Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Tu hijo no necesita una graduación de infantil

Tres graduados en infantil afrontan un futuro incierto y lleno de problemas.
Tres graduados en infantil afrontan un futuro incierto y lleno de problemas.
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Tres graduados en infantil afrontan un futuro incierto y lleno de problemas.

En la graduación de infantil se gradúan los padres. Empiezo duro, lo sé, pero es lo que toca. Hay que recordar que la educación infantil termina con los seis años y precede a la primaria. Hay quien piensa que, como dijo Armstrong al pisar la luna, este es un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad, pero la realidad es que no es para tanto. Los pequeños, por supuesto, no entienden el concepto de graduación, quizá cambien de patio, de puerta o de bata, pero sus preocupaciones van por otro camino.

Siempre hay un padre cabreado que salta en el grupo de Whatsapp y hace una reflexión cruda en contra de la graduación de infantil. El trabajo añadido, el gasto innecesario o la falta de tiempo  suelen ser sus argumentos. Este artículo es para ese indignado y todos los que, quizá en silencio, lo apoyan. No estás solo. Manda un enlace a este artículo. Pon esta humilde carga de dinamita en los cimientos de la graduación de infantil. Te apoyamos.

En la graduación de infantil, los padres se gradúan en pesados, intensos, sobreprotectores e inconscientes.

En la graduación de infantil, los padres se gradúan en pesados, intensos, sobreprotectores e inconscientes. Las películas americanas de los ochenta y noventa con sus birretes al aire afloran ahora en su subconsciente. Parecen, aquí está la clave de todo, los únicos seres del mundo que han traído una criatura al mundo, los primeros padres de la humanidad y, por supuesto, dan lecciones a cualquiera sobre las claves de una educación equilibrada. Las fotos de la graduación se convierten en combustible de primera magnitud para esa locomotora sentimental y dopamínica que es el grupo Familia de Whatsapp.

Premiarlo todo no parece la mejor idea. Celebrar el paso del tiempo como un éxito es una simpleza. Proyectar en tu hijo afanes propios de tu edad es, sin duda, un error. Es verdad que ahora tenemos menos hijos y queremos que todas las experiencias con ellos sean perfectas, pero, en muchas ocasiones, lo mejor que se puede hacer con alguien que depende de ti es atenderle en lo necesario, dejarlo en paz y respetar su independencia.

En lugar de una graduación de tu hijo de seis años, te propongo que te vayas de juerga con otros padres de la clase que te caigan bien. Deja que tu hijo duerma en paz, que alguien lo cuide por una noche. Es lo que necesitas, un poco de espacio y un poco de tiempo. A tu hijo le vendrá bien tener unos padres normales que saben divertirse por su cuenta y que no dejan de vivir y se convierten en unas intensas institutrices por el hecho de ser padres. Aún no está todo perdido. 

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