Carmelo Marcén Maestro y geógrafo
OPINIÓN

Hipótesis: Zaragoza y Toledo se mudarán al desierto y Cantabria al Mediterráneo; las fresas andaluzas ya no serán objeto de litigio en 2050

GIF del antes y después de la sequía que sufre España este año.
El antes y después de la sequía que sufre España este año.
20minutos
GIF del antes y después de la sequía que sufre España este año.

Los mapas geográficos son la representación gráfica de lo que era, es o puede ser el escenario en el que la vida diversa interacciona. Representan múltiples variables geográficas, históricas, económicas y de todo tipo; como bien sabemos desde nuestra etapa escolar. Aquí vamos a hablar únicamente de los mapas climáticos y de lo que muestran y avisan. Quién quiera puede contrastarlos con mapas demográficos, económicos, ambientales o de todo tipo. Las lecturas comparadas ya se ofrecen por internet. Es conveniente informarse de los detalles o variables que hacen más o menos difícil la vida.

Las clasificaciones climáticas de España antigua sirven de poco, imaginamos que los-las jóvenes de hasta 50 años más o menos ya no estudiarían aquello tan simple de que España tenía por zonas unos climas mediterráneo, continental y oceánico; excepción hecha de Canarias y las áreas de media y alta montaña. O sí, porque todavía lo hemos visto en algunos libros de texto. Los mismos que presentan el clima como algo estático; si bien es todo lo que se quiera menos inamovible. Tanto en lo que se refiere a su pasado como a su futuro. Luego habrá que desechar aquellos mapas y mirar de otra forma para entender los aconteceres venideros.

Hablar del clima aburre, leí en un titular de un medio que hasta ese momento no se podría catalogar como escaparate negacionista. En su argumentación decía que era necesario hablar menos y hacer más, se planteaba cómo iba a ser creíble la acción global si muchos congresos o estudios los patrocinaban o financiaban los graves transgresores climáticos. El título de esta entrada puede parecer demasiado contundente, atrevido, pronosticar con tanto tiempo; incluso alguien lo descalificará con el despectivo apocalíptico. Su misión primera es llamar la atención sobre el clima, el regulador de la compleja vida y sus interacciones. El clima se lee ahora en términos de emergencia, como esa investigación publicada en Nature Communications que nos avisa de que el Ártico se quedará sin hielo en 2030. A nuestro pesar, la lectura no es superventas. Aunque a Ud. no le vaya mucho el asunto pásese por Cambio climático y sostenibilidad en el mundo de DYM

Vayamos por partes. Presentemos el mapa de calor que proporciona el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía). En él se pueden buscar las demandas de MWh por regiones y localidades, los poblacionales y los distintos establecimientos donde se realiza más demanda de energía. Incluye una guía de usuario que viene muy bien. Pero esto da una imagen más o menos fija. Complementémoslo con lo que dice el Plan de Acción contra el Cambio Climático 2018-2030, previsiones a doce años de los cuales hemos consumido la mitad; pero el plan se ha actualizado. Sin mirar ningún mapa notamos que cada ver hace/sentimos más calor. La ciencia nos avisa de que esto va en aumento a no ser que se tomen medidas drásticas. Traemos aquí varios mapas publicados hace unos años con previsiones poco alegres. En esta conversación se habla de canículas irrespirables, trastornos nuevos agravados por irrupción de especies desconocidas, como el mosquito tigre o el empuje de la mosca negra, y algo de lo que mucho se comenta, pero poco se hace, con marcadas excepciones, que es la lucha planificadora constructiva contra las islas de calor de las ciudades, que habremos de convivir con sequías y tormentas. Además de la incógnita de hasta dónde llegarán los destrozos de las playas. Todo un poema del que la gente no quiere saber nada, menos cuando se acerca el verano. 

Como tampoco se atiende a la llamada que hacía este artículo publicado en climática.la marea según un informe de Nature Comunications de que en el año 2050 las fresas andaluzas, ahora en litigio sobre el agua que emplean, ya no importarán mucho en Alemania. El mar ocupará todo el territorio marismeño, como el delta del Ebro y amplias zonas del planeta. Atendamos a las previsiones de Aemet –agencia que merece un reconocimiento y no las críticas de los interesados en manipular todo- que asegura que en treinta años viviremos veranos de 50 ºC en España. Administraciones y empresas metieron en el frigorífico el Informe de Deloitte de 2016 “Un modelo energético sostenible para España en 2050 Recomendaciones de política energética para la transición”, para ver si se enfriaba un poco. Los ciudadanos se escudaban en que mal de muchos es consuelo propio. Mientras acudían en masa a comprar aires acondicionados y ventiladores. Los negacionistas políticos y de los otros se frotaban las manos ante el triunfo de la desinformación que vomitaban por las redes.

¿Hacia dónde vamos con estos avisos? Antonio Machado que hace 100 años no se dedicaría a estudiar lo del cambio climático se lamentaba desde Castilla, en la España hoy vaciada de que el hombre de esos campos que incendiaba sus pinares y como despojo aguardaba su botín de guerra, antaño hubo raído sus negros encinares, talado los robustos robledos de la sierra. Ya entonces veía a sus pobres hijos huyendo de sus lares; la tempestad llevarse los limos de la tierra por los sagrados ríos hacia los anchos mares; y en páramos malditos aquel anónimo resistente trabaja, sufre y yerra. ¿Qué poemaría ahora del calor? Lo oscurecería aquel poema del romance del prisionero (del calor o del amor), que en su primera parte se podría decir de este año:

Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; si no yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión; que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba el albor. Matómela un ballestero; dele Dios mal galardón.

Volvamos al titular de la entrada. Ya hemos justificado la razón por la que las fresas elaboradas con agua del Guadalquivir y su freático dejarán de ser objeto de deseo. Miremos al mapa que adjuntamos. Según se presagia en él Zaragoza y Toledo se trasladarán al desierto, o al contrario. Claro que las previsiones son las más extremas pero algo se cumplirá. Sobre todo si se repiten mucho los calores de este año 2023 y la falta de lluvias. Además, Cantabria modificará su clima actual por uno similar al mediterráneo, no es que se vaya a la playa que bien hermosa la tiene ya. Es una posibilidad, quién sabe si probabilidad. Miremos con detalle la proyección de extremos para 2071-2100. Quien esto escribe no lo verá, pero sus nietos es probable que algo sí, de seguir las emisiones atmosféricas al ritmo actual.

La cuenca mediterránea es la segunda región del mundo más afectada por el cambio climático.
La cuenca mediterránea es la segunda región del mundo más afectada por el cambio climático.
AIGÜES DE BARCELONA

El titular, una hipótesis en este momento, del que hemos extraído la noticia es de El Orden Mundial (EOM). No se trata de provocar ansiedades generalizadas sino de llamar a la esperanza de que no sea cierto, porque se han reducido considerablemente las emisiones debido a las alianzas entre la ciudadanía, los gobiernos, las empresas, etc.; en el mundo entero, en especial en los países ricos más contaminantes. Aquí tienen ampliada la noticia.

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