Joan Ferran Historiador y articulista
OPINIÓN

¿Terciar?

Imagen general del pleno del Ajuntament de Barcelona de esta mañana.
Imagen del pleno del Ajuntament de Barcelona de finales de marzo.
Ajuntament de Barcelona
Imagen general del pleno del Ajuntament de Barcelona de esta mañana.

Los pactos municipales siempre son una caja de sorpresas. Los adversarios pueden devenir socios y los aliados de siempre enemigos. La política local suele regirse por criterios propios, no siempre coincidentes con las directrices que emanan de la cúspide de los partidos. 

Solo así se comprende, por ejemplo, el galimatías en el ayuntamiento de Ripoll o el cambio de cromos que se da en algunas localidades. El sábado, con la constitución de las corporaciones locales, saldremos de dudas. Intentar conseguir una alcaldía, o mantenerse en ella, agudiza el ingenio y dispara la imaginación; cierto, pero no toda idea es edificante.

Cuando Ada Colau sugiere a Collboni y a Maragall compartir con ella, por turnos, la alcaldía de Barcelona, algo chirría. La propuesta de la ex alcaldesa hace que el ciudadano se pregunte dónde está el truco. ¿El objetivo es dotar a la ciudad de un buen gobierno o, en cambio, asistimos a un intento de fletar un bote salvavidas para unos cuantos?

La desconfianza del ciudadano se acrecienta cuando contempla como un portavoz parlamentario de Ciudadanos deviene cabeza de lista del PP, cuando un maltratador es tolerado o se veta a una disidente.

En el diccionario de la RAE una de la acepciones de la palabra ‘terciar’ es dividir algo en tres partes. A la salud democrática del país no le conviene que se instale la idea de que todo es divisible en función de intereses partidistas. Pactar para gobernar es encomiable si prima la transparencia y el rigor, si no, apaga y vamónos.

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