El ataque mortal de un tiburón tigre a un bañista ruso en Egipto y la aparición de un tiburón en Orihuela (Alicante) ha vuelto a despertar el tradicional miedo que todos los veranos rodea a estos animales. La leyenda negra que parecen tener los tiburones cobra vida cuando se producen sucesos así, y a cualquiera de los españoles que tengan planeada una excursión este verano a la costa se le puede pasar por la cabeza la posibilidad de avistar un tiburón o un ataque. 

Pero, ¿es esto posible? ¿Podría ocurrir un ataque como el de Egipto en España? 

Varias especies de tiburones en las costas de España

Según publica eltiempo.es, aunque no se los suele ver cerca de la costa, España es el país de Europa que más tiburones pesca, el 50% de todos los que se pescan en la UE. De hecho, los tiburones de las costas españolas están considerados en peligro de extinción.

Los más habituales en las aguas españolas son la tintorera, la pintarroja y el cazón. Es más normal que aparezcan en el mar Cantábrico y en el Océano Atlántico, por sus aguas más frías y su menor actividad en las playas. En el Mediterráneo se estima que hay 45 especies de tiburones, siendo la especie más frecuente la tintorera.

Estas especies, sin embargo, son habituales en aguas abiertas, y no es muy probable encontrarlas cerca de la costa.

¿Hay tiburones tigre en España?

Por lo tanto, un ataque como el de Egipto es muy poco probable en España. Más aún si se tiene en cuenta que el tiburón tigre, la especie que protagonizó el incidente en el Mar Rojo, no tiene el Mediterráneo como hábitat natural.

Según el biólogo marino Gabriel More, la especie más peligrosa en el Mediterráneo es el tiburón blanco, si bien "en el Mediterráneo existen pocas especies agresivas", según aseguró a la web eltiempo.es.

Sólo se tienen registros de tres ataques en España

Tal y como publica La Razón, solo se tiene constancia de tres ataques de tiburón en España desde que se tienen registros. Estos episodios constan en los archivos de la web especializada International Shark Attack, y ocurrieron en 1986 en Tarifa, en 1993 en Arenas de Valencia y en 2012 en el Golfo de Vizcaya. Ninguno de ellos se saldó con una víctima mortal.