La popular Begoña Carrasco ha sido elegida este sábado nueva alcaldesa de Castellón después de ocho años de gobierno socialista liderado por Amparo Marco y gobernará en minoría tras no haber alcanzado un pacto con Vox.

Carrasco ha sido investida con los 11 votos de su grupo en una sesión en la que Amparo Marco le ha entregado la vara de mando y ha abandonado la sesión, ya que no ha tomado posesión como concejala.

Los nueve ediles del PSPV-PSOE han votado a su candidato, José Luis López, los cuatro ediles de Vox han votado al suyo, Antonio Ortolá, y los tres ediles de Compromís han votado a su respectivo candidato, Ignasi García.

Carrasco, de 44 años, se convierte así en la segunda mujer que ocupa la Alcaldía de la capital de La Plana, tras Amparo Marco, y recupera para el PP una plaza en la que gobernaron durante 24 años.

Tras no obtener mayoría en la primera votación, Carrasco ha sido declarada alcaldesa por ser su formación la que mayor número de votos obtuvo en las pasadas elecciones municipales del 28 de mayo.

La ya alcaldesa había pedido la abstención del resto de grupos políticos para facilitar su investidura, pero finalmente, y tras no alcanzar un acuerdo de gobierno con Vox, Carrasco ha obtenido solo el apoyo de los votos del PP.

Una falta de acuerdo que ha sido duramente criticada por el cabeza de lista de Vox, Antonio Ortolá, quien ha acusado a Carrasco de "anteponer sus intereses personales basados en la ideología delirante y ruinosa de la izquierda para asaltar este consistorio", algo que, ha dicho, "no le han pedido sus electores".

Ortolá ha afeado a Carrasco que "no haya querido estrechar la mano de Vox", la ha acusado de "traicionar" a sus votantes y le ha pedido que "pacte" con PSOE y Compromís con quien puede "seguir defraudando a sus electores".

Tras el recuento de los 27 votos, Begoña Carrasco ha preferido hablar desde el atril, en lugar de la mesa a la que, ha dicho, "todavía se tiene que acostumbrar", y lo ha hecho para exponer las principales líneas de gobierno que pondrá en marcha y que pasan por una bajada de impuestos, por devolver la doble denominación en castellano y valenciano al topónimo de la ciudad y de "reivindicar la capitalidad y el orgullo de la ciudad".