, que se prolongó varias semanas y las tropas mercenarias comenzaron a quedarse sin munición. El jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, reclamó con insistencia nuevas remesas, pero la respuesta de Moscú se resistió e inmediatamente surgieron las primeras amenazas de rebelión. Entonces nadie le prestó credibilidad. Wagner tenía en Ucrania alrededor de 50.000 soldados, en buena parte reclutados en las prisiones.

La tensión contra los militares rusos llegó a lo largo de este sábado con la ocupación de algunas bases importantes en diferentes lugares del país y una amenaza a Putin que se oficializó con una marcha hacia Moscú que se acercó hasta unos 200 kilómetros del Kremlin. Putin, bajo la amenaza de ser descabalgado del poder, reaccionó condenando a Prigozhin por rebelión. A lo largo del día la situación fue muy confusa y alarmante. Incluso circuló el rumor de que Putin había abandonado el Kremlin para ponerse a cubierto.

Después de muchas horas de incertidumbre, el líder de la milicia dio a sus fuerzas la orden para que cesaran en su avance y se replegasen a sus bases a esperar nuevas órdenes. La crisis continúa, por lo tanto, estabilizada y abre un mar de dudas sobre su evolución en las próximas horas en Rusia y, de manera especial, en torno al futuro de la guerra de Ucrania, en la que las fuerzas de Wagner fueron decisivas ya desde la ocupación rusa de la península de Crimea hace tres años.

Los Estados Unidos, donde se siguen con la mayor atención los acontecimientos en Rusia y Ucrania, califican a Wagner una organización criminal, profesional de la violencia y la guerra, sin escrúpulos, que desde hace varios años interviene como brazo armado en todos los conflictos donde el Kremlin quiere tomar el control, desde la guerra de Siria hasta los actuales combates callejeros en Sudán, pasando por la situación de Mali o en la República Centroafricana y Libia.

El mantenimiento de un poderoso ejército profesional, que maneja muchos millones, es una amenaza para la paz mundial que ya ha sido denunciada en varias ocasiones. Las protestas internacionales que se han conocido fueron sistemáticamente despreciadas por Putin. Ahora, el presidente ruso ha visto que las fuerzas de Wagner eran esenciales para su poder, pero también su peligro. La traición que ahora le están mostrando es una prueba, no por esperada y menos sorprendente, de que la seguridad de los países no pueden estar en manos de mercenarios sin escrúpulos que se juegan la vida como profesionales a sueldo.

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