Casi un 3% de los perros y gatos en España son abandonados: las protectoras recogieron en 2022 más de 288.000 de las calles

Imagen de archivo de un perro callejero.
Imagen de archivo de un perro callejero.
EFE
Imagen de archivo de un perro callejero.

La Fundación Affinity ha publicado su estudio anual sobre el abandono y adopción de perros y gatos en España, desvelando las cifras del años 2022: más de 288.000 perros y gatos (170.105  y 11.352 respectivamente) fueron recogidos por protectoras de todo el país durante ese periodo, representando casi el 3 por ciento del total de animales de compañía que se estima que viven en los hogares españoles.

Las llegadas de perros y gatos a las protectoras aumentaron muy ligeramente respecto al año anterior (285.000 en 2021), y aún se encuentran por debajo del número de animales que se recogían antes de la pandemia. En el caso de los perros, la cifra se sitúa en un 1,5 por ciento por encima, mientras que el número de gatos recogidos es prácticamente idéntico, con un ascenso del 0,4 por ciento.

"Podemos hablar de una cierta estabilidad en las cifras de perros y gatos recogidos por las protectoras, pero sigue siendo un desafío relevante en el que las personas, entidades, profesionales y la administración pública pueden aportar soluciones", asegura la directora de la Fundación Affinity, Isabel Buil.

Las camadas no deseadas siguen liderando los abandonos

Según los datos presentados por la fundación, las camadas no deseadas siguen siendo, un año más, el primer motivo de abandono animal en España (representando un 19 por ciento de los mismos). Les siguen los problemas de comportamiento del animal (12 por ciento), que se ha convertido en la segunda causa (y no la tercera, como el año pasado); la pérdida de interés por el animal (12 por ciento), que también ha aumentado, y el fin de la temporada de caza (un 11 por ciento), que ha bajado dos puestos.

También han aumentado los problemas económicos con respecto al año anterior (pasando del 6% al 9%) igual que el cambio de vivienda que ya representa el 8% de los motivos de abandono.

En cuanto al perfil de los animales que llegan a las protectoras, varía según su especie. En el caso de los perros, más de la mitad son de edad adulta (57 por ciento), mientras que los cachorros representan un 28 por ciento y los perros de edad avanzada o sénior solo un 15 por ciento. 

Insistimos en el control de la reproducción como medida clave contra el abandono

Sobre los gatos recogidos, casi la mitad son cachorros, concretamente un 48 por ciento, seguidos de los adultos (43 por ciento) y finalmente los de edad avanzada, que representan un 9 por ciento. Además, cabe destacar que solo el 7 por ciento de los gatos que ingresan en protectoras son de raza, mientras que el resto son mestizos.

"Nos preocupa especialmente el caso de los gatos que llegan a las entidades fruto, sobre todo, de camadas no deseadas, lo que demuestra que aún queda mucho trabajo por hacer", resalta Buil. "Por ello, insistimos en el control de la reproducción como medida clave".

Los gatos, los más vulnerables al abandono

El informe presentado por la fundación ofrece cifras muy preocupantes sobre la situación de los gatos, ya que, según sus datos, se trata de los animales más vulnerables al abandono debido a varios factores, empezando por el hecho de que, a diferencia de los perros, la proporción de gatos identificados es muy reducida (tan solo un 3 por ciento lleva microchip).

El estudio achaca estos datos al hecho de que muchos cachorros llegan a las protectoras fruto de camadas no deseadas que, lógicamente, están sin identificar, pero también porque al tratarse de animales doméstico que no salen al exterior, hay una falsa creencia de que no se van a extraviar (lo que imposibilita que puedan ser devueltos a sus familias si se pierden.

Otro de los factores alarmantes es que muchos de ellos están heridos (un 15 por ciento) o enfermos (un 38 por ciento) cuando son recogidos. Este hecho podría influir en que un 12 por ciento muera durante su estancia en el refugio, una cifra que triplica a la de perros fallecidos en la protectora.

Los datos del informe muestran también diferencias entre perros y gatos en relación con el número de animales recogidos a lo largo del año. En el caso de los gatos, la época de verano (especialmente mayo, junio y julio) es la más complicada para las entidades de protección animal ya que el número de ingresos en los centros de acogida es superior debido al carácter estacional de su reproducción. 

De hecho, 1 de cada 3 gatos recogidos por las entidades en todo el año llegan en esta época, lo que implica un reto de gestión de los gatitos para las protectoras. Por el contrario, la entrada de perros en los refugios es uniforme a lo largo del año.

El bajo porcentaje de animales que llegan correctamente identificados no mejora en los últimos diez años

En este sentido, desde la fundación consideran que un factor clave en la recuperación de un animal extraviado es la correcta identificación. El bajo porcentaje de animales que llegan correctamente identificados (26 por ciento en el caso de los perros y el 3 por ciento en el caso de los gatos) no mejora en los últimos diez años.

No obstante, hacen hincapié en que la identificación favorece la recuperación de animales perdidos, que tienen hasta cinco veces más posibilidades de ser devueltos a sus familias si llevan microchip y los datos de identificación son correctos.

Reducir las cifras de abandono

"Tenemos medidas a nuestro alcance para reducir las cifras de abandono", asegura Buil. "La esterilización del animal es clave para prevenir las camadas no deseadas y la correcta identificación para que el perro o gato pueda ser devuelto a su familia en caso de pérdida".

La directora de la fundación también añade que "la ayuda profesional de un veterinario etólogo o un educador canino puede ayudarnos y orientarnos para solventar los problemas de comportamiento que puedan surgir".

"Por último, realizar una reflexión previa en familia sobre las expectativas acerca de la convivencia con un animal puede contribuir a que haya menos casos de pérdida de interés  hacia el perro o gato", concluye Buil. 

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