La vuelta del expresidente pródigo: Zapatero asume los galones de salvavidas del PSOE para el 23-J

Montaje de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
Montaje de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.
Henar de Pedro
Montaje de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez.

"Tenemos un gran Gobierno, con un resultado espectacular". "Tiene un gran balance de gestión". Son dos de las frases con las que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero elogió al actual jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en una reciente entrevista en televisión. Ambos hechos se han intensificado con fuerza en las últimas semanas: tanto la defensa a Sánchez, ejercida ahora con vehemencia, como las apariciones públicas del expresidente, que ha parecido asumir ya el papel de salvavidas del PSOE de cara a las elecciones generales del 23 de julio, en las que todas las encuestas les auguran una gran dificultad para seguir gobernando frente a la suma de PP y Vox.

Según ha explicado el propio Zapatero, la función de quien ocupó la Moncloa entre 2004 y 2011 pasa ahora por "pinchar la burbuja 'antisanchista' que se ha creado con insidias y mentiras". En las dos últimas semanas, ha sido entrevistado en La Noche en 24 Horas, de RTVE, y en Herrera en Cope -una estrategia que coincide con la de Sánchez y pasa por dejarse entrevistar por medios críticos a los que llevaba años sin acudir-. Pero no solo. El pasado 16 de junio, incluso envió un mensaje a un contertulio del programa Espejo Público para asegurar que Sánchez sigue teniendo opciones de revalidar su mandato y para aventurar lo que le deparaba a él en el futuro más próximo: "Me voy a hacer toda la campaña".

Desde el PSOE confirman que el expresidente estará presente en las semanas previas a las generales, algo que no es de extrañar viendo los antecedentes. Zapatero fue el plato fuerte de la convención municipal -uno de los máximos órganos entre congresos federales- que la formación socialista celebró en abril, un mes antes del descalabro del 28-M. En dicha campaña, participó en decenas de mítines de agrupaciones locales a petición de las mismas y coordinado con Ferraz. Además, protagonizó el acto de cierre en Barcelona con el propio Sánchez y el ahora alcalde de Barcelona y entonces candidato del PSC, Jaume Collboni. La de Zapatero fue, de hecho, la intervención más aplaudida.

"Zapatero es un activo del PSOE y de España", defienden desde la Ejecutiva Federal del PSOE, que le define como un expresidente que "trabaja por la paz, libera presos políticos y está comprometido con todos los derechos que ahora PP y Vox quieren derogar". "La involución no va solo cinco años atrás, afecta a derechos que creíamos asentados desde los gobiernos de Felipe González. La presencia de Zapatero en campaña nos da un valor de continuidad en el legado socialista", resumen al ser preguntados sobre la figura del expresidente.

No obstante, no todos dentro del partido son tan optimistas. Otros miembros de la formación aseguran que el expresidente no logra movilizar a los abstencionistas, principal obsesión en el cuartel general del PSOE. Dicen que es "un perfecto desconocido" para la gente joven y que el resto de la población tiene "mal recuerdo de él por la crisis" tras los recortes que ejecutó en 2010, que le llevaron a renunciar a presentarse a la reelección en las generales de 2011, en las que Mariano Rajoy logró la mayoría absoluta. 

En cambio, creen que sí puede atraer de nuevo al PSOE al colectivo LGTBi -la ley de matrimonio igualitario se aprobó en 2005, bajo el primer gobierno de Zapatero- y a un votante desencantado con el PSOE que optó por su papeleta en 2008 y que en las últimas elecciones ha votado a Podemos. "Pero el efecto será muy reducido, si no nulo", añaden.

Una relación con altibajos

La relación de Zapatero con Sánchez no ha sido lineal. Y se torció rápidamente. En 2014, tras ganar sus primeras primarias para liderar el PSOE, el actual presidente criticó públicamente el "error" que, a su juicio, fue el pacto entre los socialistas y el PP para reformar el artículo 135 de la Constitución y limitar el déficit, algo que Zapatero no perdonó. Todo, pese a que siendo diputado Sánchez votó a favor y pese a que el expresidente había sido "uno de los que más avales recogió" para su candidatura, según aseguró Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. 

Luego se produjeron otros episodios que tensionaron aún más la relación, como una cena de Zapatero con Pablo Iglesias en enero de 2015, meses antes de unas elecciones en las que Podemos trataba de sorpassar al PSOE. Tras la repetición electoral, Sánchez fue desterrado del partido. Y cuando quiso volver, Zapatero apoyó a Susana Díaz.

Así, la frialdad continuó marcando la relación entre ambos. De hecho, en la campaña de 2019 -a diferencia de la de ahora- Sánchez descartó la ayuda del expresidente. Sin embargo, durante esta legislatura Zapatero ha ido haciéndose cada vez más defensor del presidente. Lo hizo, con fervor, con los indultos. Pero también con la economía o los avances en igualdad. Sánchez, a su vez, ha ido contando cada vez más con él. Toda vez que la relación con el otro expresidente socialista, Felipe González, no es la mejor.

"Lo que está haciendo Zapatero es ser leal a las siglas; es una persona, como diría Susana, 100% PSOE", dice alguien que ha trabajado junto a él, que ve positivos los últimos movimientos del expresidente porque los está haciendo "con convencimiento de que ayuda al partido". "Pero todos tenemos una trayectoria con él y sabemos que puede estar contigo y, al mismo tiempo, con otro", explica. "Él estaba con Susana y acabó con Sánchez. No son las personas, es el partido", insiste. Además, como dato, añade que Zapatero siempre "va solo", al contrario que González, que se deja ver más con los que fueran sus ministros. "Pero es lo único que tiene ahora el PSOE", zanja.

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