Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Si en la izquierda no hay unos mínimos códigos de lealtad…

Diferentes modelos de herramienta para demostrar la lealtad.
Diferentes modelos de herramienta para demostrar la lealtad.
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Diferentes modelos de herramienta para demostrar la lealtad.

El director de Canal Red explica en RAC1 su punto de vista sobre el veto a Irene Montero por parte de Yolanda Díaz. Dice en un tono de cierta confianza que le está costando separar lo personal de lo profesional, que él ha visto los malos momentos privados de Irene y que ahora se encuentra, lógicamente, en una situación complicada. En un momento de la entrevista, Pablo Iglesias afirma lo siguiente: “si en la izquierda no hay unos mínimos códigos de lealtad, estamos muertos”.

Después, deja volar su siempre peligroso ego para colocarse como ejemplo en algunas acciones de esta presunta lealtad. Su visita a los Jordis en la cárcel, también la visita a Junqueras, al que, por cierto, considera preso político claramente, o haber mantenido el teléfono abierto con Puigdemont durante todo su proceso de huida son acciones que Iglesias considera lealtad entre gentes de izquierda. Remata, además, esta serie de ejemplos con la frase: “la decencia es condición de posibilidad para los que no tenemos otra cosa para hacer política”.

“La izquierda tiene que ser decente y no mirar hacia otro lado”, continúa diciendo Iglesias es un alegato en defensa de Irene Montero en el que, además, vende una falsa esperanza futura en la rectificación de Yolanda Díaz en el momento de elaborar las listas. Habla con un cierto adanismo, como si él no tuviera cadáveres en el armario y en la piscina. Quizá sea buen momento para recordar la frase que unos atribuyen a Robespierre camino del cadalso, otros a Danton y otros a Pierre Victurnien Vergniaud, que tiene algunas imágenes muy explícitas en la mitología y en la historia del arte y que dice: “La revolución devora a sus hijos”.

Los cadáveres políticos que la vicepresidenta ha ido dejando en el camino desde la Galicia de Beiras parecen levantarse ahora como zombis que exigen un trozo del muerto reciente para saciar un hambre antigua.

Las cuatro traiciones históricas de Yolanda Díaz cobran ahora más sentido en el discurso de Pablo Iglesias. Los cadáveres políticos que la vicepresidenta ha ido dejando en el camino desde la Galicia de Beiras parecen levantarse ahora como zombis que exigen un trozo del muerto reciente para saciar un hambre antigua. Nada nuevo. Es evidente que desde el periodismo de Canal Red se mira la política de un modo romántico e idealista, muy diferente al que se vive desde el sillón.

Los mínimos códigos de lealtad no son exigibles cuando es el poder el que está en juego, cuando el sillón, el cargo, el futuro y el ciclo político dictan una sentencia nada favorable y que parece que agota la vía administrativa. Asaltar los cielos no era esto. Tampoco la coherencia con el discurso era esto y el que a hierro mata a hierro muere. Siempre hay que cubrirse las espaldas y desconfiar de los Idus, esos días de buenos augurios, que en la Antigua Roma no sólo se celebraban en marzo, también tenían lugar en mayo, octubre y julio.

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