Sánchez aprovecha las diferencias entre Díaz y Montero para enterrar la coalición con Podemos y visualizar una nueva con Sumar

(I-D) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; y otros ministros, este jueves en Moncloa.
(I-D) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; y otros ministros, este jueves en Moncloa.
Alejandro Martínez Vélez / Europa Press
(I-D) El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; y otros ministros, este jueves en Moncloa.

Pedro Sánchez suelta amarras con Podemos. Una vez que la formación morada ha quedado diluida -y algunos de sus máximos dirigentes, fuera de las listas electorales- dentro de Sumar, el partido con el que se presentará a las elecciones del próximo 23 de julio la vicepresidenta Yolanda Díaz, el presidente del Gobierno ha aprovechado para coger distancia de los que han sido sus socios de coalición durante los últimos tres años y medio y con los que ha aprobado más de 200 leyes.

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, llevaba semanas dejando entrever la separación del matrimonio gubernamental. No han sido pocas las veces que ha repetido que la influencia de Podemos en las políticas económicas de la coalición ha sido "poca, por no decir ninguna". Este lunes, Sánchez siguió con la estrategia. Aunque no lo hizo en el terreno económico -cabe recordar que la reforma laboral es la ley estrella de Díaz, teóricamente líder del espacio morado-, sino en el 'cultural'.

Lo hizo, primero, reafirmándose en la idea que promulgó en 2019: ninguno de los ministerios considerados 'de Estado' -véase Defensa, Seguridad Social o Transición Ecológica- podían estar en sus manos. Y, después, disparando a Irene Montero, su ministra de Igualdad y una de las principales cabezas de Podemos tras la marcha de Pablo Iglesias. En una entrevista en Onda Cero, trató de esquivar la culpa de la respuesta tardía a las rebajas de penas a agresores sexuales derivadas de la aprobación de la ley del 'solo sí es sí' y aseguró que dicha tardanza se debió a que estuvo semanas "intentando persuadir" a la titular de Igualdad para cambiar el que ha sido su proyecto estrella de la legislatura. 

Pero no solo, sino que reconoció implícitamente que si no la cesó, fue para no romper la coalición. La potestad de nombrar y cesar ministros recae únicamente en el presidente, pero en el pacto que firmó con Unidas Podemos, Sánchez se comprometió a no tocar a ninguno de sus representantes ministeriales. Y así lo respetó, ya que hacerlo hubiera supuesto una crisis inimaginable para el Ejecutivo. Él, dijo este lunes, prefirió "primar la gobernabilidad". "He tenido discrepancias con Irene Montero". "Son públicas y notorias las discrepancias con la ministra, lo son". Dijo hasta en dos ocasiones.

Sánchez durante su entrevista con Carlos Alsina en el programa 'Mas de uno'. (EP)

Sánchez también reconoció que "ha habido avances en igualdad". Pero incluso ahí discrepó con Montero y hubo otro tirón de orejas. El presidente manifestó que la ministra de Podemos ha elaborado discursos "más de confrontación que de integración" que han podido "incomodar" a "hombres de entre 40 y 50 años" y que han podido hacer "retroceder" al feminismo. En este sentido, pidió apelar a un "feminismo integrador" que defiende, por ejemplo y a juicio de Sánchez, Calviño. La ministra de Igualdad no tardó en responder colgando en Twitter una foto de una manifestación feminista en la que se podía leer "perdona, pero nos están matando".

Con todo, este distanciamiento de Podemos no fue lo único que dejó entrever el presidente. También volvió a recuperar un discurso que había dejado en un cajón. Desde que pulsó el botón del adelanto electoral, tanto el secretario general como las primeras espadas del PSOE se habían afanado en desplegar el discurso del voto útil. Lo hizo la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, hace semanas pidiendo "concentrar" el voto en el PSOE. También la voz del partido, Pilar Alegría, que fijó a Sánchez como el único “dique de contención contra la ultraderecha”.

Sin embargo, Sánchez volvió este lunes a mentar una realidad que durante los últimos meses de legislatura había estado dibujando, sabedor de que la única forma de volver a gobernar tras el 23 de julio, si dan los números, será en coalición. Esta vez, con Sumar. "Probablemente, tengamos que conformar un gobierno de coalición: a la derecha están PP y Vox y al otro lado, el PSOE y Sumar", dijo el presidente. Una frase que completa el último dardo a Podemos, lanzado esta vez en la entrevista que concedió el domingo en El País: "Conformaremos un Gobierno de coalición progresista con Yolanda Díaz y con Sumar. Que, por cierto, puede ser un Gobierno de coalición más fácil y más funcional".

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