Reportaje

Precariedad en la industria de la muerte: "No todo el mundo vale para trabajar en una funeraria"

  • Sindicatos y patronal han comenzado a negociar un convenio para los 1.900 trabajadores del sector en Madrid.
  • ​Los trabajadores denuncian aumentos de jornada, el trabajo más allá de las funciones del puesto y los bajos salarios.
Precariedad laboral en las funerarias.
Los trabajadores de las funerarias denuncian una situación de precariedad laboral cuando se abren las negociaciones de un nuevo convenio sectorial en Madrid.
José González / Jorge París
Precariedad laboral en las funerarias.

Es de noche en el exterior del hospital Ramón y Cajal de Madrid. Una persona que acaba de ver fallecer a un ser querido sale del edificio siguiendo las indicaciones que le han dado en planta: "Le esperan abajo". Al poner un pie en la calle, cinco personas trajeadas salen de sus respectivos coches y se le acercan. Parece una emboscada, pero son comerciales de las empresas funerarias.

"Hay gente que se lo toma de malas maneras", admite Israel Ortega, de 42 años, que trabaja de comercial de funerarias desde hace 13 y relata él mismo esa anécdota. "Los agentes comerciales estamos en los hospitales normalmente en sitios apartados, porque estamos mal vistos por la gerencia. Nuestro trabajo es esperar a que bajen las familias y explicarles nuestros servicios. Algunas veces la gente comprende la situación y ve necesario que le demos esa información, otras veces… nos ven como unos cuervos, es un poco complicado".

Los comerciales de las funerarias son la primera línea de la "industria que vive de la muerte", como la definió Benito Pérez Galdós en 1865, en una novela sobre un brote de cólera en Madrid. Actualmente, las empresas de servicios funerarios emplean en la Comunidad de Madrid a unos 1.900 trabajadores, excluyendo a los de la funeraria municipal.

Los empleados del sector, desde enterradores a conductores y montadores, denuncian una extendida precariedad laboral en un sector que carece, hasta la fecha, de convenio propio, cuyas negociaciones entre patronal y sindicatos dieron comienzo este lunes. Al estigma social que en muchos casos sufren quienes trabajan con los muertos, se unen la carga emocional propia de este empleo y lo que los sindicatos consideran bajos salarios y una alta carga de trabajo.

"Las condiciones nuestras son desde toda disponibilidad del mundo hacia las empresas, casi todos los domingos o los sábados tienes que trabajar sin ningún tipo de compensación", declara Ortega. "Lo que es la conciliación se va a la mierda gratuitamente".

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Testimonio precariedad en las funerarias. Israel
Israel Ortega trabaja como comercial de una funeraria y admite que su trabajo, en ocasiones, no es bien recibido por los clientes.
Jorge París
"Los agentes comerciales estamos en los hospitales normalmente en sitios apartados, porque estamos mal vistos por la gerencia"

Un sector sin regulación

"Lo peor que tiene un sector no regularizado como este es que los trabajadores están a disposición de la empresa las 24 horas al día, si eso se pagara, pues por lo menos te lo pagan, pero no hacen nada para compensar esa situación", declara Jesús Corrales, responsables de convenios de la Federación de Sanidad de CCOO, sindicato mayoritario en la mesa de negociación del convenio que se constituyó el lunes.

El sector llegó a tener, en 2021 un convenio en la Comunidad de Madrid, como lo tiene en otras provincias, que mejoraba ostensiblemente las condiciones de los trabajadores. Se regularon las jornadas, los pluses por nocturnidad, el pago por kilómetro a los conductores, las horas extra, las funciones específicas de cada categoría profesional y vinculaba las subidas salariales al IPC. El convenio, sin embargo, fue declarado nulo por un fallo de forma -al no estar presente en las negociaciones UGT- y los trabajadores, según denuncia CCOO, tuvieron que devolver el dinero que habían cobrado de más durante los tres meses que estuvo en vigor.

"Ahora, otra vez, no hay categorías divididas con funciones, así que todos hacen de todo y los sueldos son muy bajos, porque, cuando una empresa no paga, las demás tampoco y, como nadie quiere dar el primer paso, todas se autoalimentan con el argumento de: 'Si pago más estoy perdiendo cuota de mercado'", añade Corrales, que subraya la gran diferencia de condiciones entre la empresa municipal y las privadas. "El problema de las empresas privadas es que hay mucho dinero, pero siempre se lo lleva el mismo".

Desde la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), principal patronal del sector, se asegura que no son "conscientes de que se produzcan estas situaciones", en alusión a los abusos denunciados por los sindicatos y, por medio del presidente de su comisión laboral, Josep María Mons, subraya que "las empresas de servicios funerarios nos regimos y actuamos según la legislación laboral vigente".

¿Podrá un nuevo convenio mejorar la satisfacción de los trabajadores del sector? "Panasef apuesta siempre por la mejora de las condiciones de trabajo del colectivo funerario, por un empleo de calidad. Por ello, las empresas de servicios funerarios, en los convenios pactados anteriormente, están realizando un gran esfuerzo para alcanzar el bienestar de sus trabajadores y la viabilidad empresarial", defiende Mons.

Un trabajo que pasa factura en la cabeza

Abraham Espada, de 39 años, lleva trabajando casi dos décadas como montador conductor en una funeraria. Ha tenido que recoger cadáveres en todo tipo de circunstancias y acondicionarlos para que sus familiares pudieran velarlos en el tanatorio de la forma menos traumática. Hay un día en especial que no podrá olvidar.

"Yo soy padre de una niña de cinco años y tengo una imagen que no se me olvida. Cuando fui a una casa en el barrio de La Ventilla y me abrió la puerta un padre con un bebé cogido en brazos. Tú intuyes que ese bebé es el fallecido, pero tienes que tener un tacto brutal a la hora de decirlo", declara Espada, que admite que las bajas por ansiedad no son extrañas en su gremio. "Todo eso, llegas a casa y te pesa, claro que te pesa".

Su trabajo, más allá de las exigencias físicas, tiene, según asegura, un gran impacto psicológico ante el que no todo el mundo es capaz de responder y para el que no existe ningún tipo de preparación previa.

"Estas empresas están infravalorando lo que es el trabajo de un funerario, se piensan que este trabajo lo puede hacer cualquiera y no todo el mundo vale. A mi empresa ha entrado mucha gente nueva y han durado un día, dos días o una semana y no quieren volver", declara Espada, que también relata episodios de amenazas por parte de familiares de fallecidos y describe lo vivido en la pandemia como un "holocausto", con cadáveres que llegaban a "pudrirse" por el tiempo que transcurría hasta su incineración.

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Testimonio precariedad en las funerarias. Abraham
Abraham Espada es montador y conductor de una funeraria y asegura que lo que tiene que ver en su trabajo le pesa, en muchas ocasiones, al final del día.
José González
"A mi empresa ha entrado mucha gente nueva y han durado un día, dos días o una semana y no quieren volver"

Todo ello, según su relato y la prueba de una nómina de una compañera contratada recientemente en su mismo puesto, por un salario apenas superior a los 1.000 euros mensuales. "Desde hace tres años o así ha habido una variación de sueldos a la baja, porque han quitado los pluses de montaje. Hay compañeros nuevos que me enseñan sus nóminas y me preguntan si me parece normal y yo les pregunto: '¿Os están pagando esto? ¿Qué haces aquí? Si ganas menos que un frutero y un frutero está cargando fruta, tú estás recogiendo fallecidos de cualquier tipo de edad, en cualquier circunstancia, con olores, homicidios, personas que se han suicidado delante de un tren… es algo que el día de mañana te va a pasar factura en la cabeza'".

Multifunción y jornadas interminables

"Yo hago un todo incluido por 1.000 euros". Así define su empleo Miguel Lillo, un funerario judicial polivalente de una funeraria que trabajó por primera vez en el sector hace 25 años y que ahora ha regresado hace cuatro tras un tiempo haciendo otros trabajos. "Este trabajo antes no lo quería nadie y, de pronto, la gente empieza a quererlo, hay gente incluso que hace prácticas y está un mes currando gratis", declara Lillo.

Su multiplicidad de funciones, que van desde recoger cuerpos a conducir coches fúnebres hasta las cuatro esquinas del país, pasando por hacerse cargo del control de los hornos crematorios, son otra de las consecuencias de la falta de regulación del sector en la Comunidad de Madrid y que no ocurren en otras zonas de país donde sí existe un convenio sectorial.

"La jornada es un no parar, como si fuera una fábrica, si estás cremando, cuando terminas, te vas a hacer un entierro, das entrada a fallecidos, luego, a acondicionar, como no tenemos personal, también hay que ir a por el fallecido…", relata Lillo. "No puedo hacer mi función bien, tengo que hacerlo todo deprisa y corriendo, dejar el horno crematorio para ir a hacer otras tareas o, al acondicionar un cadáver, tienes que dejarlo presentable para las familias, si no tengo un tiempo razonable para hacer eso, la familia, cuando vea a esa persona, le va a resultar desagradable".

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje precariedad en las funerarias. Miguel
Miguel Lillo ha vuelto a trabajar en el sector de las funerarias después de varios años fuera y considera que las condiciones han empeorado notablemente últimamente.
Jorge París
"Al acondicionar un cadáver, tienes que dejarlo presentable para las familias, si no tengo un tiempo razonable para hacer eso, la familia, cuando vea a esa persona, le va a resultar desagradable"

Esa alta responsabilidad es lo que, para los empleados de funerarias como Lillo, marca la diferencia entre su trabajo con el de otros sectores. "En ningún otro sector tienes la responsabilidad que tienes en este, aquí no hay cagada pequeña, si te equivocas vas a la calle", expone el funerario. "No hay una cosa que no hagamos aquí que no sea muy muy importante y ganamos 1.000 euros".

Los olvidados del sector

La situación de precariedad, según denuncia CCOO, no se limita a los funerarios y abarca al personal administrativo, recepcionistas, personal de limpieza y, el último eslabón de la cadena funeraria: los enterradores.

"Generalmente ni yo ni ningún enterrador del sector está contento, somos los olvidados del sector funerario porque las empresas no valoran nuestro trabajo, tragamos mucha mierda y eso nadie lo ve", declara Enrique González, de 38 años, operario de cementerio desde hace tres. "El otro día tuve que hacer una reducción -vaciado de una sepultura para liberar espacio- con un cuerpo de 13 años ya enterrado que estaba medio entero, por la conservación del cuerpo y la humedad aparecen líquidos o carne humana podrida y eso nos lo tenemos que comer y nadie lo ve. Nadie te prepara para eso".

Si bien, entre los operarios de cementerio las funciones sí están bien definidas -enterrar, inhumar, vaciar tumbas y limpiar el cementerio- la mejora salarial es su gran reivindicación de cara al nuevo convenio.

"La media que cobra un enterrador son 16.300 anuales, al borde del salario mínimo -15.120 euros brutos anuales-, y para trabajar sábados, domingos, festivos, es un sueldo muy muy precario que no da para vivir", se lamenta González. "Tenemos la esperanza de que, en el nuevo convenio, al menos, se hable de nosotros, porque sentimos que nadie nos valora, nadie nos ve y creo que somos una pieza del servicio de las más importante porque somos los últimos que terminamos con ese fallecido y, si nosotros fallamos, todo el trabajo se va al garete".

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